Mientras Javier Milei estrechaba lazos con Donald Trump, Kicillof se alineaba con líderes del comunismo continental en NYC.
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, volvió a quedar en el centro de la polémica internacional tras posar en Nueva York con el presidente de Chile, Gabriel Boric, mostrando la bandera oficial de la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena, adoptada en 1997 y que incluye dentro de su alcance territorial la zona antártica que Argentina reclama como propia.
La imagen fue interpretada como una afrenta simbólica a los intereses nacionales y un gesto de condescendencia hacia las pretensiones chilenas en la disputa por la soberanía antártica. El episodio se produjo en el marco de su participación en la “contracumbre” de líderes latinoamericanos de izquierda, donde Kicillof coincidió con el dictador Luiz Inácio Lula da Silva, Gustavo Petro, Yamandú Orsi, Pedro Sánchez y el propio Boric.
El mandatario provincial viajó acompañado por su ministro de Gobierno, Carlos Bianco, y permaneció fuera de su distrito mientras la vicegobernadora Verónica Magario quedó a cargo del Ejecutivo bonaerense. Según informó la periodista María Belén Robledo, la comitiva también buscó “explorar diversas posibilidades de cooperación” para la provincia, aunque el episodio de la bandera opacó cualquier gestión diplomática.
Durante su exposición en el encuentro “En Defensa de la Democracia: Combatiendo el Extremismo”, Kicillof aprovechó para embestir contra el exitoso gobierno de Javier Milei: “La Argentina de Milei es un verdadero caso de estudio, por no decir para nosotros, que vivimos esta situación tan bizarra, es una verdadera vergüenza nacional”.
No se limitó a la economía: volvió a cargar contra la Justicia defendiendo a la nefasta condenada Cristina Fernández de Kirchner. “Pedimos aquí que cese la condena injusta de la compañera Cristina”, reclamó, agregando que “la democracia es formal y vacía cuando no logra la igualdad, la equidad y los derechos para las mayorías populares”.
Mientras tanto, en un contraste elocuente, Milei se reunía en paralelo con Donald Trump, quien lo elogió por enfrentar “el desastre total heredado” y por su “coraje para rescatar a la Argentina”. Además, el presidente libertario obtuvo un fuerte respaldo financiero del Tesoro de los Estados Unidos, lo que marcó la diferencia entre ambos liderazgos.
Mientras Milei fortalece lazos estratégicos y credibilidad internacional, Kicillof se fotografía con símbolos que hieren la causa soberana argentina y se rodea de presidentes de la izquierda continental. El traspié con la bandera chilena expuso nuevamente la torpeza diplomática del gobernador bonaerense, quien buscó proyectarse en el escenario internacional pero terminó enviando un mensaje contradictorio respecto de los intereses nacionales en la Antártida.
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