La directora general de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, Agustina Vila, decidió hacer caso omiso a las súplicas por austeridad y autocontrol hechas recientemente por el presidente Alberto Fernández, y avanzar con una lavada de cara a las oficinas de su cartera en la Torre I de la ciudad de La Plata.
El pedido fue elevado por la subsecretaría de Administración y Recursos Humanos, en el marco del plan de readecuación de los espacios de trabajo. Fue aprobado por la propia Agustina Vila, funcionaria clave de la gestión de Axel Kicillof. Recientemente, Vila estuvo en el ojo de la tormenta luego de comprobarse que casi la mitad de los funcionarios de su gabinete provienen del macrismo, especialmente de los equipos de Marcos Peña y del riñón de la ex gobernadora María Eugenia Vidal.
El monto estimado de la contratación es de 16.682.599 pesos, que puede elevarse a 18 millones en caso de que las ofertas superen el presupuesto bonaerense. Se comprarán 147 escritorios nuevos, 10 muebles a medida, 190 cajoneras, 257 bibliotecas de diferentes dimensiones y materiales, 330 sillas nuevas con tapizados de cuerina y simil cuero, y 4 mesas de reuniones.
Mientras los gastos de ministerios y organismos bonaerenses, como la Agencia de Recaudación de la provincia de Buenos Aires (ARBA), continúan sucediéndose unos sobre otros, aún no hay definición alguna sobre la situación de una enorme masa de trabajadores bonaerenses que, a pesar de haber entrado en planta transitoria hace más de cinco años, no han logrado regularizar su situación laboral. Según el gobernador Kicillof, no es su culpa. Es la falta de presupuesto.
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