Mauricio Filiberti, dueño de Transclor y de muy buena relación con el matrimonio de candidatos, se adjudicó la operación y el mantenimiento de la planta de Policloruro de aluminio de Bernal de Aysa por más de 127 millones de dólares.

Ademas es el nuevo dueño de Edenor empezó como importador de vehículos de lujo. Sin embargo, fue en la industria química donde pisó el acelerador a fondo. Durante décadas, su zona de confort fue el bajo perfil, propio de quienes saben navegar por la intersección entre poder y negocios. Pero la compra de Edenor lo puso bajo el foco. Quién es Mauricio Filiberti, el hombre que hizo del cloro su imperio.

HISTORIA:

Míster Cloro. Es el apodo con el que se identificó, durante años, a una persona: José Luis Lingeri, secretario general del Sindicato Gran Buenos Aires de Trabajadores de Obras Sanitarias (Sbatros) y director de Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) desde marzo de 2006, cuando Néstor Kirchner le expropió Aguas Argentinas al grupo francés Suez. Eso fue así hasta hace un año. El 28 de diciembre de 2020, día de los Santos Inocentes, hubo un nuevo merecedor del mote: Mauricio Daniel Filiberti. Un personaje que solo se conocía en el Círculo Rojo y que, ese día, salió de la sombría intersección de los negocios y la política –penumbra que es su zona de confort, confiesan en su entorno– para quedar bajo el reflector que encendió la compra de Edenor, la mayor distribuidora de energía eléctrica del país.Filiberti integró el consorcio que, junto con Daniel Vila y José Luis Manzano, conformó Energía del Cono Sur (Edelcos), la nueva sociedad que pactó pagarle u$s 100 millones a Pampa Energía por el control de la empresa concesionaria de la zona norte de la Ciudad de Buenos y el GBA, cuya cartera de clientes suma 2,5 millones, que equivalen a 9 millones de usuarios.

De 72 años –nació el 6 de enero de 1949–, Filiberti no se siente cómodo con el alto perfil al que lo expuso esa operación. Una semblanza suya, publicada en el diario La Nación, reseña que lleva más de cuatro décadas como empresario. La mayoría de ese tiempo, navegando con pericia por las turbulentas aguas en las que los negocios confluyen con el submundo de la política. Empezó como importador de vehículos de lujo. Sin embargo, fue en la industria química donde pisó el acelerador a fondo.

Filiberti, quien no finalizó sus estudios de Ingeniería en la Universidad de Buenos Aires, conoció al dueño de la empresa que producía cloro en el Uruguay y empezó a importar sus excedentes a la Argentina. Eso fue a fines de los 80. Con el tiempo se desvinculó del socio con el que inició el negocio y lo diversificó hacia segmentos más rentables que la potabilización de agua, como la provisión de ese químico para la elaboración de otros productos. En volumen, el 80% del negocio de Transclor, hoy, es fabricar insumos para glifosato y otros agroquímicos. También, produce todas las lavandinas que se venden en el país (25.000 toneladas al mes) y tiene elevados shares –entre 40% y 75%– en la manufactura de productos petroquímicos y farmacéuticos, consignó ese perfil de La Nación. La producción de Transclor también se aplica en la elaboración de PVC, plásticos y hasta colchones.

Pero es el abastecimiento de cloro para potabilización de agua lo que le dio a Filiberti la reputación de contratista estatal que lo precede. En términos de volumen, no es su negocio más importante. Transclor factura $ 12.000 millones al año; Aysa es una factura de u$s 8 millones ($ 800 millones, al cambio oficial). La planta de policloruro de aluminio sólido de Transclor en Pilar, que demandó una inversión de u$s 300 millones, tiene capacidad para 400 toneladas diarias; las empresas de agua demandan no más de 1.400 toneladas por mes.

No obstante, la estatura de esta relación gana dimensión cuando se la observa desde el otro lado de la mesa. Transclor es el proveedor casi exclusivo de elementos de potabilización de AySA. En enero de 2021, pocos días después del anuncio de la compra de Edenor, la Coalición Cívica (CC) presentó un pedido de informes para esclarecer ese vínculo. El informe, de 18 páginas, se titula «Crónica de un proveedor anunciado: la estrecha relación entre José Luis Lingeri, Mauricio Filiberti y AySA» y apunta al nexo, desde 2007, entre el empresario y el dirigente sindical.

«En uno de los párrafos del documento, se pone el foco sobre los antecedentes de Transclor SA y se subraya que dicha empresa, ‘desde el momento de su constitución como sociedad’, se convirtió en ‘proveedor de insumos materiales a las empresas que prestaban el servicio público de potabilización de agua’, en alusión a Aguas Argentinas y luego AySA», informó un cable de la agencia oficial Télam, cuando la fuerza que lidera Elisa Carrió anunció su presentación.

«A partir del año 2007 –continúa el informe–, Transclor SA inició una relación comercial con el Sgbatos, cuando comenzó a operar la planta de sulfato de aluminio con la que contaba la planta potabilizadora General Manuel Belgrano, ubicada en Bernal», continuó el despacho. 

«Esta planta ya la regenteaba Sgbatos desde el año 1998, cuando Aguas Argentina se la entregó en comodato a través de la empresa 15 de mayo SA, cuyo paquete accionario mayoritario pertenecía al mencionado sindicato», añadió Télam, siempre en citas al informe de la CC.

El documento también precisó que Transclor empezó a suministrarle cloro líquido a AySA y, a partir de 2009, ploricloruro de aluminio –PAC, en la jerga técnica–, para así «poner en marcha y operar la planta productora de PAC, ubicada en la planta General Manuel Belgrano».

«Transclor ha sido seleccionada algunas veces por licitación pero, principalmente, por medio de convenios y de acuerdos-marco, siendo el proveedor exclusivo en la actualidad de PAC. En estos casos, se eligió siempre a Transclor», subrayó la presentación. «Hay un hecho que llama mucho la atención: durante muchos años, Transclor SA, utilizando una planta de propiedad de AySA, ha tenido la potestad de comercializar el excedente de sulfato de aluminio y de PAC a privados», agregó.

Diputados del oficialismo recordaron que el convenio de AySA con Transclor se renovó en noviembre de 2019, un mes antes de que Mauricio Macri dejara la Casa Rosada.

Bajo el foco

Attila. Es el otro nombre por el que Filiberti se hizo famoso. No es un apodo, sino cómo bautizó a su yate, embarcación de u$s 30 millones y bandera de las Islas Caimán con la que suele navegar por el Mediterráneo. De 64 metros de largo y cinco cubiertas, en los últimos tiempos se hizo famosa por sus célebres visitantes. En 2021 la conductora Juana Viale pasó unos días en él, junto a su hija, Ámbar. Pero la nave ya se había hecho conocida por haber albergado a Mauricio Macri y su mujer, Juliana Awada, quienes lo abordaron por invitación del exmarido de «La Hechicera», el belga Bruno Barbier, amigo íntimo de Filiberti.

Fue en agosto de 2020, cuando Macri viajó a Europa para asumir la Fundación FIFA y pasó por Saint-Tropez. «Yo soy amigo de Massa», le aclaró el anfitrión, según contó la revista Noticias. Aunque él aclara que la relación es solo social, no es su única conexión con el expresidente. Filiberti es socio de Nicolás Caputo, alter ego de Macri, en la compra de aviones privados. Adquirieron tres. Los explotan a través de la empresa de taxis aéreos Patagonia Jet. Se la compraron a los herederos de Luis Nofal, uno de cuyos hijos, Esteban, se quedó este año con SES, empresa contratista de obra pública –en especial, con el gobierno porteño– que le pertenecía a la constructora Caputo. El presidente de Patagonia Jet es Filiberti. También tiene una silla en el directorio el tercer socio en la compra de aviones: Alejandro Macfarlane, dueño del grupo gasífero Cammuzzi en el país y exCEO de Edenor, la empresa en cuyo control participa Míster Cloro. El mundo es un pañuelo.

No solo los aviones lo llevaron a las cercanías del poder. También los autos de lujo, su primer –e inolvidable– amor comercial. Dueño de un Porsche 911 Carrera 4S, uno de sus anteriores fierros le deparó más de un dolor de cabeza. Cuenta la leyenda que un verano, en Punta del Este, se le acercó un desconocido joven, que lo vio estacionado y le preguntó si lo vendía. «No. Pero si traés u$s 380.000…», dicen que respondió. Al día siguiente, el interesado apareció con tres fajos de u$s 100.000 y uno de u$s 80.000. El auto era una Ferrari California negra y el comprador, Leonardo Fariña, quien poco después ganaría fama por su ostentoso matrimonio con la vedette Karina Jelinek y, luego, su condición de valijero arrepentido de la Ruta del Dinero K. A Filiberti, Fariña no le dio ficción sino problemas: debió explicar la transferencia en el juzgado del juez Sebastián Casanello, quien lleva la causa por el desvío de fondos de la obra pública. Disgusto que lo forzó a asomar la cabeza de su adorado bajo perfil.

Ya en el tramo final de su travesía, Filiberti tiene cinco hijos de dos matrimonios. La más chica, con Camila Pitana, exmodelo misionera de 30 años con la que lleva una década de relación. En su entorno, cuentan que es para sus herederos que buscó diversificar su cartera de inversiones. Se tentó con el negocio de parques eólicos, atractivo mientras tuvo el viento a favor de las licitaciones RenovAr durante el gobierno de Macri. También se interesó por Gas Natural Ban, la distribuidora de gas del grupo español Naturgy. Activos por los que también pujó uno de sus actuales socios: José Luis Manzano.

«Estábamos mirando una distribuidora de gas y creíamos que estábamos yendo muy bien. Pero el vendedor se nos desaparecía», le contó «El Renacido» a Jorge Fontevecchia, director de Perfil, durante una entrevista.

«Y resulta que el competidor era Filiberti», retomó. «Cuando apareció esto de Edenor, le dije a Daniel: ‘Vamos a buscarlo’, porque nos va a competir. Lo conocía socialmente, nos llevábamos bien. Lo buscamos para evitar un competidor. Y la verdad es que hemos desarrollado una muy buena relación», completó.

El pacto se selló con u$s 20 millones cada uno para el pago inicial de u$s 60 millones por la compra de Edenor a Marcelo Mindlin, otro contacto en común en las agendas de sus celulares. Filiberti veía la distribuidora como una expansión casi natural para su negocio: Transclor es uno de los mayores clientes industriales de la eléctrica del norte. Aunque, aseguran, es una inversión a futuro. En especial, a una recomposición tarifaria que, tarde o temprano, llegará. 

Malena Galmarini, esposa de Massa, preside AySA, la empresa estatal que tiene a Transclor como principal proveedor de un insumo clave para potabilizar el agua. En una entrevista con LA NACION, la funcionaria dijo esta semana: “El Estado debe ser el facilitador de un empresariado nacional. Prefiero que a Edenor la compren empresarios nacionales a que la compren multinacionales que después no tenés cómo discutir la suba de tarifas, las inversiones”.

Filiberti conversa con la política porque el Estado es su cliente. “No tengo banderías políticas, soy un hombre de laburo que cada peso que gano lo pongo en fierros”, repite en conversaciones privadas. No obstante, en cada campaña lo visitan para pasar la gorra.

Mauricio Filiberti entró en la industria del cloro en los 80
Mauricio Filiberti entró en la industria del cloro en los 80

Con Alberto Fernández se cruzó una vez en el Hotel Alvear, compartió una videoconferencia con Cristina Kirchner cuando la vicepresidenta inauguró una de sus plantas y a Mauricio Macri lo conoce socialmente, explican sus allegados. El año pasado Macri terminó dos horas a bordo de su yate de 64 metros, en el Mediterráneo, con Juliana Awada, por invitación del exmarido de ella.

Es socio de Nicolás Caputo, dilecto amigo de Macri, y de Alejandro Macfarlane, de Gas Camuzzi, con quienes tiene tres aviones de la empresa Patagonia Jet.

La fiesta de cumpleaños del multimillonario argentino Mauricio Filiberti en Punta del Este el viernes 6 enero de 2023, llegó justo al cierre de la semana en la que el Gobierno le condonó $70 mil millones de deuda a su flamante empresa Edenor, la mayor distribuidora eléctrica del país, que había comprado en 2020 junto a sus socios Daniel Vila y José Luis Manzano.

No se sabe si en algún momento de la celebración en el restaurante La Olada, de la zona de La Juanita, Manzano habrá cruzado alguna palabra sobre el tema con el anfitrión que festejaba sus 74 años. Pero que Chupete se haya venido desde su residencia en Suiza para estar presente junto a unos 180 invitados indica que aquella sociedad que aventuraron para comprarle la compañía a Pampa Energía a un precio muy bajo por las deudas que tenía anda viento en popa, por usar un término muy apropiado para la ocasión.

La Ferrari

La economía argentina hizo insostenible el negocio de los autos. No abandonó esta pasión que lo supo meter en problemas judiciales cuando Leonardo Fariña, el financista de Lázaro Báez, quedó prendado de su Ferrari California gris en Punta del Este. La vio frente a la casa esteña de Filiberti en el verano. Averiguó el nombre del dueño y el precio: 380.000 dólares. Fariña fue a buscar a Filiberti a Buenos Aires y lo esperó hasta que se presentó en su oficina. Le puso sobre el escritorio una mochila con los fajos de dólares, cash. Filiberti buscó formalizar la venta, pero Fariña demoró la transferencia. Fueron necesarias cartas documento. La operación le valió a Filiberti declarar tres veces en Comodoro Py 2002 y convertirse en el testigo estrella del juicio contra Báez por lavado. Todos escenarios incompatibles con su bajo perfil. Hoy Filiberti no abandona su pasión por los autos y maneja un Porsche 911 Carrera.

Filiberti empezó con un socio en la industria química, pero con el correr del tiempo se quedó con la firma. A finales de los 80 comienza su historia con el cloro, lo que convirtió en lo que hoy es.

Conoció al dueño de la empresa que producía cloro en Uruguay y comenzó a importar a la Argentina sus excedentes. Sabía que la industria del cloro para la potabilización del agua era la menos rentable porque exigía inversión, brindar un servicio diario a las empresas de agua y daba poco retorno. Por eso con el crecimiento de su empresa diversificó el negocio proveyendo cloro para la fabricación de otros productos.

Mauricio Filiberti
Mauricio Filiberti

Hoy el 20% del negocio de Transclor es venderles a AySA y otras empresas de agua los químicos necesarios para la potabilización del agua. El resto consiste en vender la materia prima para la fabricación de glifosato y otros elementos. De hecho, fabrica todas las lavandinas que se venden en la Argentina, a razón de 25.000 toneladas por mes. El cloro es un componente vital en el 85% de los agroquímicos y tiene una participación de entre el 40 y el 75% en la manufactura de productos petroquímicos y farmacéuticos. Además, se usa para fabricar PVC, plásticos y hasta colchones.

El crecimiento de esos negocios le permitió construir una planta en Pilar de más de 300 millones de dólares, dedicada a la producción de policloruro de aluminio sólido para potabilizar el agua. Puede producir 400 toneladas de cloro por día (la necesidad de cloro de las empresas de agua es de 1400 toneladas por mes). Transclor factura 12.000 millones de pesos. A razón de 500 dólares la tonelada de cloro, el negocio con AySA es de 8 millones de dólares al año.

Filiberti es el proveedor casi exclusivo por licitación de los elementos para potabilizar el agua, lo que generó que la Coalición Cívica presentara un informe en el que señala las relaciones entre Transclor, el gremio de empleados de AySA, a cargo desde hace décadas de José Luis Lingeri, y la compañía.

Cuando Aguas Argentinas fue estilizada durante el gobierno de Néstor Kirchner, en 2006, el 90% del capital pasó a manos del Estado y un 10% restante fue para los trabajadores. Los franceses que manejaban la empresa le dieron al gremio de Lingeri la planta de AySA de Bernal, y a su vez en sindicato se la dio a operar a Filiberti.

Esta relación se mantuvo a tal punto que Filiberti terminó haciendo una inversión de 10 millones de dólares en la planta de Bernal de policloruro de aluminio. Finalmente, asesorado por Carlos Arslanian, decidió vender al Estado la planta por 6 millones de dólares y siguió facturándole como proveedor a AySA.

Cara a cara con Moreno

En el kirchnerismo le tocó negociar con Guillermo Moreno la importación de válvulas para los cilindros de cloro. Un insumo clave porque de esa pieza de bronce depende la seguridad del cilindro y que no explote con pérdidas de vida de los operarios. Las válvulas nacionales se hacían con bronce reciclado. Filiberti, cara a cara con Moreno, le dijo que prefería convertirse en contrabandista que en asesino y destrabó la importación.

La Coalición Cívica denunció que “Filiberti es un proveedor privilegiado del Estado”; en la empresa afirman que no hay otro. “AySA nunca compró cloro sin licitación y todas las ventas son por licitación”, replican en Transclor.

Cuando llegó al poder Macri, el Gobierno intentó importar cloro para reemplazar a Transclor, pero no prosperó. Con el cambio de autoridades, el gremio de Lingieri dejó de controlar la planta de Bernal porque se estaba frente a un posible conflicto de intereses. Por eso AySA contrató ahora la operación de esa planta directamente con Transclor.

En la gestión de Galmarini, se bajó el precio del producto y se renegociaron las condiciones de pago. Antes Transclor cobraba a los 4 meses y ahora lo hace a 30 días. Según fuentes oficiales, bajó el precio del policloruro de aluminio de 470 dólares la tonelada a un precio que varía entre 430 y 370 según la cantidad que compre AySA.

Filiberti añora esas épocas en que nadie sabía quién era, excepto en las tertulias de Nordelta. Y se pregunta ante sus amigos en esas cenas porqué llama tanto la atención su yate cuando sus colegas acumulan autos de colección u obras de arte, sin tanta exposición pública.

Julio De Vido y Luis D’Elía acusaron a Massa de ser el intermediario por parte del Estado en la operación. Fue después de que el nuevo ministro, en una entrevista con El País, de España, rechazó la posibilidad de impulsar indultos.

LA LICITACION DE 127 MILLONES DE DOLARES …

 Transclor, compañía de Mauricio Filiberti, uno de los empresarios más cercanos a Sergio Massa, acaba de ganar una licitación para explotar, mantener y abastecer de policloruro de aluminio una planta de AYSA, la estatal que conduce Malena Galmarini, candidata a intendenta de Tigre y casada con el ministro de Economía.

El contrato, que se hará por más de 127 millones de dólares al menos hasta 2026 y prorrogable hasta 2029, ya es objeto de pedidos de informe de la oposición.

La apertura de sobres fue hace dos semanas y volvió a llamar la atención del diputado Ricardo López Murphy, de Republicanos, que analiza presentar una denuncia, y del auditor Juan José Calandri, de la Coalición Cívica, los mismos que la habían cuestionado hace cuatro meses, no bien se conoció el concurso.

El policloruro de aluminio es un coagulante que se usa para potabilizar el agua y cuya fabricación lidera en la Argentina Transclor, histórico proveedor de la empresa y sólo secundado en la producción de este insumo por Petroquímica Río Tercero, que esta vez no se presentó. Lo que objetan López Murphy y Calandri es el carácter taxativo del texto de la licitación, que convoca a fabricantes de “policloruro de aluminio” en lugar de consignar “coagulante”, un genérico que les habría permitido participar también a los productores de sulfato de aluminio, otra de las sustancias empleadas para potabilizar. En ese grupo entran también las contratistas MeranolFaisán Arquimia.

Malena Galmarini, titular de Aysa
Malena Galmarini, titular de AysaIgnacio Sánchez – LA NACION

“Ya mandé a hacer un pedido de informe”, dijo a este diario López Murphy, que había discutido del tema por Twitter con Galmarini cuando se hizo la primera licitación, la técnica. “Vamos a investigar las maniobras espurias del ministro Sergio Tomás Massa. Impulsaremos un pedido de informes desde el Congreso Nacional para que nos explique la utilización escandalosa de fondos públicos en favor de sus amigos y socios”, publicó el 16 de marzo en la red, y el mensaje le valió entonces una invitación pública de la presidenta de Aysa a conocer los detalles del concurso en las oficinas de la empresa. El diputado aceptó en un principio, pero condicionó después su visita a que se anulara la licitación, algo que Galmarini no hizo, por lo que entonces tampoco hubo encuentro.

Transclor ya había ganado en abril la compulsa técnica y se impuso el 29 del mes pasado en la económica, en la que quedó sola porque la otra postulante, Productos y Procesos Ecológicos (PPE Argentina), no cumplía con los requisitos. PPE pertenece al empresario Antonio Reig, dueño a su vez de la firma Ferroclor, a la que Filiberti le provee otro insumo, el cloruro férrico. Son todos antiguos conocidos del rubro.

Sergio Massa
Sergio MassaCaptura de Video

En sus plantas de Bernal, Tigre y Capital Federal, Aysa usa en la actualidad para potabilizar un 78% de policloruro y un 22% de sulfato de aluminio, pero en el sector hay quienes afirman que esa proporción es arbitraria, que favorece a Filiberti y que incluso encarece hasta 30% la operación. Filiberti lo niega. Se trata de un debate que involucra millones de dólares y que tuvo varias etapas. Antes de ser estatizada, cuando estaba controlada por el grupo francés Suez y se llamaba Aguas Argentinas, la empresa potabilizaba con sulfato. Cambió al policloruro en 2009, tres años después de que Néstor Kirchner removió al concesionario, viraje que el gobierno de entonces justificó en un informe técnico que el grupo Suez había hecho en 2002 y en el alto costo internacional que tenía en ese momento el sulfato.

Fue una modificación celebrada por Filiberti, que en ese momento fabricaba ácido clorhídrico, uno de los insumos del policloruro. Al estatizarla, Kirchner le dejó la operación y un 10% de la propiedad al Sindicato Gran Buenos Aires de Trabajadores de Obras Sanitarias, que todavía conduce José Luis Lingeri, el dirigente que tomó la decisión de convocar al Transclor como proveedor y operador de la planta de Bernal. Por eso Filiberti se convirtió con los años en un contratista poderoso.

FINAL FELIZ

En resumen Transclor es LA empresa de la industria electroquímica que se dedica a la elaboración de materiales esenciales p/tratamiento del agua. Factura unos $12.000 millones al año, y para su producción de cloro, preste atención a ESTO: es el mayor cliente industrial de EDENOR

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PA LOS AMIGOS!!