Tendrá sólo seis diputados.
La Unión Cívica Radical (UCR) se encuentra en una encrucijada histórica tras los recientes resultados electorales que han dejado al partido con solo seis diputados propios en el Congreso. Este panorama marca un retroceso legislativo sin precedentes que se suma a las derrotas sufridas en las elecciones locales en la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma. La situación ha llevado a los dirigentes a reflexionar sobre la necesidad de redefinir su estrategia y sus alianzas políticas, en especial la posibilidad de acercarse a La Libertad Avanza (LLA), el nuevo partido liderado por Javier Milei.
El presidente de la UCR, Martín Lousteau, está a punto de dejar su cargo en diciembre, y su salida podría abrir un nuevo capítulo en la búsqueda de un liderazgo que unifique las distintas facciones internas del partido. La crisis actual ha sido descrita por algunos como la más grave desde la recuperación de la democracia, con un partido que, en su mejor momento, logró posicionar a un presidente y contar con una bancada de 129 diputados. Ahora, enfrenta una polarización que complica su supervivencia.
El debate interno gira en torno a si el partido debe continuar defendiendo su identidad histórica o alinearse más estrechamente con Milei. Mientras algunos sectores proponen una alianza pragmática, otros advierten sobre el riesgo de perder la esencia del radicalismo. Esta dicotomía se verá reflejada en las elecciones internas que definirán la nueva conducción del partido, que se celebrarán en diciembre.
Las recientes elecciones nacionales han dejado claro el debilitamiento de la UCR, que solo logró triunfar en cuatro provincias y sufrió pérdidas significativas en varias de ellas, a pesar de haber formado alianzas con La Libertad Avanza. En Corrientes, el gobernador Gustavo Valdés se perfila como un posible sucesor de Lousteau, aunque aún no ha manifestado su interés públicamente. En contraste, otros líderes provinciales como Maximiliano Pullaro y Alfredo Cornejo están evaluando su posición en este nuevo escenario.
La fragmentación interna del partido ha debilitado su presencia en el Congreso, donde la UCR apenas conservará tres legisladores. Esta situación se debe, en gran parte, a la falta de un liderazgo claro y a las divisiones entre las distintas corrientes que coexisten dentro del radicalismo. Algunos críticos apuntan a Lousteau y su corriente Evolución como responsables de las internas que han llevado al partido a esta crisis.
Con la mirada puesta en el futuro, los líderes de la UCR son conscientes de la necesidad de adaptarse a un electorado cambiante y de encontrar nuevas alianzas para recuperar su competitividad. La reconstrucción del partido y la búsqueda de un nuevo liderazgo son tareas urgentes que deberán abordar en los próximos meses si aspiran a recuperar su relevancia en el panorama político argentino.
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