Alegando a motivos sanitarios por un supuesto caso de “gripe aviar”, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria de la Argentina (SENASA), pidió la semana pasada la eliminación 200.000 aves de corral para consumo humano de una empresa avícola de la provincia mesopotámica de Corrientes.

Sin embargo, la empresa avícola se resistió, negando la existencia de gripe aviar en sus aves y llevando su caso hasta la justicia.

Avícola Santa Ana es una empresa familiar dedicada a la producción y comercialización de productos avícolas ubicada en la Ciudad de Corrientes, sobre la ruta provincial 43. Esta empresa produce 450.000 huevos mensuales y abastece al mercado interno, mientras que emplea a 300 personas.

SENASA emitió un comunicado donde explicó detalles del operativo realizado en Avícola Santa Ana: “El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) cumple con las medidas contempladas en el Plan de Contingencia para controlar el brote de influenza aviar detectado el pasado 6 de abril en el departamento Capital, provincia de Corrientes, con el fin de evitar la diseminación de la enfermedad”.

“La detección de la presencia de la enfermedad fue diagnosticada por análisis efectuados por el Laboratorio Nacional del Senasa, ubicado en la localidad bonaerense de Martínez, en muestras tomadas por un veterinario acreditado y enviadas cumpliendo con las garantías de custodia fijadas en el protocolo correspondiente”, agrega.

“La técnica diagnóstica que se realiza es el PCR, que permite detectar de manera directa la presencia del ARN del virus de influenza aviar, otorgando fiabilidad y permitiendo actuar con suma rapidez ante resultados positivos”, especificó el organismo.

En un diálogo con Radio Sudamericana, el abogado de la empresa avícola explicó que hubo irregularidades en el muestreo. “Acá hay un delito, y se está queriendo aplicar un rifle sanitario para encubrirlo”, aseguró.

“Se analizaron muestras y se demostró -con lo que presentamos ante Gendarmería Nacional anoche- que nunca se extrajeron pruebas, entonces no sé sobre qué es lo que elaboraron un diagnóstico. Primero, les dijeron que los resultados del muestreo eran negativos y ahora se encontraron con esta sorpresa”, agregó el abogado.

A raíz del recurso de amparo presentado, se realizó el test de gripe aviar que dio negativo en segunda instancia, dándole la razón a la empresa familiar en la cual peligraban 300 puestos de trabajo.

Según denunció la empresa desde un principio, hubo errores en el procedimiento por parte de SENASA.

Desde la avícola afirmaron mediante un comunicado que el martes 4 de abril, un funcionario de Senasa se hizo presente en la empresa y alertó que en ningún momento ingresó a los galpones, ni tuvo contacto con los animales. Solo dejó un kit para tomar muestras en manos de una Veterinaria de Registro, que para la avícola, «es una profesional que tiene registro de Senasa, certificada en inocuidad de los productos, pero que no tiene capacitación en sanidad, ni mucho menos para tomar muestras».

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«Esta persona supuso que el examen sería llevado a cabo por la avícola, mientras que los dueños de la empresa confiaron en que lo realizaría la especialista. En este estado de confusión, las muestras no se realizaron y los kits regresaron a Senasa vacíos», relataron desde la avícola.

360.000 huevos tirados a la basura

A pesar de que los test PCR finalmente dieron negativo, la avícola tuvo que arrojar a la basura unos 360.000 huevos por un valor de 7 millones de pesos argentinos. Asimismo, deberá deshacerse de más mercadería ya que el organismo nacional pidió una tercera toma de muestras lo que no le permite comercializar sus productos.

“Nos obligan a otra muestra. Y mantienen la interdicción del establecimiento”, dijo Daniel Encizo, Director General de Avícola Santa Ana luego el pedido del Senasa a la justicia de una tercera muestra, según consigna el diario Clarín.

A su vez, el Senasa prohibió el movimiento de la producción ante el pedido de la firma de poder donarlos “Los huevos no constituyen ningún peligro para la salud pública, incluso, de aves infectadas”, apuntó.

“Que le SENASA vele el traslado y que se donen a comedores, lugares de ancianos. Hay muchas alternativas que a asistir a semejante aberración de tirar comida a una zanja”, agregó Encizo.

 

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