27/06/2025

El femicida de Catalina mostró la “maniobra del mataleón” que usó para matarla

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Néstor Soto confesó en el juicio cómo asesinó a su amiga Catalina Gutiérrez y, durante todo ese relato cruel, los papás del joven no pudieron ni mirarlo.

Una relación que ya era distante, una discusión, golpes y la maniobra “mataleón”. Esos fueron los ejes del relato de Néstor Soto sobre cómo asesinó a Catalina Gutiérrez en su departamento de Podestá Costa 3110, en la ciudad de Córdoba.

Acerca del 17 de julio de 2024, el homicida dijo que fue “completamente normal” y relató que organizó la juntada con Agustina Elías, Ulises Balián y otro amigo más. Con Catalina habló más tarde y coordinó que ella lo pasaría a buscar. Según contó, cuando la chica llegó a su departamento él aún no estaba listo y le dijo que se bajara a esperarlo.

“Es una realidad que no estábamos hablando tanto entonces las conversaciones eran medio cortantes”, recordó y admitió que empezó a tardar, por lo que Catalina se enojó. 

“Estaba tensa y fría. Le dije que me iba a cambiar la ropa y me dijo ‘dale culiado, encima de que no me invitás (sobre la juntada del bowling a la que le avisó Agustina Elías) te tengo que esperar’”, contó y siguió: “Me acuerdo que le contesté mal, me enojé y le dije ‘tomatela’. Ahí ella se enojó y me dijo ‘Nesti, no podés ser tan pelotudo’ y me pegó una cachetada”.

“Yo reaccioné de la peor manera, nunca respondí así”, admitió antes de contar con detalles el aberrante crimen que cometió, al cual siempre lo mencionó como “el hecho”: “Reaccioné con un golpe y le dije ‘Cati, me fui a la mierda, perdón’. Y cuando me estoy acercando ella me dice ‘pelotudo, me pegaste refuerte’. Me agarra (de la remera) y estábamos los dos en el piso peleando”.

La “maniobra del león” que usó Néstor Soto para matar a Catalina Gutiérrez

“Ella estaba en el piso y me toca el cuello. Era una práctica que hacíamos antes. Ella me apretó fuerte la nuez y ahí se me apagó la tele. Ahí arranca Néstor Soto loco. Le agarro las manos, se las zafo y hago la maniobra del mataleón. Lo hice fuerte y lo dejé de hacer. Como que, no es que me cayó la ficha. En ningún momento paró ese estado de emoción. Cuando la suelto lo primero que hago es escucharla si estaba viva y vi que no”, sentenció.

Durante todo ese cruel relato, los papás de Catalina no podían mirar a Soto. Marcelo Gutiérrez se dio vuelta y mantuvo su cabeza contra la pared mientras que Eleonora Vollenweider se tenía la cabeza con su mano.

Soto sostuvo que decidió sacar a Catalina de su departamento y llevarla “a la casa”. “Ahí agarré la cinta, se la puse para llevarla y se zafa. La subo al auto y en ningún momento se fue de mi cabeza el ‘qué está pasando’. No entendía nada. De golpe iba al bowling y de golpe estaba con Cati atrás”, añadió.

Después, Soto relató que comenzó a manejar hacia zona sur de Córdoba hasta que llegó a barrio Ampliación Kennedy. “Freno en un lugar, no quería manejar más, me quería matar. Agarro el alcohol, tiro en el piso y me tiro a mí. Prendo un fósforo y se empieza a prender despacito. Ahí es cuando no me dieron los huevos, el fuego avanzaba paulatinamente y arranqué a caminar”, recordó sobre el momento en el que abandonó a su amiga de Arquitectura muerta en su Renault Clio.

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