En la soledad de su espacioso departamento en Recoleta, la Vicepresidenta de la Nación recibió la información más esperada. La Corte Suprema de Justicia de la Nación le terminaría dando la razón a pesar de la apariencia de una derrota. ¿Cómo? Hace más de dos semanas atrás, la ex Presidenta se enteró que, al menos, tres de los miembros de la Corte le daría la razón a los desplazados jueces pero por un breve periodo de tiempo, lo que significa una decisión que alegró a la mandataria.

Sus interlocutores habituales son la senadora mendocina Anabel Fernández Sagasti y su compañero de bancada formoseño, José Mayans. Desde ya, también conversa y le da indicaciones a Oscar Parrilli que retransmite las directivas a las principales caras del canal C5N para que bajen a sus audiencias el discurso oficial. ¿Periodismo militante o servil propaganda?

En diálogo con uno de ellos -no está en el ánimo de este periodista revelar jamás una fuente-, la vicepresidenta se quejó de que ganó las elecciones, ganó la provincia, ganó y ganó pero el voto no sirve sino se pueden tomar decisiones trascendentales. Hablaba del traslado de los camaristas que tanto la inquieta.

Cuentan las fuentes que Cristina defendió el término salomónico. Una anticipada si es que se confirma lo que hoy analizan los principales editorialistas del país. El término remite al rey Salomón cuando mandó a cortar un bebé al medio. Para Cristina, la interpretación de la palabra puede resultar inexacta o errónea. Lo que la prensa dirá «salomónico» para Cristina será justicia.

Otra de las noticias de la política que generó indignación de la ex Presidenta fue la posible candidatura de la hija de Carlos Saúl Menem. «Resta» le dijo a una de sus confidentes en el Senado de la Nación. Pero tampoco se puso nerviosa pues considera que hay un voto peronista que jamás la respaldará.

Según sus interlocutores, sus respuestas recordaron las escuchas legales con Oscar Parrilli cuando se refirió con ironía al peronismo. Para Cristina, el tradicional partido tiene olor a naftalina y prefiere fotografiarse con los jóvenes de La Cámpora -no tan jóvenes ya-. Es el voto «de mierda» la habrían escuchado decir que puede apoyar a Chiche -por Duhalde- o a la Claudia Rucci.

En las próximas horas, Cristina se prepara para celebrar en silencio mientras coordina, a través de sus funcionarios de confianza, la alianza sanitaria estratégica con Rusia. Para la Vice, el barco sólo lo puede enderazar ella. No Alberto.

 

Periodismo y Punto

Comments are closed.