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Leernos tiene sus privilegios

El Congreso ya se sabía indomable; ahora también lo son los mercados

Ya había señales previas, pero el resultado bonaerense del 7S dejó desnudo al gobierno, que hoy aparece débil y, sobre todo, falible. Las palizas legislativas ya son una constante que no solucionará ni una opinable buena jornada el 26 de octubre, pero la inquietud embarga el área donde más sólido se mostraba: la economía.

En el inicio nomás de la sesión, la oposición en Diputados le mostró al oficialismo que venía dispuesta a darle la paliza más contundente que pudiera, sin ningún miramiento. Y en una jugada sorpresiva, con la prepotencia de los números que semejante jornada le proporcionaban, se dio el lujo de reunir el quórum tan rápidamente que no le dio tiempo al presidente de la Cámara a sentarse en su sitial. Rápida de reflejos -en una maniobra seguramente prevista de antemano- la vicepresidenta primera Cecilia Moreau se sentó prestamente en su lugar y fue quien dio inicio a la sesión.

Fue algo tan legal como innecesario, pero sirvió para encender la algarabía de la bancada de Unión por la Patria que desde el 7 de septiembre siente que se le abrieron las expectativas que hasta hace poco estaban invernando.

Fue apenas un botón de muestra de que la oposición venía dispuesta a ser implacable con un oficialismo marcado por su adversidad numérica y capacidad legislativa y castigado este año en cada sesión. Esa falta de coordinación en el seno del oficialismo volvería a verse poco después, cuando el jefe del bloque libertario hizo un tardío intento por evitar el inicio del debate sobre los vetos a la Emergencia en Pediatría y el Financiamiento Universitario. Ofreció aplicar la actualización de los recursos destinados a la educación previstos en el Presupuesto 2026 este mismo año, en los meses de octubre, noviembre y diciembre.

“No hay discusión retroactiva del presupuesto”, le respondió implacable la radical Danya Tavela. El jefe del bloque libertario no volvió a hablar en el resto de la jornada, tal es el (deslucido) protagonismo del oficialismo en las sesiones.

El día anterior la oposición se mostraba cautelosa. En privado, admitían su optimismo respecto de la emergencia en el Garrahan, pero no se arriesgaban a garantizar una victoria con las universidades. Todo cambió cuando por la noche se conoció un video del exgobernador misionero Oscar Herrera Ahuad, primer candidato a diputado nacional del oficialismo local, llamando a los diputados de esa provincia a votar “a favor de las universidades públicas”. Esos cuatro votos serían decisivos, pero ya se sabe que el que manda en la provincia es Carlos Rovira, quien instruye a sus legisladores recién al filo de cada votación a través de un críptico sistema de mensajería, por lo que nada estaba garantizado. Aunque ya casi no quedaron dudas cuando se vio a los ocho diputados de Innovación Federal (una bancada alineada con los gobernadores de Misiones, Salta y Río Negro) sentados temprano para dar quórum.

El papel de los gobernadores fue determinante en la sonora derrota del Gobierno. Mal comienzo de gestión del flamante ministro del Interior, Lisandro Catalán, al que el presidente deberá empoderar lo suficiente si espera que sus negociaciones vayan a tener algún resultado positivo. Ni siquiera tuvieron efecto los ATN que soltó en los días previos a la votación para cuatro provincias, entre ellas Misiones, que recibió la partida mayor (4.000 millones de pesos).

Los gobernadores están enojados con Javier Milei, que acaba de vetar la ley sobre el reparto de ATN que el Senado volvió a votar favorablemente con holgura. Ahora es el turno de los diputados, que a priori no deberían poder insistir, ya que cuando se aprobó hubo 90 votos en contra (más de un tercio). Sin embargo nada está dicho, ya que el 7 de septiembre cambió todo. Todas las votaciones repetidas desde entonces en Diputados engordaron su número. Al punto tal que algunos querían tratar ya mismo, el próximo miércoles, el veto por los ATN, aunque prevaleció la postura de quienes sugirieron postergar todo una semana, cuando ya tengan lista la reforma de los DNU, el proyecto al que más le teme el Gobierno, pues en caso de aprobarse y prevalecer el veto correspondiente, la administración libertaria se vería privada de una herramienta clave para el tipo de gobierno que pretende Milei.

Porque saben muy bien el presidente y su círculo de confianza que ni la mejor elección que pudieran hacer en octubre le permitirá al Gobierno contar con el número suficiente para dominar la agenda. Es más, la estrategia de LLA hace prever que crezcan a partir de diciembre los extremos, lo que alejará más al Gobierno de conseguir eventuales acuerdos: los bloques del medio serán las principales víctimas de la polarización que promueven Karina Milei y compañía. En Paraguay, Milei señaló esta semana en tono de campaña que la gente debe “entender que no hay terceras vías en este camino. Cualquier opción moderada es funcional al sistema decadente que con tanto esfuerzo estamos dejando atrás”.

En ese contexto, el Gobierno se propone ejercer la gestión a fuerza de vetos y decretos. Un cambio de la Ley 26.122 (que rige los DNU) trastocaría tales planes.

Es lo que están viendo quienes vienen expresando su diagnóstico a través de los mercados. En la elección provincial bonaerense que el Gobierno nacionalizó quedó claro que en el mejor de los casos el Gobierno nacional podrá reducir un poco la enorme distancia que el peronismo le sacó a La Libertad Avanza en ese distrito. Y las encuestas que auguraban un escenario parejo en PBA eran las mismas que anticipaban un mapa del país color violeta para el 26 de octubre. Hoy todos dudan de ese diagnóstico y será difícil para el oficialismo diseñar un relato de victoria para ese día.

La Libertad Avanza descuenta una victoria en CABA, y aspira a una derrota al menos módica en provincia de Buenos Aires, que necesitatís emparejar con un triunfo holgado en Córdoba, un distrito que creía propio, pero que hoy ya duda de todo. Por eso visitó esa provincia el presidente el viernes, donde dejó de lado la moderación que había mostrado el lunes en la presentación del Presupuesto 2026. “Están cagados”, dijo sobre sus enemigos, a los que atribuyó recurrir a “operetas y mentiras de chimenteras”, cuando habló de los audios de Diego Spagnuolo, que justamente otro libertario, Fernando Cerimedo, acaba de confirmar. Era un mal día para hacer campaña, con un dólar escalando por encima de los 1.500 pesos y habiendo vendido el Banco Central ese viernes 678 millones de dólares, la mayor intervención diaria de los últimos seis años. En tres días, el Gobierno de Milei liquidó más de 1.100 millones de dólares en el mercado cambiario.

Con un riesgo país propio de 2001, el presidente no tuvo mejor idea que mencionar a De la Rúa… “Cuando le empezaron a torpedear el barco a Fernando de la Rúa fue porque quiso hacer la reforma laboral. No sea cosa que los que están torpedeando de atrás sean los mismos”, dijo el presidente en la Bolsa de Comercio de La Docta. Hay nombres que es preferible no citar.

Pero dicho sea de paso, la reforma laboral no avanzó en estos dos años por decisión del Gobierno, no porque no tuviera los votos. La decisión evidente de los estrategas libertarios fue todo este tiempo resignar la iniciativa legislativa, salvo con la Ley de Bases. Quizá como para justificar el papel negativo que le quería asignar al Congreso y explicar la necesidad de contar con más legisladores para conseguir sus objetivos, a partir de 2026. Así, perdió dos años.

El “círculo rojo” tiene enormes dudas sobre el destino de esta administración. El presidente ya no luce imbatible como antes, desde que comenzaron a entrarle las balas. El escándalo $LIBRA se diluyó por tratarse de una cuestión difícil de comprender, pero lo de las coimas en la ANDIS lo entendieron todos, sea o no cierto. La salida del cepo fue impecable, pero en cuatro días el tipo de cambio se devaluó esta semana 40%. Semejante derrota electoral como la bonaerense y tan tremenda corrida bancaria exigen cambios urgentes que el presidente no hará: no tocará a su hermana, y en cuanto a la economía… ¿puede haber un ministro fusible, siendo el presidente el principal articulador y defensor de su política principal?

Los que esperan para comenzar a hundir dinero en la Argentina aguardan el resultado de estas elecciones, y prematuramente vislumbran que no será lo que se anticipaba hasta hace pocos días. Eso se traduce en que difícilmente vayan a prosperar las reformas que se esperaban para la segunda mitad del mandato.

Muy por el contrario, en este Congreso intratable para el Gobierno, lo que viene para después del 10 de diciembre debería encender alarmas en el oficialismo y el establishment, pues -de mínima- el peronismo redoblará la apuesta con el objetivo de quedarse con las principales comisiones. Al menos arrebatárselas al mileísmo. Incluso puede que, según lo que suceda el 26 de octubre, quieran ir por más, directamente las presidencias de las cámaras. Como con De la Rúa.

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