A pesar del fiasco de AstraZeneca el dueño del Grupo Insud estuvo cerca de ser el único distribuidor de la vacuna china y ahora apuntaría a producirla.

Este viernes trascendió que Sigman busca producir y distribuir la vacuna china y que el socio local será Sigman, quien pondrá a disposición la planta Sinergium de su laboratorio Elea. Extraño que este empresario sea el elegido por el gobierno chino luego del fracaso de la asociación con AstraZeneca, que no logró entregar ni una dosis de las 22 millones de vacunas prometidas, pese a que cobró por anticipado unos 60 millones de dólares.

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Pero lo cierto es que Sigman tiene una vieja relación con Sinopharm y durante la gestión del ex ministro Ginés González García estuvo a punto de quedarse con el monopolio de la importación y distribución, hasta que una intervención directa de Critina Kirchner bloqueó esa posibilidad.

En una reunión de gabinete del Ministerio de Salud, el entonces ministro Ginés González García, que no ocultaba su vínculo estrecho con Sigman, anunció que su laboratorio Elea se quedaría con la importación y distribución exclusiva de la vacuna Sonopharm en Argentina. Los funcionarios de Ginés, entre los que estaba Vizzotti, no salían de su asombro, puesto que ya habían acordado que este empresario produciría las dosis de AstraZeneca.

 

China envió esta semana el último paquete de vacunas para totalizar los 4 millones de dosis que se habían acordado por contrato. No hay más vacunas pendientes con la potencia asiática, porque el régimen decidió bloquear nuevas negociaciones con todo el mundo. El gobierno de Xi Jinping pretenden llegar a julio con 520 millones de personas vacunadas en su territorio, para festejar los 100 años del Partido Comunista Chino.

 

En este contexto, el Gobierno argentino avanzó en negociaciones con la potencia para producirla en el país y otra vez el nombre de Sigman se cruzó en el camino, como cada vez que se discute algún negocio central del sistema de salud público.

 

La idea sería fabricar la vacuna Sinopharm en las plantas de Garín donde la empresa de Sigman ya produjo unas 60 millones de dosis de AstraZeneca pero no entregó ni una sola para el plan de vacunación de los argentinos. Recién esta semana el Gobierno, que tiene fuertes vínculos con el empresario, empezó a pedir explicaciones. Lo curioso es que ante los atrasos, Sigman culpó a los mexicanos encargados de envasarla y dijo públicamente que en la Argentina no había tecnología de envasado de vacunas. Luego se supo que otro laboratorio suyo, ubicado al lado del que utiliza para AstraZeneca, envasa vacunas contra la gripe y el neumococo.

El Presidente recibió este viernes en Ezeiza el último envío de las vacunas Sinopharm de China.

 

Los esfuerzos de Sigman para quedarse con la vacuna Sinopharm comenzaron el año pasado, cuando su laboratorio Elea se quedó con la coordinación del ensayo clínico de la vacuna. El entonces ministro de Salud, Ginés González García, que no ocultaba su vínculo estrecho con el empresario, anunció en una reunión de gabinete del Ministerio de Salud que Elea se quedaría con la importación y distribución exclusiva de la vacuna Sonopharm en Argentina. Los funcionarios de Ginés, entre los que estaba Carla Vizzotti, no salían de su asombro, puesto que ya habían acordado que Sigman produciría las dosis de Oxford/AstraZeneca.

 

Finalmente la llegada de la vacuna china se enfrió durante meses hasta que Cristina Kirchner al consultar sobre el tema estalló: “Estoy cansada de los negocios de Ginés”, habría dicho. Y de hecho las primeras dosis llegaron a la Argentina después de la renuncia de Ginés.

Fuentes al tanto de las negociaciones advirtieron a LPO que en el mercado se menciona al empresario como una de las causas que demoraron por meses la llegada de la vacuna de Sinopharm, al igual que su supuesta resistencia al acuerdo con Pfizer y la rusa Sputnik V. La estrategia de vacunación se armó en torno a los millones de dosis que prometía AstraZeneca y fue ante el fracaso total de ese proyecto que se activaron las otras opciones.

Una vez que Ginés salió del Gobierno se aceleró el proceso para recibir las vacunas chinas de Sinopharm, pero esta vez el acuerdo se celebró de Estado a Estado y se quitó del medio al laboratorio Elea, propiedad de Sigman.

 

Enterada de esto, Cristina Kirchner, que ya venía cansada de Ginés por las trabas a la Sputnik, hizo valer su relación directa con el gobierno de Xi Jinping. La crisis provocó la salida de Luis María Kreckler, el embajador en Beijing que terminó siendo una víctima de la pelea interna del Gobierno por la vacuna. En su lugar asumió Sabino Vaca Narvaja, que aceleró el acuerdo con los chinos, esta vez de Estado a Estado.

El laboratorio Elea ya no logró ser el único importador y distribuidor de las dosis. Pero el empresario no cede. Ahora busca recuperar centralidad en ese negocio asegurándose la producción en el país de la vacuna. Es que la imagen de Sigman quedó muy afectada luego que el laboratorio Richmond de Marcelo Figueiras lograra quedarse con el contrato para producir en la argentina la Sputnik V, que según algunos estudios es la mejor vacuna del mundo contra el coronavirus.

Figueiras armó un fideicomiso que cotiza en bolsa para financiar la planta que producirá la Spuntik y tras el éxito de la colocación se aseguró unos 80 millones de dólares. Este empresario tendrá así la planta de producción de vacunas más moderna del país con capacidad incluso de suministrar monodosis de la Sputnik ya envasadas en jeringas, un enorme avance para la campaña de vacunación. En el tope de producción, la planta nueva llegará a producir 500 millones de dosis por año. Pero ya a mediados de este año, en su planta actual podría estar entregando hasta un millón de dosis por mes.

Marcelo Figeuiras y Alberto Fernández en una de las plantas del laboratorio Richmond.

Se trata de una competencia muy fuerte para Sigman, en un segmento de punta en el que venía jugando sólo. Por eso, no llama la atención que en la Anmat se haya desatado una guerra interna por las trabas que un sector del organismo, que vinculan a este empresario, le puso al proyecto de Richmond, que igual avanzó.

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Es que la influencia política de Sigman sobre las áreas de Salud ya no serían tan monolítica como durante la gestión de Ginés. Fuentes del mercado reconocen que la actual ministra Carla Vizzotti tiene una postura neutral con el dueño del Grupo Chemo, como quedó demostrado esta semana cuando planteó sus reclamos por la demora en entregar las dosis de AstraZeneca.

La influencia de Sigman sobre las áreas de Salud ya no serían tan monolítica como durante la gestión de Ginés. La actual ministra Carla Vizzotti tiene una postura neutral con el empresario, como quedó demostrado esta semana cuando planteó sus reclamos a AstraZeneca por la demora en entregar las dosis.

 

La decisión del gobierno de Putin de habilitar a Richmond la fabricación para Sudamérica de la Spuntnik fue celebrada por la conducción del Frente de Todos como un triunfo geopolítico, aunque en rigor se trató de una gestión privada de Figueiras en la que fue clave la vieja relación comercial de Richomd con el megalaboratorio indio Hetero, broker global elegido por los rusos para desplegar plantas por el mundo.

Como sea, frente a ese éxito empresario, Alberto, Cristina, Massa y Kicillof respaldaron a Richmond. Frente a esta situación, ahora para no quedar tan atrás de su competencia, Sigman busca encargarse del proceso de envasado de Sinopharm en sus propias plantas. Ese mismo proceso que dijo que no podía hacer con AstraZeneca. Pero no sería la única acción en curso de Sigman.

 

Sus vínculos con la política argentina también le podrían conseguir otro negocio: la producción de la vacuna israelí.

 

En una entrevista con la agencia AJN, el embajador argentino en Israel, Sergio Urribarri, adelantó que esperan para las primeras semanas de mayo un equipo de profesionales y científicos israelíes del Hospital Hadassah para cerrar un acuerdo para realizar el ensayo clínico en Argentina. Ya venían en conversaciones con un laboratorio local para la producción de la vacuna: Sinergium Biotech, de Sigman

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