El fracaso en el Congreso mostró los límites del oficialismo. La rabia antifederal y la carta en la manga de los gobernadores. El pulso de la calle.

Todavía no había decidido lanzar su primera candidatura política, en 2021, cuando Javier Milei recibió una propuesta para participar en una charla que organizaba Jorge Yoma en la Universidad Nacional de Chilecito, en La Rioja. El conversatorio era sobre federalismo argentino. “A mí no me interesa ese tema, no lo entiendo. Lo mío es la macroeconomía”, le respondió el ahora Presidente al exsenador, para declinar la invitación.

Por Gabriela Pepe

La anécdota, un tema tal vez menor cuando Milei era un personaje nuevo para el mundo político y apenas soñaba con ser diputado por la Ciudad, es ilustrativa del choque frontal que como presidente tuvo con las provincias y lo obligó a asumir su primera derrota política, a apenas 47 días de su asunción.

La guerra abierta escaló sin pausa hasta el viernes por a noche, cuando el ministro de Economía, Toto Caputo, anunció el retiro del capítulo fiscal del proyecto de ley ómnibus, a sabiendas de que se encaminaba a una derrota segura en el recinto, mientras los gobernadores dialoguistas se plantaban en el rechazo al aumento a las retenciones, a la eliminación de la fórmula previsional, las diferencias en torno al destino del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses y la privatización de empresas públicas, entre otros puntos de discusión.

El conflicto dista de haberse cerrado. El anuncio de Caputo deja afuera de la discusión en el Congreso el capítulo fiscal, que incluye el punto de las retenciones, pero también elimina la posibilidad de coparticipar el blanqueo y la devolución del Impuesto a las Ganancias, que pedían las provincias. Caputo anunció que el Gobierno mantiene el compromiso de “equilibrar las cuentas fiscales, de alcanzar el déficit cero”. Ergo, si no tiene posibilidades de aumentar la recaudación, entonces hará un ajuste mayor, que afectará las transferencias a las provincias, tal como el propio ministro había advertido el miércoles, cuando escribió en redes sociales que analizaba las partidas que se transfieren a los distritos que se recortarían “inmediatamente” si alguno de los artículos económicos de la ley era rechazado. Se trata de un número cercano al 1,4% del PBI, según el cálculo que publicó la consultora Suramericana.

La lectura natural de los acontecimientos podría indicar que el Presidente chocó con la realidad y comprendió que no podría avanzar en la implementación de cambios tan profundos como los que pretende sin hacer acuerdos políticos, cuando cuenta solamente con 38 diputados y siete senadores propios. Pero Milei, que opina a través de los “me gusta” de su cuenta de Twitter, avaló la idea de que Caputo hizo una “jugada ajedrecística”, que significó un “triunfazo” para el oficialismo “en 45 días de gobierno sin mayoría parlamentaria”.

“Ahora hay que ver con qué vienen, por dónde van a recortar”, le dijo a Letra P el secretario de gobierno de una provincia que fue parte de las negociaciones con el Ejecutivo y presentó varias objeciones al texto. En esa línea habló el mismo viernes a última hora el diputado socialista santafesino Esteban Paulón. “Esto traslada el ajuste y las malas noticias a los gobernadores. La ley está complicada, vamos a ver si llegamos a sesionar martes y miércoles. Probablemente se va a estirar más”, advirtió.

La guerra por los recursos sigue abierta y los gobernadores todavía tienen cartas para jugar. La clave, según explica un referente de uno de los bloques dialoguistas, está en el artículo 180, que establece la vigencia del impuesto PAIS hasta el 22 de diciembre de 2024. “Si no lo extendemos por ley, se cae. Y lo vamos a coparticipar”, dice.

El otro punto en conflicto es el articulo 3, que establece la declaración de emergencia pública con su consiguiente delegación de facultades legislativas por parte del Congreso. El Gobierno pide que se extienda a nueve materias: económica, financiera, fiscal, previsional, de seguridad, de salud, tarifaria, energética y administrativa. Las provincias ya advirtieron. “Esto que sacan hoy, con las facultades delegadas, lo pueden volver a poner mañana. Sin ninguna duda. El Presidente ha dicho muchas veces que no estaba dispuesto a resignar ni un punto ni una coma”, dijo el vicegobernador de Río Negro, Pedro Pesatti, sobre la exclusión del capítulo fiscal.

Cuán lejos podrá llegar el Presidente con las facultades delegadas depende, otra vez, de la voluntad del Congreso, que tiene diferentes miradas según el bloque. Unión por la Patria (UP) y la izquierda ya se pronunciaron por el rechazo total. Los dictámenes que presentaron la Coalición Cívica, la socialista Mónica Fein Margarita Stolbizer reduce las materias y coinciden en el rechazo al tema previsional. La UCR tampoco acompañaría.

“No estoy de acuerdo con las facultades delegadas a ningún presidente”, dijo el viernes el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés. El espacio Hacemos Coalición Federal, que conduce Miguel Ángel Pichetto, también propone acotar las materias. La Corte Suprema tiene dicho que la delegación legislativa en materia tributaria es inválida. En el fallo Selcro, de 2003, señaló que “los aspectos sustanciales del derecho tributario no tienen cabida en las materias respecto de las cuales la Constitución Nacional autoriza, como excepción y bajo determinadas condiciones, la delegación legislativa en el Poder Ejecutivo”. Restan cuestiones medulares que se definirán en el recinto, como lo que respecta a las jubilaciones y las privatizaciones.

Por voluntad de las provincias que la componen

“Esto es lo nuevo. Milei no entiende que este es un país federal, que se construyó sobre la base de provincias que se unieron para formar un Estado nacional. Quiere instaurar una idea de que es al revés. Parten de una idea que nunca se vio, que es deliberadamente querer perjudicar a las provincias y a los municipios. Entonces, toda la negociación tiene mala fe”. En diálogo con Letra P, un gobernador que discutió durante toda la semana con la Casa Rosada explica así uno de los puntos centrales del conflicto entre las provincias y la Nación.

El Ejecutivo no lo contradice. “Los gobernadores son unos vivos bárbaros, defienden la suya. Están acostumbrados a que el ajuste lo haga la Nación y no las provincias. Siempre lo mismo. Cuidan su quintita”, apuntan en la Casa Rosada. El ahora exministro de Infraestructura Guillermo Ferraro salió eyectado esta semana, después de haber sido señalado como el supuesto responsable de la filtración de una polémica declaración del Presidente contra los gobernadores durante la reunión de Gabinete. “Los voy a dejar sin plata, los voy a fundir a todos”, dijo Milei según publicó el diario Clarín.

Más allá de la salida de Ferraro –que en realidad obedeció, según otras versiones, a su interna con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse-, la Casa Rosada no hizo ningún esfuerzo en desmentir la frase presidencial, que desató una guerra de amenazas mutuas. Furioso, el vicegobernador de Río Negro advirtió que “las provincias podrían dejar al Gobierno sin petróleo, gas y energía hidroeléctrica”. Más tarde, el chubutense Ignacio Torres (PRO) le dijo al Presidente que “no tire más de la soga” y respondió al apriete con una negación que podría interpretarse en sentido inverso. “Nosotros no lo amenazamos con cortarle la llave del gas”, apuntó. Por lo bajo, las advertencias subieron de tono. En diálogo con este portal, desde una provincia deslizaron la posibilidad de que los gobernadores corten el envío a la Nación de los fondos que luego se coparticipan. Otro mandatario provincial recordó: “Con dos tercios, te hacen un juicio político y te sacan”.

Las declaraciones de los gobernadores que, hasta ahora, se habían mantenido más prudentes, se sucedieron durante todo el día. “Tal vez fue una operación, me imagino que ningún presidente puede tener una frase así porque fundir a las provincias es fundir al país y a los argentinos”, pegó, más sutil, el cordobés Martín Llaryora.

Para poner paños fríos a la escalada, el santafesino Maximiliano Pullaro mantuvo diálogos durante todo el viernes con el ministro del Interior, Guillermo Francos, que intercedió en las negociaciones para evitar la pronta derrota en el Congreso. Lo mismo hizo el gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio. “Esto nos va a permitir trabajar juntos en equilibrar juntos las cuentas de la Nación y las provincias. Saludamos esta medida que toma el gobierno nacional y nos comprometemos a trabajar juntos para encontrar la salida, como le dije esta tarde al ministro Francos”, reveló Pullaro desde Cosquín.

El santafesino fue uno de los mandatarios que insistió en que el Gobierno debe estar abierto a entender las complejidades del federalismo y de las diferentes características y necesidades que tiene el país. Desde el Congreso, voces amigas también le advierten al Gobierno que, obsesionados con la macroeconomía, “están absolutamente desconectados de la micro”, la crisis que vive la sociedad en la diaria.

Un nuevo capítulo

En medio de las discusiones resultó llamativa la frase que lanzó el viernes Pichetto, hombre clave del Congreso, con contacto con todos los sectores políticos. “Si el Gobierno no va a un camino de coalición, tendrá dificultades; no se puede funcionar así cuatro años”, dijo el rionegrino.

Para entonces, Pichetto había decidido dar por cerradas las negociaciones con el oficialismo, después del escándalo que se generó en torno a la aparición de un dictamen paralelo que barría con los acuerdos que los gobernadores de Juntos por el Cambio y los bloques dialoguistas habían cerrado con la Casa Rosada. La reunión que mantuvo el jueves con el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, y el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, en el Congreso, terminó mal. A eso se sumó el escándalo por el cónclave en un departamento de Recoleta, donde se discutió el dictamen.

Pichetto comparte con los gobernadores las críticas a las formas de trabajo de La Libertad Avanza. “Amateurismo”, “falta de comprensión”, son descripciones comunes para cualquier interlocutor de la oposición, que asiste, incrédulo, a las conversaciones. “Nos quieren convencer de que tiene un mandato divino. No sé si no lo creen en serio”, dice un hombre que participó de la charla de Caputo con los gobernadores de Juntos por el Cambio.

El episodio de la ley ómnibus abre el interrogante sobre el futuro. “Van a tener que hacer política porque, en muy poco tiempo, si no demostrás resultados, la gente te va a decir no supiste conducir”, apunta un mandatario provincial. En ese sentido, el “camino de coalición” al que aludió Pichetto sonó, para algunos operadores avezados, como la apertura a la posibilidad de cogobierno con un sector de la oposición, que cree que Milei tendrá que pedir auxilio si no quiere morir en el intento. La oportunidad que esperan, entre otros, Mauricio Macri, de diálogo interrumpido con el Presidente.

Por ahora, Milei se apoya en los números que indican que la sociedad todavía tiene esperanzas de que la situación se encarrile y mantiene un apoyo superior al 50% en la población. Peronistas y cambiemitas tienen los mismos indicadores. El excandidato a presidente de UP Sergio Massa puso esta semana sobre la mesa los sondeos que indican que el libertario perdió apenas cinco puntos de imagen positiva desde su asunción, mientras que el enojo con el peronismo todavía persiste. Cree que hay que esperar a que la situación económica decante. Datos similares le llegaron esta semana al escritorio del jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri. Aunque son escépticos sobre el futuro, los gobernadores de JxC creen que no pueden aparecer ante la sociedad como un obstáculo para un presidente recién electo.

Letra P