140416-N-VC599-408 GULF OF OMAN (April 16, 2014) An exercise MK 54 Mod 0 Torpedo is launched from the Arleigh Burke-class guided-missile destroyer USS Roosevelt (DDG 80). Roosevelt is deployed as part of the George H. W. Bush Carrier Strike Group supporting maritime security operations and theater security cooperation efforts in the U.S. 5th fleet area of responsibility. (U.S. Navy Photo by Mass Communication Specialist 2nd Class Justin Wolpert/Released)

La justicia Argentina jamás pregunto al gobierno ruso por esta información

Un documento de la Armada argentina revela que el Ara San Juan “fue enviado a una zona militarizada” bajo el control exclusivo de los británicos donde las fuerzas navales y aéreas del Reino Unido, Chile y Estados Unidos estaban participando en maniobras militares. La explicación de la Armada argentina que la nave sufrió un “evento violento, singular, anómalo, corto y no nuclear consistente con una explosión” el mismo 15 de noviembre de 2017, aconsejando a los familiares de los 44 tripulantes de “llevar flores al mar”. La Armada no ofreció ninguna explicación coherente de la causa de la tragedia y produjo indignación en el país.

Mientras la prensa británica basó sus comentarios en las conclusiones argentinas, varios periodistas norteamericanos, como por ejemplo Tom Rogan de The Washington Examiner, mostraron su desacuerdo con la explicación oficial argentina sobre lo sucedido (“I do not buy Argentina’s submarine explanation”, ‘no creo en la explicación de Argentina sobre el submarino’). Sorpresivamente en Chile, casi un mes después de lo sucedido con el sumergible argentino, unos cinco altos almirantes fueron pasados al retiro. Nadie sabe si fue una mera coincidencia con la desaparición del submarino argentino o una consecuencia de algo en lo que participó la Armada chilena que las autoridades quieren ocultar. 

Finalmente, la muerte de 44 tripulantes a bordo del ARA San Juan se convirtió en una tragedia confusa, misteriosa, llena de sospechas y preguntas, realidades y teorías de conspiración. Las sospechas  aumentaron después de la negativa del Gobierno argentino a que el buque de rescate ruso Yantar rastreara el sector a unos 200 kilómetros al suroeste de la zona de búsqueda en el Atlántico sudoccidental que se le ha asignado. Según los científicos rusos, todo indica que allí está el sumergible desaparecido. A cuatro meses de la desaparición del ARA San Juan, los parientes de la tripulación están exigiendo al presidente, Mauricio Macri, que explique “qué está pasando con el Gobierno y las Fuerzas Navales” y por qué “no dejan a los rusos trabajar libremente para que puedan buscarlos más al sur”.

Con esta alianza, la derrota de Argentina fue sellada, lo que dio origen también a la desmalvinización, que consistió en negar a la Argentina la posibilidad de ser una potencia en el Atlántico Sur y convertir al país en un ‘cuasi protectorado británico’ después de la firma de la Declaración conjunta de las delegaciones de la República Argentina y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en febrero de 1990. Al suscribir este acuerdo, el presidente Carlos Menem y el ministro de Relaciones Exteriores, Domingo Cavallo (el mismo gurú que en 1998 fue convocado por Yeltsin para ‘salvar’ la economía rusa) otorgaron a Gran Bretaña una supremacía total sobre el territorio de las islas Malvinas al “dejar sin efecto la Zona de Protección establecida alrededor de las islas”, según el periodista Diego Pappalardo. América Latina

Un tripulante del ARA San Juan alertó sobre la persecución de un helicóptero británico (vídeo)14 de diciembre 2017, 16:01 GMTA través de este tratado, Reino Unido adquirió también el derecho de controlar algunos de los actos, las adquisiciones militares, los desplazamientos de las unidades de las Fuerzas Aéreas, de la Armada y del Ejército de la República de Argentina. En realidad, las Fuerzas Armadas argentinas quedaron supeditadas a las Fuerzas Armadas británicas. Julio González en su libro Los Tratados de Paz por la Guerra de Malvinas (2004) resaltó que desde la firma de aquel acuerdo, Londres estableció una hegemonía en el Atlántico Sur, determinando que los “buques y aeronaves argentinos que se desplazan por la plataforma continental argentina están subordinados al control británico, mientras que los buques y aviones ingleses que departen de nuestras costas hasta el meridiano 20 no están sometidos al igual control argentino por falta de tecnología”. También se reflexionó sobre este asunto en el programa de TVtitulado ‘Tratado con Inglaterra desconocido por la Opinión Pública’, donde los politólogos Quique Romero y Chicle Gelblum realizan un pormenorizado análisis al respecto.

También el Reino Unido no permite a Argentina la instalación de radares en Patagonia dejando prácticamente ‘a ciegas’ a las Fuerzas Armadas de Argentina.

Los términos de este tratado han sido observados por todos los gobiernos de turno argentinos. También desde 1964 cuando el Gobierno de Arturo Umberto Illia autorizó a Washington mandar su grupo militar al país, los representantes del Pentágono ocuparon ininterrumpidamente oficinas del edificio Libertador del Ministerio de Defensa argentino hasta 2009, incluyendo durante la Guerra de las Malvinas. En 1983, el presidente Raúl Alfonsín encargó a la DGSE francesa (Servicio de Inteligencia) y al Mossad reestructurar el servicio de inteligencia argentino. Lo curioso fue que el MI6 británico que estaba operando en el país desde 1810 también participó en este proceso. América LatinaSurge la polémica en torno al documento sobre la condición técnica del ARA San Juan14 de marzo 2018, 17:32 GMTDe acuerdo con el periodista argentino Diego Pappalardo, desde la firma del tratado, frecuentemente llamado el ‘Versalles argentino’, se produjo “la anulación de una clase dirigente, pensante y defensora de la Argentina, la desmilitarización efectiva, la desinversión estratégica y el relato cultural de una autoinculpación por crímenes injustos que nunca cometimos y nos siguen golpeando con el reciente hundimiento del buque argentino ARA San Juan (S-42) que no escapa a dicha casualidad”. Este submarino, de propulsión diésel-eléctrica convencional es uno de los tres submarinos de guerra argentinos adquiridos en Alemania. ARA San Luis (S-32) peleó en Malvinas y fue dado de baja en 1997. El ARA Salta (S-31) no está en condiciones óptimas y el ARA Santa Cruz (S-41) está en reparación. En resumidas cuentas, con la desaparición del ARA San Juan la Armada argentina se quedó prácticamente sin submarinos. 

Desde el punto de vista geoestratégico británico, ha surgido una condición ideal para una completa hegemonía de Londres en el Atlántico Sur. Para la seguridad nacional argentina la pérdida de su único activo submarino representa un serio golpe tanto físico como moral. Hasta ahora nadie sabe si el Gobierno del Reino Unido fue avisado sobre la salida al mar del sumergible argentino o no. Recientemente, el jefe del Gobierno, Marcos Peña, informó al Congreso que el objetivo principal del submarino “era la localización, identificación, registro fotográfico de buques frigoríficos, logísticos, petroleros, buques de investigación de otras banderas”. También el funcionario señaló que “como objetivos materiales secundarios de esta actividad se establecieron buques y aeronaves que operan desde las islas Malvinas”. 

América LatinaMinistro argentino de Defensa descarta que submarino perdido fuese atacado8 de febrero 2018, 01:11 GMTEs decir, el ARA San Juan tenía que monitorear en realidad los buques de guerra de la flota británica, la norteamericana y de la chilena que estaban realizando las maniobras antisubmarinas. Precisamente unos 15 días antes del hundimiento del submarino, los navíos estadounidenses y chilenos estaban haciendo ejercicios de rescate de un sumergible averiado en la misma zona donde tenía que operar el ARA San Juan. Es importante señalar que en el transcurso de su itinerario varios de sus tripulantes mandaron por WhatsApp mensajes a sus familiares que su navío estaba siendo perseguido por un helicóptero de la Marina Real Británica y un buque de guerra de la Armada de Chile. También en la zona estaba operando un avión antisubmarino chileno C-295. 

De allí se pierde toda la información y hasta ahora no hay una versión segura oficial sobre la desaparición del submarino argentino. El silencio oficial induce a pensar que existe un acuerdo entre Reino Unido, Estados Unidos y Chile con el Gobierno de Argentina de encubrimiento de las causas del hundimiento del navío. A esto se le suma la negativa de Buenos Aires a que el buque de rescate ruso Yantar pueda rastrear la zona donde según sus datos se puede encontrar el ARA San Juan que aparentemente se hundió a unos 200 kilómetros de la zona asignada para la búsqueda a Yantar. Este barco tiene drones sumergibles y dos pequeños submarinos, el Rus y el Konsul. Cada uno con una tripulación de tres personas, puede sumergirse a una profundidad de 6.000 metros; sin embargo,  fuerzas poderosas están obligando al Gobierno de Argentina y a sus Fuerzas Armadas a no permitir a los rusos encontrar el submarino averiado bajo el pretexto que es un ‘barco espía’.

Siempre, en el transcurso de la historia los intereses geopolíticos han prevalecido sobre los sentimientos y sensibilidades sociales humanos. Es cierto lo que comentó hace poco el exmilitar y combatiente argentino en la Guerra de las Malvinas, Aldo Rico, actualmente político, cuando dijo que “la sangre de los soldados se seca rápidamente”. Después sus nombres se quedan en el olvido, excepto para sus familiares y amigos que siempre se acordarán de los 44 tripulantes del ARA San Juan llevándoles flores cada 15 de noviembre al mar donde reposan sus cuerpos y pidiendo saber algún día la verdad para que al fin descansen en paz.

Agencia rusa Sputnik

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Podría parecer el título de alguna película hollywoodense típica de los noventa recreando alguna situación ficcional de la guerra fría que, de hecho, hubo algunas con tramas similares. Pero esta vez no hay ningún actor taquillero, ni se muestran escenas de Moscú opacas y llenas de nieve. No, en esta ocasión, la trama sucede aquí nomás, en nuestras costas marítimas.

El suceso que rodeó la desaparición del submarino ARA San Juan fueron objeto de amplio debate, bien desde el mismo momento que se dio a conocer la historia, como lo que fue aconteciendo con el correr de los meses. El 17 de noviembre de 2017, los argentinos nos dimos con la noticia de que el submarino había dejado de comunicarse con la comandancia de la Armada Argentina luego de haber reportado, dos días antes, una falla en el sistema de baterías que habría sido solucionada a bordo.

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En aquel momento, la ubicación reportada nos decía que se encontraba a 240 millas náuticas (432 kilómetros) de la costa, en el Golfo San Jorge, al sudeste de la península Valdés. A partir de ese día, tuvo que pasar un año y dos meses hasta que se confirmara el lugar del hundimiento del submarino.

El 20 de noviembre el entonces presidente Mauricio Macri (vestido con ropa deportiva) se reúne con los familiares de los 44 tripulantes del submarino y tres días más tarde, la Armada confirma que el día 15 se registró un “evento violento no nuclear” consistente con una explosión en la zona donde navegaba el ARA San Juan, sobre la base de un informe de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO por sus siglas en inglés) Parte de la comunidad internacional (Inglaterra incluida) ayudaban en las tareas de búsqueda.

Macri reunido con los familiares de los 44 tripulantes del ARA San Juan (2017).

A partir de allí, el año que siguió se repartió entre algunas vergonzosas conferencias de prensa del mismo presidente (el mar es grande y el submarino es chico), su entonces ministro de Defensa, Oscar Aguad, y distintos miembros de la Armada. Entre medio, a principios de 2018, el gobierno tuvo que salir a aclarar que el submarino no había sido víctima de ataque de una fuerza extranjera, negando que se haya acercado a las Islas Malvinas.

Finalmente, y tras la contratación a la firma Ocean Infinity, el día 17 de noviembre de 2018, el gobierno confirma vía Twitter que el ARA San Juan fue hallado a 800 metros de profundidad, relativamente cerca de donde había sido su último contacto.

Durante todo ese tiempo, siempre dio la impresión de que el gobierno supo más de lo que realmente informaba. En algunos casos es justificable cierta reserva en virtud de que se trataba de una causa de defensa nacional, pero en otros casos resultaba, cuando menos, sospechosa la estrategia comunicativa.  El año pasado, luego del testimonio de un oficial de la Armada, se supo que el ministro Aguad y el presidente Macri ocultaron que el 5 de diciembre de 2017 (20 días después de la desaparición) ya se sabía la ubicación del submarino y se lo ocultaron, no sólo a la opinión pública, sino también a los familiares.

La hipótesis del ataque externo

Fuera de las ya clásicas teorías conspirativas, existió, y de hecho el gobierno tuvo que desmentirlo, la hipótesis de una agresión de una potencia extranjera. Esto surge a partir del planteo que realiza la “Red Federal de Investigación ARA San Juan”, conformada por especialistas y familiares de los tripulantes del submarino.

Esta hipótesis ya fue desarrollada anteriormente por medios periodísticos, pero para resumirla podemos decir que la magnitud detectada por la CTBTO fue similar a 100kg. de TNT (medida universal) a 40 metros de profundidad. El gobierno, en sus investigaciones, hizo detonar dicha cantidad de TNT para comparar las ondas de choque con las que se registraron el 15 de noviembre.

La Red Federal afirma que el método de comparación realizado por la Armada no fue mediante de TNT encapsulado, sino que se detonó un torpedo antisubmarino tipo MK 54, que posee el mismo rango de explosión. El gobierno lo niega, por supuesto, pero las pruebas se encuentran en manos del juez que aun lleva la causa del hundimiento del submarino.

El MK54 es un torpedo ligero de 12.75 pulgadas, de origen estadounidense y están diseñados para hundir submarinos nucleares con una capacidad de detonación equivalente a 100 TNT.

Torpedo antisubmarino tipo MK 54

En marzo de 2018, por presión de los familiares la Armada dio a conocer el resultado de esta prueba y los familiares notaron una discordancia entre lo que concluía la fuerza y los datos de los espectogramas del informe. En ese informe se puede apreciar la coincidencia casi total en amplitud de escala a la ocurrida el 15 de noviembre.

Entonces la pregunta que surge es la siguiente: ¿es viable la hipótesis del hundimiento? Si a eso le agregamos que en Malvinas los ingleses tienen apostado al buque de lucha antisubmarina HMS Clyde con sus Helicópteros tipo Merlin y Wildcat. Todos ellos llevan como armamento los torpedos MK54.

Para contextualizar, vale la pena mencionar que en el viaje anterior del ARA San Juan, un tripulante del submarino le contó vía WhatsApp a sus familiares que había divisado helicópteros británicos persiguiendo al ARA San Juan.

Esta es sólo una hipótesis, sostenida por algunos de los familiares de los tripulantes y un grupo de expertos en la temática. Si las pruebas realmente existen, eso se sabrá (o no) en la causa, o bien quedará todo como una teoría más. Aunque, a decir verdad, los intereses que hay en el atlántico sur, desde lo geopolítico y económico, son muy poderosos.

Espías y Petróleo

A la causa judicial que investiga cuales fueron las causas del hundimiento, se unen algunas más. Una de ellas tiene que ver con el espionaje a los familiares de los tripulantes del submarino desaparecido.

Como dijimos más arriba, cinco días después de la desaparición del submarino y en medio de una conmoción nacional por la expectativa de encontrarlo sano y a salvo, el ex presidente Macri se reunió por primera vez con los familiares. A partir de allí, desde la Agencia Federan de Inteligencia (AFI) se comenzó un metódico proceso de seguimiento y espionaje a los familiares.

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Según un grupo de ellos, estos espionajes tenían que ver no sólo con la teoría desarrollada antes sobre el posible hundimiento por el impacto de un torpedo antisubmarino, sino también de acusaciones de otro grupo de familiares que afirman que el entonces gobierno de Cambiemos aprovechó las tareas de búsqueda y rescate para explorar el lecho marino en búsqueda de posibles lugares de explotación petrolera.

Los abogados Valeria Carreras, Lorena Arias y Fernando Burlando, señalan en su denuncia que en diciembre de 2017 se realizó una licitación off shore para la explotación de hidrocarburos en el área del atlántico sur adyacente al lugar donde finalmente se encontró el submarino hundido.

Créditos: Zonamilitar.com

Para sostener esta idea, la querella afirma que, en un primer momento, la búsqueda del submarino había sido otorgada mediante contratación directa a la empresa IGEOTEST, la cual se especializa en prospecciones del lecho marino y tendido de plataformas de hidrocarburos. Decisión ésta que luego se denunció y dejó sin efecto la medida.

Aun así, el espionaje existió y por eso el Juez subrogante de Dolores imputó a Mauricio Macri como uno de los responsables de dicho delito. Entre los hechos que se han probado que existieron, encontramos algunos como una infiltración en un grupo de parientes, seguimiento a mujeres, esposas o parejas que luego se reunirían con Macri, fotografiar e investigar redes sociales, etc.

Desde la defensa se argumenta que se interesaban por la seguridad del entonces presidente, pero el Juez Bava descree de estas afirmaciones.

La soberanía y la libertad en peligro

Como dijimos, parecería una película si tomamos los elementos sueltos: submarino, espías, intereses económicos, etc., pero al unirlos y ponerles nombres propios, no hay nada que envidiar a cualquier producción yanki sobre estas cuestiones: un submarino que desaparece, se produce una explosión, en la zona hay reclamos soberanos sobre dos islas usurpadas por una potencia extranjera y un presidente que manda a espiar a sus ciudadanos. Todo con un inevitable condimento argento.

Que los servicios de inteligencia en la Argentina nunca dejaron de trabajar activamente desde el final de la última dictadura, no es novedad. Para más detalles, véase el tema Nisman y como su suicidio esconde una compleja trama de espionajes y malversación de fondos.

Ahora bien, que quien haya enviado a espiar sea el propio presidente de la nación, buscando resguardarse de vaya a saber qué cosa y encima sobre un grupo de personas que estaban pasando por un suplicio de no saber dónde estaban sus familiares, es aún más grave.

Mauricio Macri junto a la Armada Argentina. Foto: RT Actualidad.

Si esto le sumamos que la zona en la que desapareció el submarino y posteriormente se lo encontró a 800 metros de profundidad, es muy delicada en cuanto a la importancia de su posición geo-estratégica y económica, en medio de una disputa soberana contra un imperio que, encima, se lo invita a participar de la búsqueda y que envía un buque cuya función principal es ser antisubmarino y que encima está acusado por parte de los familiares de “perseguir” al ARA San Juan en un viaje anterior.

Atrás quedaron los intentos del gobierno cambiemita de responsabilizar al gobierno anterior de CFK de no haber hecho los mantenimientos necesarios que supuestamente provocaron la implosión a 40 metros de profundidad. Sin embargo, esto sigue siendo uno de sus argumentos principales. Lo cierto es que, al margen de las causas del hundimiento en sí, el gobierno nacional de aquel momento encubrió que a los 20 días habían dado con el submarino y desplegó toda una maquinaria de inteligencia para espiar a un grupo de personas desesperanzadas y desesperadas por saber dónde estaban sus familiares, algo que nos recuerda a otras épocas.

REFERENCIA

MENSAJES DE WHATSAPP

https://www.gacetamercantil.com/notas/132725/

https://www.washingtonexaminer.com/i-dont-buy-argentinas-submarine-explanation

mas

https://www.lahaine.org/mm_ss_mundo.php/ifueron-los-britanicos-los-que