La presencia del Secretario de Programación Económica del Palacio de Hacienda, Gabriel Rubinstein, generó cierta expectativa entre los participantes del IAEF, el instituto que reúne a los Ejecutivos de Finanzas. El economista, segundo de Sergio Massa, le habló a los hombres y mujeres de la City con cierta franqueza que solo se ve cuando se conversa entre pares.

«A partir de la llegada de Sergio Massa, el Gobierno cambia la impronta y va en una dirección correcta, aunque los caminos sean sinuosos. Valoro mucho a Massa y trato de aportar lo mío», afirmó el economista, que reconoció que las dos metas que planteó antes de su propio ingreso al Gobierno son difíciles de lograr, por limitaciones políticas. «Siempre es más fácil ser consultor que meterse en el fango y ver qué se puede hacer», admitió.

«Todos los días hay demandas nuevas, cuesta mucho llegar al déficit cero», aseguró Rubinstein ante una audiencia que le agradeció la franqueza para realizar el diagnóstico de la situación social.

«Ahora hay un avance, la misma parte del Gobierno que quería aumentar el déficit ahora está aceptando este presupuesto. Quizás porque que se asustaron con lo que paso en junio y julio. Hay avances, hay que valorarlos, porque si no se cae en soluciones mágicas», afirmó.

En varios pasajes de su presentación, Rubisntein destacó que se avanza en la dirección correcta, aunque los caminos sean sinuosos. «El 100% de inflación que estamos teniendo ahora es una suerte de overshooting, una inercia. Estamos en un círculo vicioso. Cuando es así, tiene incentivos hacer política de consumo», dijo en referencia al programa de Precios Justos que presentó el Gobierno en los últimos días y él mismo respaldó.

Rubinstein sorprendió también al explicar su postura frente al problema cambiario. «Cuando yo digo déficit fiscal cero y tipo de cambio único, creo que el tipo de cambio único podría ser la llave para el déficit cero, pero para eso se necesita mejorar el déficit y mejorar las reservas. No tiene sentido liberar el cepo para después al año volver al cepo. Por eso no se puede liberar ahora, o se puede con alto riesgo», afirmó.

En ese sentido, se refirió a las «soluciones transitorias» que encaró el equipo de Sergio Massa. «Tenemos que tener controles que funcionen bien. Por eso el mecanismo del SIRA, que es fuerte y es duro. Esto parece el covid: el stress del sistema médico tiene que ver con el stress de manejar estos controles: unos elegían qué enfermos atender, acá se elige qué industria sostener. Se está trabajando para que funcione lo mejor posible, sabiendo que todo el mundo quiere dólares».

Por otro lado, Rubinstein, que no descartó la llegada de nuevos programas cambiarios creados ad hoc, como un dólar soja 2, dijo: «En el presupuesto 2023 hay un dólar a $ 270. Estamos previendo que se va a devaluar. La pregunta es ver de qué manera conviene hacerlo». 

«No se puede hacer una maxidevaluación, si te sale mal es un Rodrigazo. Para hacerlo bien se necesitan precondiciones», afirmó el economista. «Estamos a brazo partido todos los días para llegar a cumplir las metas del presupuesto y con el fondo. Nadie quiere financiar al Estado. No se puede hacer sin acuerdo de precios y salarios».

En este punto reconoció que cualquier unificación del mercado cambiario tendrá componentes devaluatorios. «¿Está atrasado el dólar? Y si, si hay una brecha de 100%. ¿Están atrasados los salarios? Sí. ¿Están atrasadas las tarifas? Sí. La pregunta es si puede estar todo atrasado y lo que vemos es que lo que están adelantado son los margenes brutos empresariales».

Déficit fiscal

Respecto al déficit fiscal, el economista puntualizó: «Estamos experimentando una baja en la demanda de dinero. En términos macro eso es equivalente a aumentar el déficit. Si uno puede equilibrar eso, podríamos ver que el déficit fiscal aun con 1,9% el año que viene que cuesta uno y la mitad del otro que sea así».

Luego habló de Precios Justos, que fija los valores de 1.500 productos por cuatro meses y para los que no ingresen al programa estipula que no podrán aumentar más del 4%. «Cuesta mucho pero si lo logramos es compatible con una inflación del 60% anual. Tiene sentido la política de precios, que es una mala idea el nombre porque es una frase de Hugo Chávez. El 60% anual es horrible. Pero 60% es mejor que 100 por ciento. Soy de la idea de cuanto menos, mejor, incluso para el que venga. Hubiera querido algo más profundo», dijo.

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