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Cristina Kirchner le muestra los dientes a Alberto Fernández en cada decisión que toma. La vicepresidenta está en todo. Si hay un nombre que no le gusta, lo veta. No importa que lo hubiesen publicado en el Boletín Oficial. Es lo que pasó el último fin de semana con la intervención del SUPA.
El 1° de junio, Eugenio Begue, yerno del embajador en Uruguay Alberto Iribarne, fue elegido interventor del sindicato que controla la navegación de los barcos en los ríos argentinos. Su designación había sido publicada el último miércoles en el Boletín Oficial con la firma del Presidente y del ministro Claudio Moroni (Trabajo). A Cristina poco le importó. 24 horas después de ser oficializado, Begue debió renunciar y el Puerto de San Martín quedó acéfalo por varias horas. El SUPA está intervenido desde hace un año y medio, y el nombramiento apuntaba a regularizar la situación.
Al parecer, la vicepresidenta tiene otros planes allí. Y empiezan a vislumbrarse con la intervención de Vicentin, ideada por La Cámpora. Las exportadoras temen por el debilitamiento de las empresas de estiba que desde 2016 están en el mercado compitiendo con la Cooperativa.
Cabe recordar que la intervención del SUPA se dio durante el macrismo, luego de un escándalo de corrupción que derivó en la detención del histórico sindicalista Herme “Vino Caliente” Juárez, quien terminó siendo excarcelado casi seis meses después.
Begue, en tanto, se desempeña como gerente de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) desde el mes de marzo. Anteriormente, había ocupado la secretaría de Trabajo de la provincia de Buenos Aires durante la gestión de María Eugenia Vidal.
FUENTE https://periodismoypunto.com/ Luis Gasulla
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