Relación tirante entre Santiago Caputo e Iñaki. Motosierra para reducir la cantidad de acreditaciones en la Casa Rosada. Sigue la “crisis de los perros”.

Desde el inicio del gobierno de Javier Milei quedaron expuestas las dificultades en comunicación, un área en la que nombró a funcionarios que sobrevivieron tan sólo unos días y se convirtió en el sector de mayor recambio de toda la administración pública en una gestión que lleva apenas un mes. Los desmanejos generaron malestar en el propio Presidente, por lo que en la última semana entró en revisión el modo en que se manejan los voceros y equipos de cada ministerio.

El último estallido fue la “crisis de los perros”, desatada el martes, después de que la periodista Silvia Mercado informara que Conan y los otros cuatro mastines ingleses del mandatario ya estaban instalados en Olivos. Milei la trató de “mentirosa serial” y Mercado aseguró que la información había salido de un vocero presidencial. Expuso así a Manuel Adorni, que salió a desmentirla y afirmó que se puso en riesgo su trabajo.

Este sábado, Milei insistió con el tema: subió a Twitter las fotos de cómo avanza la construcción de los caniles. “Ya pronto mis HIJITOS vendrán a vivir a la Quinta de Olivos conmigo”, escribió. Un usuario le preguntó si no tenía cosas más importantes a las que debía dedicarle su atención. “Sólo fue (el tuit) para dejar en evidencia a una mentirosa serial que se disfraza de periodista sin que su objetivo sea el de informar”, le replicó el Presidente.

No fue la primera vez que el vocero presidencial quedó en el centro de la polémica. Ya había recibido un llamado de atención del Foro de Periodismo Argentino (Fopea) a raíz de su pelea con un cronista de FM La Patriada, Fabian Waldman, que fue compartida en una cuenta oficial del Gobierno a través de un video editado en el que se buscaba ridiculizar al periodista.

El secretario de Medios, Eduardo Serenellini, designado oficialmente esta semana, aprovechó la crisis para puentear tanto a Adorni como al subsecretario de Medios, Javier Lanari, que se mueve en tándem con él. Serenellini organizó una reunión de trabajo con los voceros de todos los ministerios y áreas relevantes del Ejecutivo, con el objetivo de “ordenar” la comunicación.

Según le confiaron a Letra P, la intención es que este encuentro se repita todas las semanas hasta que se logre un esquema de trabajo organizado. El secretario de Medios también recibió a los enviados de Fopea y les prometió organizar conferencias con periodistas el interior del país.

Motosierra a la prensa

En contraste con esa actitud, un hombre del área de comunicación que no responde a Serenellini aseguró a Letra P que analizan una iniciativa para reducir la cantidad de acreditados en la Casa Rosada, un tema con el que el propio Milei estaría de acuerdo en avanzar. “Hay unos 200 periodistas, que no vienen nunca, lo lógico sería que haya máximo unos 30, que son los que realmente aparecen por acá”, confirmó la fuente. También analizó que “en cualquier país serio” los acreditados en Casa de Gobierno rondan ese número y que el hecho de cubrir la agenda presidencial debe ser un “premio” y no un lugar al que “accede cualquiera”.

La relación tirante entre los dirigentes de La Libertad Avanza (LLA) y la prensa se proyectaba tensa desde el tramo final de la campaña, y se confirmó el mismo día de la asunción, cuando Milei no permitió el ingreso de periodistas a la jura de ministros, al decidir cortar con la tradición y no transmitir ese acto en vivo.

La intención de reducir la cantidad de acreditados no es novedad. La exvocera Gabriela Cerruti buscó, sin éxito, transitar el mismo camino.

Caputo y su manual de estilo

Santiago Caputo, el “mejor amigo” de Milei, fue la primera persona que eligió para armar el área de comunicación, pero no salió como esperaba. El asesor presidencial puso al frente de la Secretaría de Comunicación a Belén Stettler y aceptó como subsecretario a Eduardo Roust, por su experiencia en el sector, aunque duro poco: renunció a la semana.

En reemplazo de Roust llegó Lanari, por pedido de Adorni y del propio Milei, y pocas semanas más tarde terminó renunciando Stettler, a quien desde distintas áreas del Gobierno señalaban como “poco preparada” para el cargo que le habían asignado. La salida de Stettler es un traspié para Caputo, que quedó en desventaja.

El hombre de confianza de Milei, quien lo definió como “arquitecto” del triunfo, ahora está abocado al armado de un manual de estilo de comunicación que buscará imponer al resto del gabinete. El escrito, en el que tiene una activa participación el influencer libertario Agustín Romo, tiene como objetivo unificar criterios para la realización de actos oficiales.

Romo y el resto del equipo tienen a cargo las cuentas de Twitter de Oficina del Presidente, Vocería Presidencial y Casa Rosada. La última había sido cedida a Iñaki Gutiérrez, el otro nombre trascendente en el área de comunicación y redes, pero se la devolvieron a Caputo después de una serie de traspiés.

Las macanas del “niño” Iñaki

Como explicaron desde la administración Milei a Letra P, Iñaki actualmente solo tiene el manejo del usuario de Milei en TikTok, pero le sacaron la cuenta de Twitter de Casa Rosada luego de que retuiteara una foto con su novia, Eugenia Rolón, en año nuevo. No fue el primer error: antes había confundido las piedras colocadas dentro de las casa de gobierno en homenaje a las víctimas del covid-19 con “escombros” dejados por la gestión de Alberto Fernández y las había incluido en un video en el que se criticaba la herencia recibida.

La necesidad de Iñaki de figurar y sus transmisiones en vivo le hicieron ganarse la bronca de los equipos de comunicación de varios ministros, poco entusiastas con que las redes sociales se inunden con el detrás de escena de las distintas reuniones oficiales.

Iñaki no fue expulsado de las filas libertarias sino “castigado” por sus errores, pero sigue en la Casa Rosada porque tiene el respaldo del propio Milei, que le perdonó los traspiés y lo impulsó a seguir. Suma el enojo de otros sectores, por ejemplo en ala de Patricia Bullrich, donde lo señalan como el responsable de “llevar y traer” información del PRO a los libertarios en los últimos años, cuando ambos bandos no estaban integrados sino que eran rivales políticos.

Letra P