El 14 de noviembre por la noche, mientras se esperaban los resultados de las elecciones legislativas, Alberto Fernández informó que en la primera semana de diciembre enviaría un “plan plurianual” para negociar con el Fondo Monetario Internacional, pero nunca llegó.

Recién el 28 de enero, a más de un mes de frustrada la ley de presupuesto, Martín Guzmán anunció que ya había acordado con el Fondo con las metas fiscales y monetarias de su prometido plan, una baja gradual del gasto para alcanzar el déficit cero en 2025 y empezar a devolver el crédito al año siguiente, que detalló por año. Pidió un par de semanas para darle un cierre definitivo y enviarlas al Congreso para su sanción. 

El proyecto de ley recién llegó el viernes 4 de marzo con el memorándum económico adjuntado para ser aprobado sin chistar. El kirchnerismo, que lo resistía de antes, se sorprendió con algunas medidas como una suba de tarifas mayor a la anunciada y una revisión de la edad jubilatoria. Algunas ya se habían filtrado. 

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