Tarifas de luz y gas: las familias gastarán entre $30.000 y $40.000 por mes

En audiencia pública, la Secretaría de Energía busca validar legalmente el fin de la ayuda oficial. En 2023, los subsidios fueron equivalentes a 1,5% del Producto y la Asignación Universal por Hijo, a 0,4%.

El Gobierno realizó este jueves la audiencia pública de segmentación y nueva Canasta Básica Energética (CBE) para validar legalmente la masiva quita de subsidios a los hogares, asignar mejor la ayuda del Estado y reducir el déficit fiscal.

Allí, en una diapositiva, el equipo de la Secretaría de Energía estimó que las familias argentinas tendrán un gasto promedio de entre $ 30.000 y $ 40.000 por mes si tienen un “consumo razonable”. Los subsidios llegarán a los usuarios cuando el valor de su CBE (que tendrá en cuenta la cantidad de personas en un hogar, la zona bioambiental y la localidad) supere el 10% de los ingresos del “grupo conviviente”, como un diferencial sobre ese 10%.Canasta Básica Energética, nueva segmentación de los subsidios a las tarifas.Canasta Básica Energética, nueva segmentación de los subsidios a las tarifas.

Entre las presentaciones de varios funcionarios y asesores oficiales, Martín Vauthier, que trabaja codo a codo con el ministro de Economía, Luis Caputo, comparó los gastos de la Nación en subvenciones a las tarifas de luz, gas y las garrafas con los fondos destinados a la Asignación Universal por Hijo (AUH). Así, mostró que en 2023, mientras los subsidios a la energía llegaron a 1,5% del Producto Interno Bruto (PIB), el programa AUH recibió solamente 0,4%.

Hacia atrás, lo mismo ocurrió desde al menos 2019, y siempre los gastos del Estado fueron mayores para ayudar a millones de hogares que los focalizados a las personas más vulnerables. El dato aporta al argumento de que el sistema de subsidios fue “pro-ricos”, porque fomentaba el consumo que proporcionalmente beneficiaba a quienes menos lo necesitaban, y que abrió una fuerte interna durante el Gobierno pasado.

Esta es una de las razones por la cual el Gobierno quiere restringir fuertemente las condiciones para acceder a la subvención estatal y cruzará múltiples bases de datos de ingresos y patrimonios, con lo que dejará afuera a quienes hayan comprado dólares u otra moneda extranjera en los últimos 3 meses, a los que viajaron al exterior (países no limítrofes) en los últimos 5 años, quienes usan prepagas no vinculadas a su empleo en relación de dependencia y los que tienen un auto o moto con menos de 5 años de antigüedad, entre otros criterios de exclusión.

La idea del equipo de Javier Milei es establecer tarifas únicas que reflejen los costos de abastecimiento del sistema de energía eléctrica y gas natural por redes, y otorgar una transferencia directa o descuentos a los usuarios identificados como vulnerables.

“El esquema de subsidio a la demanda permite racionalizar el consumo, con un significativo ahorro para el país, y focalizar las transferencias en quienes más lo necesitan. Esto se suma al refuerzo en programas sociales sin intermediarios“, planteó Vauthier.

“En un contexto de recursos escasos, se eliminan subsidios a la demanda no residencial, como por ejemplo en los procesos productivos, dado que en dicho caso no es posible asegurar que los beneficiarios reales sean los sectores de menores ingresos”, comentó el asesor del Ministerio de Economía.

De esta manera, con la Resolución 7/2024 de la Secretaría de Energía vigente desde febrero, las pymes de la industria y el comercio, los centros de salud y educación, los edificios, el alumbrado público y los clubes de barrio ya no tienen subsidios, por lo que recibirán aumentos que en muchos casos superarán el 300% (se les cuadruplicarán las facturas).

El kirchnerismo entendió durante 20 años que los subsidios eran una forma de otorgar un salario “indirecto” para los hogares y, al mismo tiempo, una herramienta de competitividad a las industrias, con la energía barata. Ese modelo ya no corre más.

El Gobierno, con un encendido discurso de la subsecretaria de Planeamiento Energético, Mariela Beljansky, y sus asesores (no pudo presidirla “por cuestiones de agenda” el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo), informó que el 10 de marzo presentará el informe final de esta audiencia pública y antes del 10 de abril se pondrá en marcha la quita de subsidios.

Según el Banco Mundial, “el gasto energético de los hogares en Argentina es uno de los más bajos de América Latina y el Caribe: los argentinos destinan un 3% de su presupuesto, mientras que el promedio de la región es de un 9,5%”, mientras que “el consumo per cápita de electricidad en hogares argentinos es de los más altos de la región, y es el país donde más barata es esa energía”.

Como contexto, el Gobierno recordó que en los últimos 20 años se pagaron subsidios por el equivalente a casi 105.000 millones de dólares, y que el déficit comercial en energía acumuló más de u$s 30.000 millones desde 2011.

Clarin Y SEPRIN