El presidente desconfía de su vice pero entendió que una crisis institucional puede tener un alto costo. La promesa de Villarruel y la matemática de diputados por el DNU. Los castigados por Posse y Karina Milei. Lo que piden los gobernadores, la Ley Ómnibus pocket y la cuestión fiscal. Los libertarios apuran el 2025. La mirada de Joaquín de la Torre sobre la fusión del PRO y LLA.

Por Pablo Ibañez

Javier Milei demoró 36 horas en indultar a Victoria Villarruel. Escuchó y atendió el argumento de su jefe de Gabinete, Nicolás Posse –de las pocas personas en las que confía–, de que la vice actuó sin malicia, por estar aislada de la Casa Rosada y bajo presión o rodeada por los senadores, pero tardó en dar por cerrada, en público, la crisis interna.

Villarruel hizo llegar, por terceros, mensajes de disculpas y se mostró dolida por la desconfianza. “No lo voy a traicionar”, mandó a decir. No alcanzó para apagar la furia de los Milei, Javier y Karina. Con las horas, el presidente asimiló la lógica de la supervivencia: entendió que coquetear con una crisis institucional, con el karma criollo de las peleas entre presidentes y vices, no es el mejor negocio a menos de cien días de haber asumido.

La línea de tiempo tiene un agujero negro. Desde el inicio de la semana, en Casa Rosada sabían que la sesión era casi inevitable y el rechazo al DNU altamente probable. Pero Milei alimentó las sospechas sobre una emboscada de Villarruel y la mostró como la responsable de la derrota política.

Sobre aquel pronóstico, Posse, su vice José Rolandi y el ministro del Interior, Guillermo Francos, reactivaron el martes los contactos con los jefes de la oposición amigable para discutir a discutir una Ley Ómnibus pocket, con la mitad de los artículos, sin capítulo fiscal ni el temario aleatorio de Federico Sturzenegger. Fue el primer movimiento para tratar de blindar el DNU en Diputados que, sabían, el Senado rechazaría.

Igual, Milei dejó que cayera sobre Villarruel la lluvia ácida de sus fieles más activos: el ejército de trolls que suele tener un comportamiento orgánico a las estrategias de Santiago Caputo, gurú y amigo del presidente. Un dato que da una pista: la noche del miércoles, horas después de difundida la carta que visibilizó el enojo con Villarruel, Caputo negó ante un puñado de funcionarios que el mensaje de la Oficina del Presidente haya sido eso que todo el ecosistema político interpretó: un fusilamiento público de la vice.

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El comunicado se redactó en la oficina de Caputo y pasó el doble filtro de los hermanos. Es difícil imaginar errores. ¿Por qué, entonces, el bombardeo de las redes contra Villarruel? ¿Pudo ser una embestida silvestre de los tuiteros M? La explicación es más simple: el sistema de poder, en particular el económico, hizo sonar sus alarmas sobre el impacto de una crisis política entre Milei y su vice, que se agudizaría si, como se presumía, el Senado rechazaba el DNU.

Así y todo, horas antes de la derrota en el Senado, desde Casa Rosada el tono era hostil. “Si rechazan el DNU, es una relación sin retorno”, le dijo un funcionario a Cenital. Entre legisladores de la LLA mencionan, memoriosos, que Villarruel ha evitado de manera sistemática apoyar las medidas del Gobierno. Un libertario se detuvo en un detalle: el entorno de la vice circuló una encuesta de la consultora Giaccobe que la muestra con mejor imagen positiva que Milei.

¿Es posible una escenificación pública de la amnistía? Este lunes, el presidente asistirá a la embajada de Israel junto a su hermana y su vocero, Manuel Adorni. Villarruel no figuraba, hasta el sábado, en la comitiva. Pero podría ir por su cuenta en busca de una foto pública.

Durante la sesión del Senado, se repitió una escena: el PRO –vía Luis Juez-, la UCR –vía Eduardo Vischi – y el PJ –vía José Mayans– armaron un scrum para defender a la vice por haber cumplido con el reglamento de convocar a sesionar y mantener el DNU en el temario. Es decir: refutaron la teoría de José Luis Espert de un intento de desestabilización.

Hasta el viernes, luego del video –una fuente libertaria aseguró que fue un pedido de la Casa Rosada– en el que Villarruel declaró su “inclaudicable” compromiso con Milei y prometió no convertirse en Cristina Kirchner (A.K.A: una vice opositora), formó parte del Eje del Mal. Post sesión, la vice recuperó la calma cuando la metralla libertaria se reorientó a Martín Lousteau, protagonista de un fenómeno extravagante: preside la UCR pero votó distinto a casi todos los senadores radicales.

Sobre Villarruel y Lousteau se desplegó una de las armas que mejor maneja el búnker libertario: el escarmiento público. “A los que no nos alineamos, nos quiere echar de la política. Y si Milei llega a tener poder real, nos va a querer echar del país”, dice un opositor no K.

El pánico juega. En una semana negra e infinita, el presidente engrosó su lista de viudas al expulsar a Omar Yasín de la Secretaría de Trabajo por una decisión administrativa en la que el funcionario, vinculado al exministro macrista Jorge Triaca, intervino de rebote. Yasín pasó a integrar ese club junto a Guillermo Ferraro y Osvaldo Giordano, entre otros. Todos tienen un factor en común: chispazos o conflicto de intereses con Posse. Las viudas de Posse.

El sacrificio de Yasín sirvió para preservar a Armando Guibert, a cargo de la Reforma de Estado y cercano al jefe de Gabinete, que anuncia que el 31 de marzo próximo dará de baja el 40% de los contratos de la administración pública. Guibert, que fue funcionario en los 90, participó de la paritaria estatal y administra el ajuste interno.

Con la expulsión de Yasín y la polémica por el DNU, metralla libertaria sobre Villarruel incluida, Milei logró dejar atrás el capítulo más costoso en sus casi cien días de gobierno: el autosalariazo que, según la diputada de UxP Victoria Tolosa Paz, fue del 48,1%. Fue un sablazo al corazón del relato anti casta de Milei que, muy rápido, quedó tapado por otros ruidos.

Todo dura un espasmo. Lo mismo pasó con la carta pública en la que los 23 gobernadores y el jefe de Gobierno porteño plantearon, en respuesta a las declaraciones del presidente, que el “narcotráfico en un asunto federal”. Fue un respaldo a Maximiliano Pullaro, gobernador de Santa Fe, que tuvo como usina al bloque de gobernadores patagónicos.

Los mandatarios del sur fueron los primeros en bancar a Pullaro. Luego Rogelio Frigerio, gobernador de Entre Ríos, propuso que haya un mensaje unificado de todos los jefes provinciales. El comunicado parece tener un dato encriptado. “Es una forma de bancar a Patricia porque Milei quiere tirarles el quilombo narco a las provincias”, dijo un operador no peronista.

Cuesta imaginar que dirigentes como Axel Kicillof o Gildo Insfrán validen a Bullrich. Pero todo suena verosímil en la confusión general. En definitiva, más allá del exceso de show, la postura de Bullrich marida con la necesidad de asistencia, recursos y efectivos federales que tienen, en sus provincias, tanto Pullaro como Kicillof y el cordobés Martín Llaryora en materia de seguridad. “A Patricia le pisan las partidas”, dicen desde una provincia del interior y señalan, otra vez, a Posse.

Milei respaldó a Bullrich, pero está casi descartado que el presidente viaje a Rosario como prometió la semana pasada la ministra. “No es recomendable. ¿Y si como bienvenida los narcos hacen otra masacre?”, dicen en Rosada. No se trata de una cuestión de seguridad sino de impacto público. No tiene, a priori, relación con la remoción del histórico responsable de la Casa Militar, Alejandro Guglielmi. Lo decidió Karina Milei y se vincula a que el esquema estricto de protección incomodaba al presidente. La versión blue apunta a celos internos en la cúpula del Ejército que habían decidido un reemplazo sin notificarle a Guglielmi. Jugó otro actor: Jorge Antelo, que ocupa la secretaría de Asuntos Estratégicos, un exbrigadier vinculado a Posse, con quien se vinculó en tiempos de la Corporación América.

Karina controla todo lo que pasa en el micromundo Milei. Arrinconó al secretario de Medios, Eduardo Serenellini, a quien le vaciaron el cargo y no le piden la renuncia porque creen que no sería lo más oportuno echar a otro responsable de medios, luego del paso de Eduardo Roust y Belén Stettler.

Milei tiene un vínculo personal con Serenellini, pero Karina detectó que el funcionario desoyó la orden del presidente de frenar la pauta y dispuso pagos por unos 200 millones de pesos. En la nómina que tiene la Secretaría General figuran medios y productoras como La Nación S.A. y La Cornisa, de Luis Majul. El asunto, con montos ínfimos para la pauta pero simbólico para el mundo Milei, podría llegar hasta el Congreso porque legisladores de LLA preparan un pedido de informe para saber a qué empresas, cuánto y quién firmó los pagos contra la voluntad presidencial.

En Casa Rosada no se arriesgan a porotear sobre la suerte del DNU en Diputados. La reunión con el bloque del PRO y el sector de la UCR que preside Rodrigo De Loredo mejoran la matemática de la supervivencia del decreto de Milei. La fractura radical, que visibilizó el documento que firmaron cuatro gobernadores –Carlos Sadir de Jujuy, Leandro Zdero de Chaco, Alfredo Cornejo de Mendoza y Gustavo Valdés de Corrientes–y los jefes de bloque De Loredo y Vischi, anticipa un voto cruzado y repartido.

La ausencia de Pullaro, el quinto radical, ofrece varias derivadas. “El gobernador está 100% ocupado con el tema de las bandas narco. Algunos ya se olvidaron de Rosario”, dijo a Cenital una fuente del entorno del santafesino.

En el primer mapeo, unos once diputados radicales podrían votar en sintonía con UxP y la izquierda, mientras es incierto lo que hará el bloque de Hacemos Coalición Federal (HCF) que preside Miguel Pichetto, invitado este lunes a Casa Rosada.

La suerte del DNU depende, además, de los votos de los gobernadores: radicales cercanos a Pullaro, peronistas cordobeses, misioneros que reportan a Carlos Rovira, salteño de Gustavo Sáenz y entrerrianos alineados, o vinculados, a Frigerio. Y de la Patagonia Rebelde: los mandatarios del sur aportaron 15 de los 42 votos que rechazaron el DNU en el Senado y serán determinantes en Diputados.

La foto de la votación en la Cámara Alta, más la abstención de cordobeses y misioneros, puede leerse como una especie de ultimátum de los gobernadores a Milei para que avance con medidas específicas que necesitan las provincias. “Existe el amor, pero lo que valen son las pruebas de amor”, apuntó un diputado del PRO que estuvo en Casa Rosada y proyecta un conteo ajustado que solo puede destrabar un gesto de Milei hacia las provincias.

El presidente aceptó reducir la Ley Bases y podría excluir de ese proyecto, frente al pedido del PRO y la UCR, la nueva fórmula de actualización jubilatoria. Pero lo más relevante es la cuestión de los recursos que depende del capítulo impositivo en el que los gobernadores, por ejemplo respecto de Ganancias, no se ponen de acuerdo.

El pedido máximo es discutir un pacto fiscal que redefina el reparto de recursos entre Nación y provincias, y que elimine las llamadas partidas discrecionales, además de reconfigurar funciones y fondos. “No queremos más planes federales de vivienda que dependen de cómo se lleva el gobernador con el presidente de turno. Discutamos la distribución de recursos y que cada provincia defina su política de vivienda. Lo mismo con las políticas sociales: que Nación no entregue planes a través de piqueteros”, dijo un gobernador a Cenital.

Ese debate estructural ni empezó. Los gobernadores abrazan la promesa presidencial de rediscutir la coparticipación Federal. “No es una pelea entre provincias, es una cuestión entre la Nación y las gobernaciones. En 1988, el 58 % de los recursos iba a las provincias, y 42% para Nación. Ahora ese número está invertido”, aporta otro mandatario.

El tropiezo en el Senado con el DNU y el interrogante sobre Diputados aceleró en el gobierno la discusión sobre el 2025. Francos puso en el debate la todavía distante elección de medio término que, dijo, cambiará la relación de fuerzas del Congreso. Sobre la elección que viene circula una tesis referida a la provincia de Buenos Aires, que indica que el apellido Milei podría estar en la boleta para competir en un territorio donde LLA perdió las tres elecciones del 2023 y donde Milei presenta, sobre todo en el conurbano, niveles de rechazo superiores al resto del país. Karina, claro.

Milei pretende repetir el formato del balotaje: retener a los votantes de LLA y aspirar a los del PRO. El consultor Gustavo Córdoba sostiene que el presidente sumó a su núcleo duro propio un 10% de votantes que provienen del PRO. Lo que se especuló como fusión de Gobierno, ahora se reduce a una alianza electoral para el 2025 entre LLA y PRO que podría convertirse en una absorción del segundo por parte del primero. Es un escenario que Joaquín de la Torre, senador bonaerense de JXC, que respalda al gobierno de Milei, cree posible porque reproduce una variante repetida en otros lugares del mundo: entre las derechas moderadas y las duras, en general se imponen las segundas.

Hace semanas, cuando Milei retiró la Ley Ómnibus, habló del “bloque extorsión”, mensaje que retuiteó el presidente. Tras el rechazo del DNU, ¿ve el mismo escenario?
No mencioné a nadie pero hubo miembros de un bloque que se hicieron cargo. Cuando desde la oposición se quiere ayudar, se ayuda, y la forma de hacerlo no es queriendo imponer lo que uno piensa al que gobierna. En Argentina siempre hubo un pacto de gobernabilidad, en el que se le da al gobierno un año de presupuestos de acompañamiento. Acá no ocurrió.

¿Qué debería hacer la oposición?
La gente sigue acompañando al gobierno y cree que hay que darle las herramientas para hacer lo que prometió hacer. La política tiene que bajarse del pony. Hay tipos que perdieron tres elecciones y todavía hablan como si fueran los mejores intérpretes de la realidad. Si crees que sos más importante que lo que piensa tu votante te pasa eso: perdés tres elecciones seguidas.

Formó parte de JxC, es cercano al PRO y apoya a Milei. ¿LLA y el PRO tendrían que avanzar en una fusión?
Depende de quién sea la conducción del PRO y, claro, de los tiempos políticos. Aunque faltan 18 meses para eso, no creo que en las elecciones de 2025 haya tres espacios grandes.

¿Una fusión LLA-PRO sería un ordenamiento de tipo ideológico?
Hay que tener sensibilidad para ver lo que la gente plantea. Hay fenómenos que se dieron en todo el mundo –la excepción es, quizá, España con el PP y Vox- y es que los espacios de centro o centro derecha tímida, ceden ante los espacios de derecha más dura.

¿Macri debería presidir el PRO?
Sería lo natural. El PRO tiene que hacer autocrítica por no haber llegado al balotaje. Mauricio es el indicado para hacerlo y para darle un sentido al PRO, y que no sea solo un partidito.

¿No puede ser conflictiva la convivencia Macri-Milei?
Las personas inteligentes, encuentran roles inteligentes. El presidente se llama Javier Milei. https://cenital.com/