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Leernos tiene sus privilegios

Cardinali y Musso, rivales de siempre, ahora trabajando juntos para Schiaretti

El intendente de Cosquín aceptó una foto incómoda y crecen las sospechas sobre el verdadero alcance de la disciplina partidaria

La política cordobesa entregó el fin de semana una postal tan llamativa como inesperada en la ciudad serrana de Tanti. Allí, en un encuentro encabezado por Juan Schiaretti, coincidieron el actual intendente de Cosquín, el kirchnerista Raúl Cardinali, y su predecesor, el socialista Gabriel Musso. Lo singular es que ambos, con una relación marcada por la rivalidad, compartieron el mismo espacio bajo el sello de Provincias Unidas.

La reunión tuvo como eje el turismo, con un discurso de Schiaretti que resaltó al sector como motor de empleo, inversión y proyección internacional. Sin embargo, lo que quedó flotando en el ambiente no fue el mensaje económico sino la foto política. El intendente y su antecesor, rivales en su ciudad, fueron presentados como parte de una misma estructura  en un esquema de fiscalización y territorialidad.

El gesto expone cómo el cordobesismo logró copar la escena política provincial al punto de reunir en una misma mesa a quienes en Cosquín se disputan el poder. A falta de oposición clara (y, ahora, más bien inexistente), Cardinali y Musso parecen transformarse en dos caras de una misma moneda. Una moneda que, curiosamente, gira siempre alrededor del liderazgo de Schiaretti mediante una servil obediencia a cada una de sus órdenes.

Fisuras internas que amenazan con multiplicarse

Aunque la postal de unidad pueda resultar funcional para la campaña, lo cierto es que la convivencia forzada abre interrogantes en la política local. Cardinali, alineado hoy con el oficialismo provincial, difícilmente acepte sin tensiones trabajar de la mano con alguien que buscará desplazarlo en las próximas elecciones.  Esto invita a pensar en que una eventual y progresiva implosión del cordobesismo podría suceder en cualquier momento.

En el entorno del intendente señalan que la imposición del cordobesisimo de coordinar con Musso puede despertar resistencias difíciles de contener. Más aún cuando esa misma imposición de juntar a rivales internos ya generó molestias en otras localidades cordobesas. La obediencia no siempre es automática y algunos intendentes ya lo expresaron públicamente con incomodidad.

La duda que surge es si esta estrategia, pensada para robustecer a Provincias Unidas, no terminará por destruir al cordobesismo desde dentro. En Cosquín, donde las diferencias son públicas y profundas, la postal de unidad puede convertirse en un detonante. Y lo que hoy se presenta como fortaleza podría derivar en una fractura del partido provincial.

Derechadiario.com