El río Juramento se encuentra en Salta, aunque es mundialmente conocido por la pesca del dorado. Aunque es un curso fluvial importante para toda la región y rico en fauna y flora, los negociados entre los empresarios privados y el gobierno de Gustavo Sáenz parecieran dispuestos a eliminarlo del mapa.
A pesar de que existe una ley del Agua que regula los caudales mínimos que tiene que tener un río para garantizar la vida y también establece parámetros claros sobre el uso razonable del agua, en Salta pareciera que el dinero pesa más que cualquier otra variable.
En efecto, y de acuerdo a numerosas denuncias de lugareños, actualmente fueron construidos más de cuarenta diques y canales que desvían el agua para el uso privado. Además de generar un daño inconmensurable al ecosistema, reducen el cauce impidiendo la migración de los peces. Muchos de ellos, en efecto, terminan muriendo en los campos.Te puede interesar:
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Según decenas de denuncias que se han presentado, los propietarios de los campos gozan de la complicidad de la gestión de Sáenz. Más de uno, incluso, aseguró que uno de los propietarios -un reconocido bancario- habría financiado la campaña electoral del actual gobernador a cambio del “favor oficial”.
Actualmente, y a pesar de las quejas y del evidente daño causado, no existe un control sobre la cantidad de agua que se desvía todos los días ni información fiable al respecto. Muchos de estos diques están construidos con árboles talados de forma indiscriminada en la zona, causando aún más problemas. Además, los sujetan con tensores metálicos que hacen muy peligrosa la navegación.
“Necesitamos remover los bloqueos y queremos saber quienes son los que desvían el cauce del río y en qué están usando el agua”, aseguraron los lugareños. (www.REALPOLITIK.com.ar)