Servicio Privado de Información

Leernos tiene sus privilegios

Un salvavidas imprevisto que evitó el naufragio, pero que obliga a ganar en octubre

Un mensaje del secretario del Tesoro norteamericano frenó la corrida y revirtió el clima en los mercados, con promesas de un swap por 20 mil millones de dólares y nuevas líneas de apoyo. El alivio llegó con condiciones: el respaldo de Washington está atado a un triunfo electoral del oficialismo. En el Congreso, la oposición exige control parlamentario sobre cualquier acuerdo y prepara embates legislativos que podrían volver a complicar la agenda libertaria.

“Les volvió el alma al cuerpo”, graficó una fuente legislativa de la oposición, cuando en el Congreso se le preguntó cómo veía al oficialismo a partir de las novedades provenientes del gran país del Norte. No era para menos; de estar pidiendo la hora el viernes anterior, con la certeza de que solo el abismo estaba por delante, la semana arrancó el lunes con un panorama diametralmente distinto en los mercados.

Previamente, el fin de semana se había advertido sobre la necesidad de tomar medidas drásticas para evitar que el lunes todo volara por los aires. Lo que ni las mentes más frondosas imaginaban era que el mismísimo secretario del Tesoro de los Estados Unidos saliera personalmente ese día al rescate de la Argentina con un mensaje en las redes sociales que los mercados encontraron suficiente para cambiar radicalmente el clima: “Argentina es un aliado de importancia sistémica para Estados Unidos en América Latina, y el Tesoro está listo para hacer lo que sea necesario dentro de su mandato para apoyar a la Argentina”, señalaba un párrafo del largo posteo de Scott Bessent.

Ya en abril de este año, el influyente funcionario había visitado nuestro país en medio de las negociaciones con el FMI, el Banco Mundial y el BID. Ya en esa oportunidad se especuló con su objetivo de avalar el acuerdo con organismos internacionales y explorar nuevas líneas de financiamiento directo desde el Tesoro estadounidense. Finalmente, y a instancias del presidente Donald Trump, se acaba de oficializar el enfático respaldo de ese país al Gobierno de Javier Milei. Y decimos “al Gobierno de Javier Milei” porque el mensaje de la administración republicana deja totalmente claro que el objetivo es que Milei gane las elecciones y que en caso de que así suceda se accionarán las medidas anunciadas. Por lo que ha podido saberse, el Gobierno de Trump está dispuesto a asistirnos con un swap de monedas de 20 mil millones de dólares, compra de bonos argentinos y un crédito stand-by. Lo que sea necesario.

“Cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía”, dice el dicho popular que calza justo para la ocasión, por lo que numerosas voces se elevaron para pedir explicaciones. Sobre todo en el Congreso, escenario de sucesivas y contundentes derrotas recientes para el Poder Ejecutivo, donde el primogénito de los Kirchner, presentó un proyecto para reafirmar las atribuciones exclusivas del Congreso en materia de endeudamiento y tratados internacionales, de modo tal que cualquier acuerdo con el Tesoro de los Estados Unidos sea sometido a la aprobación legislativa. Paralelamente, el diputado Itai Hagman -un hombre cercano a Juan Grabois– pidió directamente la interpelación de Luis Caputo. Fueron solo un par de los pronunciamientos que se conocieron frente a las noticias provenientes de los Estados Unidos, donde mientras tanto el presidente Javier Milei recuperaba la sonrisa del mismo modo que la centralidad.

Por primera vez al menos desde el 7 de septiembre, el Gobierno volvía a tener el dominio de la agenda. Fue justamente en una semana en la que en el Congreso se tomó una tregua prevista para volver a sesionar miércoles y jueves, en Diputados y el Senado, respectivamente. Para la Cámara baja, con una agenda que incluye el rechazo del veto a la ley de redistribución de los ATN y, sobre todo, convertir en ley la norma que rige los DNU: un tiro al corazón de la estrategia legislativa del gobierno libertario. Un proyecto que modifica la ley impulsada por Cristina Kirchner en 2006, que hoy cuenta con la anuencia de la exmandataria para que sea modificada -visto bueno relacionado con su certeza de que no volverá a ser presidenta-. Esa ley saldrá, como también es seguro que Milei la vetará y la resolución sobre el veto quedará para después del 26 de octubre. Probablemente el destino de la Ley 26.122 dependa del resultado de ese día.

En el caso de la Ley de ATN, dependerá de los gobernadores y el renovado poder negociador del Gobierno para frenarlo. Por lo pronto, es muy probable que el tema no alcance inicialmente los 2/3 necesarios para debatirlo sobre tablas y la resolución también se postergue.

Como sea, lo cierto es que la celeridad legislativa opositora se ralentizó cuando el viernes no salió la convocatoria prevista para sesionar el 1° de octubre. Con lo cual, no es seguro que haya sesión ese día; dependerá de que se pongan de acuerdo con el temario. Un factor que habría complicado el acuerdo en el seno de la oposición sería la intención de algunos de incluir la moción de censura contra Guillermo Francos por la inédita decisión de promulgar la Ley de Emergencia en Discapacidad suspendiéndola al mismo tiempo. Hay en la oposición voces que cuestionaron ir contra el único funcionario del Gobierno que realmente dialoga.

Sería otro hecho inédito para la administración mileísta: jamás el Congreso destituyó a un jefe de Gabinete. Previendo tal alternativa, desde el Gobierno ya adelantaron que si eso sucediera el presidente podría volver a designarlo. Por eso el constitucionalista Félix Lonigro sugirió la alternativa del juicio político, que incluye inhabilitación para ocupar cargos. “No puede ser de otra manera, porque no tendría absolutamente ningún sentido que el Congreso pudiera remover por Moción de Censura y que al día siguiente el removido sea repuesto en el cargo por el primer mandatario”, señaló. Se trata de un trámite muy engorroso que nadie imagina vaya a ponerse en marcha.

El conflicto se desató cuando el Gobierno promulgó el lunes 22 la Ley de Discapacidad, luego de que el veto fuera rechazado, pero la suspendió argumentando que el Congreso debía establecer las fuentes de financiamiento. La oposición plantea como contrasentido que ese mismo día el Gobierno dispuso suspender toda percepción de retenciones transitoriamente, lo cual implicó una pérdida de recaudación de mil millones de dólares.

A propósito de las retenciones, la medida fue dispuesta hasta el 31 de octubre, pero con el objetivo de que se liquidaran 7.000 millones. Lo cual se consiguió en apenas tres días, y el beneficio para el campo se suspendió. Así, la ilusión que entusiasmó a los productores fue efímera y se tradujo en fuertes críticas pues terminó beneficiando a un puñado de cerealeras.

En rigor, no tenía mucho margen el Gobierno pues el miércoles el secretario del Tesoro había dejado las cosas en claro al señalar que “estamos trabajando con el Gobierno argentino para poner fin a las exenciones fiscales para los productores de materias primas que conviertan divisas”. Previamente Scott Bessent había recibido el reproche de la American Soybean Asociation, que se quejó porque Estados Unidos no estaba realizando ventas de soja a China por los aranceles de represalia del 20% impuestos por China en respuesta a los aranceles impuestos por Trump. Lo cual beneficiaba a Brasil y Argentina, que se apoderaban del mercado. En ese contexto, declaró la ASA, “los agricultores leen titulares que no hablan de cerrar un acuerdo comercial con China, sino de que el Gobierno estadounidense está otorgando 20.000 millones de dólares en apoyo económico a Argentina, mientras que este país reduce sus impuestos a la exportación para vender 20 cargamentos de soja argentina a China en tan solo dos días”.

El acuerdo con Estados Unidos metió al Gobierno de nuevo en carrera: ningún oficialismo puede ser competitivo electoralmente con el dólar desbocado. Milei puede regodearse de que su afinidad declarada y hasta sobreactuada con su par estadounidense ha dado resultados. Eso sí, de lo que no quedaron dudas es que lo que tranquilizó a los mercados no fue la palabra de Luis Caputo, sino la de su par norteamericano. Como así también que la infalibilidad de la que se regodeaba hasta ahora el líder libertario ha quedado en tela de juicio.

En este contexto, la pregunta que ninguno de los periodistas afines que acceden al presidente le hará es muy simple: ¿si el programa de su gobierno es -o era- tan sólido, porqué tuvo que venir Washington a salvarnos? ¿Acaso los “econochantas” tenían razón?

La realidad es que, como hemos dicho, la ayuda del Tío Sam está supeditada al triunfo de Milei en las elecciones. A menos que se tomen literalmente las palabras de Trump y el crédito se estire hasta la eventual reelección del presidente argentino, que fue de lo que habló el presidente de los Estados Unidos. En este caso, son elecciones legislativas, en las que no necesariamente quien tenga más votos sea el ganador. Habrá que ver en definitiva cuál es la sensación que acompaña el resultado de ese domingo.

Porque un resultado victorioso de La Libertad Avanza elevaría el número de diputados de esa bancada a 80, en el mejor de los casos. Con un espacio de aliados que apenas superaría la veintena. Ni hablar si le fuera mal, pues no llegaría a los 70 diputados. En uno y otro caso, el Gobierno deberá reeditar desde diciembre el espíritu de la Ley de Bases para alcanzar los apoyos necesarios que necesitará para implementar los cambios que, en gran medida, se perdió de adelantar durante sus primeros dos años.

Parlamentario.com