“Nisman se suicidó, yo espero que no haga algo así el fiscal Luciani”.

La frase, impactante y recargada de significados, fue pronunciada anoche por Alberto Fernández en televisión y generó un impacto político masivo e inmediato. El presidente la dijo mientras intentaba defender a Cristina Kirchner de la acusación por corrupción que ese funcionario judicial realizó en su alegato previo al pedido de 12 años de prisión por asociación ilícita y fraude al Estado.

Víctima del refrán “no hay comedido que salga bien”, el jefe de Estado terminó tropezando otra vez con su convicción de que -cuando lo dejan- comunica bien. Sorprendió con su decisión de ir a los estudios del principal programa político de TN, A Dos Voces, para defender a la Vicepresidenta de la grave acusación en la causa que la tiene en el banquillo junto a José López, Lázaro Báez y otros. En esa señal crítica del Gobierno, Alberto Fernández decidió ir con la portavoz Gabriela Cerruti a embanderarse de cristinismo.

Pero la infeliz comparación que hizo el primer mandatario entre el fiscal que acusa ahora a la vicepresidenta y el que la acusó hace siete años -y apareció muerto de un disparo en la cabeza en el baño de su departamento de Puerto Madero- desplazó los argumentos que planteó para desligarla del supuesto direccionamiento de la obra pública de Santa Cruz. Esa frase intimidatoria no fue la única polémica -aunque sí la de mayor impacto- que tuvo la aciaga noche de Alberto Fernández.

El presidente había ido a los estudios de Todo Noticias con el objetivo manifiesto de ponerse al frente de la defensa de la Vicepresidenta, con críticas a la acción de los fiscales federales Luciani y Sergio Mola y la confirmación de que iba a convocar al PJ para que encabece la marcha en defensa de CFK y en contra de la Justicia. Sin embargo, la frase que terminó generando el impacto más fuerte tuvo que ver con la referencia a Nisman.

Los periodistas Marcelo Bonelli y Edgardo Alfano le preguntaron sobre la decisión que había tomado la Corte Suprema de reforzar la seguridad de los funcionarios judiciales que intervenían en la causa Vialidad y ante esto, Alberto Fernández respondió:

“Realmente, alentar que le pueda pasar al fiscal Luciani lo que le pasó a Nisman… miren hasta acá, lo que le pasó al fiscal Nisman es que se suicidó. Hasta acá no se probó otra cosa. Yo espero que no… que no haga algo así el fiscal Luciani”.

Tras esos dichos, la Asociación de Fiscales y Funcionarios del Ministerio Público Fiscal de la Nación expresó en un comunicado su enfático repudio y le exigió respetar el artículo 109 de la Constitución Nacional, que establece que en ningún caso el presidente de la Nación puede ejercer funciones judiciales, arrogarse el conocimiento de causas pendientes o restablecer las fenecidas.

Para la entidad que encabeza Carlos Rívolo, Alberto Fernández “posee un desconocimiento profundo del caso en el cual se investiga el asesinato del fiscal general Alberto Natalio Nisman; sino que también, al trazar un paralelismo entre e mencionado y el fiscal general Diego Luciani sus dichos poseen un contenido desagradable y temerario hacia un funcionario que sólo ha cumplido su labor asignada por el artículo 120 de la Constitución Nacional que instaura la independencia y autonomía del Ministerio Público Fiscal”.

En concreto, la última definición que dio la Justicia sobre el caso Nisman estuvo a cargo de la Cámara Federal porteña, que aseguró que el fiscal del caso AMIA fue asesinado en el marco de sus funciones. Según el informe periodístico publicado al cumplirse siete años, la causa tiene a cinco procesados: el principal es Diego Lagomarsino, el técnico informático que fue acusado de haber sido partícipe necesario en el crimen porque su arma se usó para dar muerte a Nisman; y el resto son los cuatro custodios -Rubén Benítez, Néstor Durán, Luis Miño y Armando Niz- que debían proteger ese fin de semana previo a comparecer ante el Congreso para explicar su denuncia contra la Vicepresidenta.

Fuerte reacción política

La oposición rechazó de manera contundente las manifestaciones del presidente y anticipó, en la voz del presidente de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro, la presentación de una denuncia por “instigación al suicidio y amenaza de asesinato mafioso”. Según pudo saber Infobae, el diputado nacional dialogó sobre la intimidante frase con Elisa Carrió.

La presidenta del PRO, Patricia Bullrich, también condenó los dichos al asegurar en un mensaje publicado en Twitter: “¡NOOO! No puede decir eso, presidente. ¿Toma conciencia de la gravedad de sus dichos?”.

Desde el Interbloque de Senadores de Juntos por el Cambio, que preside Alfredo Cornejo, expresaron que las palabras del Presidente “resultan amenazantes, provocadoras y fuera de lugar” y advirtieron que “ni las disculpas públicas podrán reparar la gravedad de las afirmaciones que hiciera en el canal de noticias TN”. “Un Presidente debería dar el ejemplo, liderar las decisiones de un país, pero los argentinos solo contamos con un vocero adicto de su vicepresidenta y sus problemas judiciales”, agregaron.

“El Presidente de la Nación acaba de decir en televisión que espera que el fiscal que alegó contra la Vicepresidenta no se suicide. Sonó como un mensaje mafioso para amedrentar a la Justicia. Superó todos los límites. Arrasó con el valor de la palabra presidencial. Repudiable”, afirmó el presidente del bloque UCR de Diputados, Mario Negri.

“Son una locura los dichos del presidente Fernández, él tiene que ser el principal garante de la seguridad del fiscal Luciani y hace una amenaza por TV. Total repudio a sus palabras”, expresó Jorge Macri, mientras que Diego Santilli, advirtió que los dichos del primer mandatario son “gravísimo. La impunidad del kirchnerismo no tiene límites”.

En tanto, Ricardo López Murphy se expresó con dureza: “Es una total irresponsabilidad sugerir que el fiscal Luciani pudiera suicidarse. Nadie espera mucho de usted, Alberto Fernández, pero al menos absténgase de seguir diciendo imbecilidades”. El diputado libertario Javier Milei, por su parte, retuiteó un mensaje de Twitter: “Alberto Fernández acaba de decir que espera que Luciani no termine como Nisman. Esto es gravísimo”.

Malas y peores

Las mencionadas fueron apenas algunas de las que, pasada la medianoche, condenas que tuvieron los dichos de Alberto Fernández sobre Luciani y Mola. Pero la polémica no se agotó en esa frase: el jefe de Estado insistió otra vez con su comparación de la pandemia con el Holocausto.

Reiteró la idea de que, si bien no hay un balance definitivo de la cantidad de personas que fallecieron producto del COVID en todo el mundo, las estimaciones hablan de entre 6 y 10 millones. “Se llevó entre uno y dos Holocaustos”, afirmó, equiparando a quienes perdieron la vida por contagiarse de un virus a la atroz acción criminal de la maquinaria nazi que exterminó, principalmente, a integrantes de la comunidad judía.

Ya la DAIA le había transmitido la semana pasada su malestar por esa comparación: “La matanza sistemática de seis millones de judíos practicada por el nazismo no puede ni debe ser equiparada con otra situación”. Pese a eso, lo repitió.

ANTES

miércoles 18 de febrero de 2015, se realizó en todo el país la Marcha del Silencio por el esclarecimiento de la muerte del fiscal Alberto Nisman. La convocatoria tuvo una nutrida participación en distintos puntos del país, principalmente en Capital Federal, donde una multitud se movilizó desde las 18 pese a una intensa lluvia.

La manifestación en Buenos Aires fue pacífica y silenciosa, sólo interrumpida en ocasiones por el Himno Nacional, aplausos y pedidos de justicia.

Según la Policía Metropolitana, participaron 400 mil personas.

A las 17.30 el cielo se había encapotado y comenzaron a caer las primeras gotas, por lo que algunos alcanzaron a refugiarse en el Cabildo.

Ese día, hubo muchas presencias políticas. Pero una toma dimensión hoy, a cinco años de aquella marcha: la de Alberto Fernández.