Además de nombrarlo como su mano derecha, Karina Milei le otorgó a Eduardo “Lule” Menem el manejo de los rezagos de la Aduana. Un negocio millonario que puede incluir el remate de autos de alta gama, motos, medicamentos, electrónicos o calzado. ¿El primer paso en la colonización libertaria del organismo?

Dentro de una nueva alianza interna del gobierno de Javier Milei, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, le dio por decreto al subsecretario de Gestión Institucional, Eduardo “Lule” Menem, el manejo de los rezagos de la Dirección General de Aduana. Es decir, el manejo y posterior remate de toda la mercadería que queda incautada o no se permite ingresar al país por diversas irregularidades. Las subastas que resultan de rezagos suelen pasar por el Banco de la Ciudad de Buenos Aires, y abarcan desde automóviles (inclusive de alta gama) y tecnología (iphones, computadoras) hasta indumentaria y calzado, entre otros productos.

Según fuentes cercanas a la Aduana, que dirige Rosana Lodovico, estas mercaderías que quedan retenidas deben destinarse a remate, donaciones a entidades de bien público o a organismos públicos o a destrucción. Sin embargo, mucho material queda en una zona gris de sospechas porque aparece como destruido, pero se puede revender en un mercado opaco o poco transparente.
“Es una caja millonaria porque mucha mercadería suele comercializarse en un mercado negro”, señalan fuentes de la Aduana y de la AFIP en la más estricta reserva. Otras, sin embargo, le bajan el precio a la cuestión. “Los rezagos suelen ser manejados por Secretaría General o algún área de la Presidencia, pero a veces se priorizan donaciones a sectores de la sociedad que las necesiten”, apunta un funcionario de carrera del organismo. 
Hace tres semanas Karina Milei había nombrado a “Lule” Menem, como subsecretario de Gestión Institucional. En el decreto 232 del viernes último se le asignó a Menem la facultad de “dirigir, gestionar, supervisar el cumplimiento de las actuaciones referidas a los artículos 4 y 5 de la Ley 25.603 de Servicios Aduaneros”. Según fuentes de la Aduana, esos artículos se refieren al manejo de la Secretaría General con la división de Rezagos y Comercializaciones de la Aduana.
Por lo general esta división retiene la mercadería que ingresa por contrabando o no cumple con las condiciones de importación. En esa situación puede haber desde lapiceras, electrodomésticos, escobas, computadoras, motos o automóviles. Esa mercadería tiene que ir a donación o se tiene que destruir. En el caso de donaciones, la Secretaría General de la Presidencia lo puede donar a colegios, universidades, ONGs o entidades de bien público.
Esa mercadería también puede destinarse a organismos públicos del Estado nacional, provincias o municipalidades. “En la Secretaría General se recibe un listado de mercadería y ahí definen si se lo donan o lo destruyen”, señaló una fuente de la AFIP. La división Rezagos y Comercialización recibe toda la mercadería aduanera incautada o declarada irregularmente, o retenida por fraude marcario, esto es cuando se falsifican marcas, o si no cumple con las reglas del SENASA u organismos de control sanitario. “Hay mercadería que ingresa con marcas de ropa o deportivas que no responden a esas marcas y están falsificadas”, señalan en la Aduana.
También pueden ser incautadas por irregularidades sanitarias o por subfacturación o sobrefacturación. De ese modo, el organismo que tiene la potestad de determinar el destino es la Dirección General de Aduana, que depende de Lodovico. La mercadería que no puede tocar la calle, o es tóxica, se manda a destrucción. El resto queda en depósitos fiscales, a la espera un destino. Ese destino se lo otorga la Secretaría General de la Presidencia. Durante el gobierno de Alberto Fernández, lo gestionaba la secretaría de Asuntos Estratégicos.
Se supone que esa mercadería debe dirigirse al mismo Estado o a entidades dependientes o entidades sin fines de lucro, sindicatos, mutuales y ONGs. “Pero ahí está la tonga; se la das a una asociación civil sin antecedentes y hacen lo que quieren, y de 1000 productos venden 900, son fortunas”, señalan. “Algunas cosas las donan, otras las destruyen y van a remate y otras desaparecen misteriosamente”, dijo una fuente oficial que conoce los manejos aduaneros.
En los últimos tiempos, Karina Milei afianzó la relación con la familia Menem porque además de “Lule” Menem fortaleció el vínculo con Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, y desplazó a Ramiro Marra del entorno de Milei. De hecho, en virtud de esa fuerte relación de poder y de profunda amistad entre Karina Milei y “Lule” Menem derivó en como parte de la reconversión del Salón de las Mujeres en el Salón de los Próceres de la Casa Rosada la secretaria general de la Presidencia colocó en primer lugar el cuadro del ex presidente Carlos Menem.
“Karina es la que maneja quien entra y quién sale del entorno, mucho más que Milei que está solo en los temas económicos y de la gestión”, señalan en La Libertad Avanza. Marra fue desplazado por Karina Milei de la jefatura del bloque de legisladores porteños de la Libertad Avanza y colocó como jefa del bloque de legisladores porteños a María del Pilar Ramírez, una funcionaria ex La Cámpora que trabajó con Mariano Recalde en Aerolíneas Argentinas.
En la ley de Servicios Aduaneros, la 25.603, los artículos 4 y 5 son los que disponen la derivación de mercadería a entidades de bien público o a organismos públicos. Por ejemplo, el artículo 4 establece que los “alimentos, artículos para la higiene personal, ropa de cama y de vestir y calzado, todas ellas mercaderías básicas y de primera necesidad y medicamentos”, se pondrán a disposición de la Secretaría General de la Presidencia de la Nación.
Esto busca, señala, “que sean afectados para su utilización por algún organismo, repartición nacional, provincial o municipal u organizaciones no gubernamentales, cuando las condiciones de emergencia social del lugar lo aconsejen, con las formalidades prescriptas en la reglamentación del presente que oportunamente se dicte”.
En el artículo 5 de la ley señala que las “mercaderías que, como bienes finales o mediante su transformación, resulten aptas para el debido cumplimiento de las actividades asignadas a diversos organismos o reparticiones del Estado nacional, provincial o municipal”, la Aduana “las pondrá a disposición de la Secretaría General de la Presidencia de la Nación a fin de que sea afectada para su utilización por la repartición u organismo que al efecto se determine, incluyendo a sus planes o programas aprobados por autoridad competente y organizaciones vinculadas a la ejecución de los mismos; previo cumplimiento de las formalidades descriptas en la reglamentación del presente, que oportunamente se dicte”.

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