Más allá de las informaciones tergiversadas en esa reunión la vicepresidente le propuso a Macri que la dejen de seguir con los juicios si ganan a cambio de entregar la derrota de su partido Aunque , lo mostro como la unidad nacional .

Mauricio Cantando– La Politica On Line

Cristina Kirchner se reunió en su despacho con el senador del PRO, José Torello, ex jefe de asesores de Mauricio Macri y uno de sus principales confidentes. Fue hace un mes y por gestión de Adolfo Rodríguez Saá, quien trabaja en un gran acuerdo nacional que sólo puede darse si los dos ex presidentes se dan la mano.

Torello ocupa su banca desde marzo en reemplazo de Esteban Bullrich, quien renunció afectado por Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). 

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Adolfo es su amigo de hace décadas por cuestiones familiares, fue uno de los primeros colegas en llamarlo cuando asumió y le propuso abrir un canal de diálogo entre Macri y la vicepresidenta. El puntano estuvo enfrentado a Cristina durante sus presidencias, pero se reencontraron en el Senado en 2017 e iniciaron un vínculo cotidiano. 

Desde que Cristina es vicepresidenta, Rodríguez Saá es uno de los senadores que más veces visita su despacho. Por caso, permaneció a su lado hace un año durante su primera crisis con Alberto, cuando por unos días obligó a renunciar a sus funcionarios del gabinete hasta poder rearmarlo a su gusto. 

Adolfo Rodríguez Saá gestó hace un mes la reunión entre Cristina y el senador Torello, uno de los principales confidentes de Macri. El puntano es vecino de Cristina y se ha vuelto uno de los senadores que más seguido entra a su despacho.

La vice no tenía buenas referencias de Torello: lo identifica como uno de los integrantes de la “mesa judicial”, el grupo de ex funcionarios que según denunció se reunía para armarle causas judiciales. Pero, al parecer, no se deja llevar por el rencor y aceptó la oferta de diálogo. El senador consiguió la autorización de Macri y fue a su despacho del primer piso, en una reunión que recién trascendió este lunes.

Fue parte de versiones del fin de semana sobre un posible acercamiento entre las dos principales figuras políticas del país, que tuvo otros episodios como el mensaje de solidaridad que el diputado Eduardo Valdés le envió a Macri cuando supo que había sido amenazado. 

Según informó Clarín el domingo, el ex presidente no le contestó pero sí lo hizo la titular del PRO, Patricia Bullrich. Valdés es otro de los dirigentes del oficialismo decidido a buscar la unidad nacional y tiene diálogo frecuente con Cristina, quien lo tuvo de embajador en el Vaticano por su amistad con Jorge Bergoglio. 

En sus tiempos de cardenal, el Papa Francisco se anotaba en su currículum haber gestado el acuerdo que sirvió para pacificar el país en 2002, cuando fue clave que confluyeran las figuras políticas del momento: Eduardo Duhalde y Raúl Alfonsín. Fernando de la Rúa era el presidente caído en desgracia.  

El ex presidente Adolfo Rodríguez Saá.

Valdés y Rodríguez Saá, cada uno por su lado, buscan un consenso similar para el último año de gestión de Alberto Fernández. El puntano se lo dijo a Torello en su primera reunión y luego fue a ver a Cristina para ponerle día y hora a la cumbre.

Según las fuentes consultadas, el encuentro fue anterior al conflicto por las vallas que el gobierno de la Ciudad colocó frente al domicilio de Cristina en Recoleta, para alejar a los militantes que la respaldaban por el pedido de detención que recibió por la causa Vialidad. Un dato es que en esos días el kirchnerismo centró su ofensiva contra Rodríguez Larreta, que estaba a cargo de la policía, pero no abusó de golpes bajos a Macri, cómo es habitual. 

También sorprendió que el ex presidente repudiara el intento de magnicidio a Cristina rápidamente y no lo hiciera Bullrich. No es el primer gesto que Cristina le hace al macrismo. Meses atrás mantuvo un encuentro de tres horas con Carlos Melconian, principal asesor económico del ex presidente.

En el Senado atribuyen parte de esos episodios a Rodríguez Saá, quien se tomó tan en serio la tarea de mediador nacional que luego de recuperarse de sus problemas de salud planeó una agenda de reuniones con senadores, dirigentes, periodistas y empresarios. A todos les dice lo mismo: si no hay un acuerdo de convivencia política no hay gobernabilidad posible en 2023 y nadie vivirá mejor.