El juez federal Luis Armella procesó con prisión preventiva a los integrantes de una organización que fue desbaratada durante la “Operación Atlantis”, cuando intentaban enviar más de una tonelada y media de cocaína a Europa, en el “Quovadis”, un velero trasatlántico, indicaron fuentes judiciales a TN.
Además, por pedido de la PROCUNAR, el juez ordenó detener a dos empresarios argentinos radicados en Marbella, España, considerados como los líderes y financistas de la maniobra. Incluso, creen que hubo otros envíos orquestados por la misma estructura que, en ocasiones, habría usado el puerto de Santos de Brasil, como salida.
Se trata de Darío Damián Pereyra y Gustavo Diego Marano Fuentes, ambos empresarios gastronómicos, dueños de restos top en el balneario de la Costa del Sol española.
En el caso de Pereyra, oriundo de Necochea, la resolución destaca que no tiene sociedades a su nombre en España, debido a que usa distintos testaferros para el blanqueo de los beneficios del tráfico de drogas y que es legítimo propietario del restaurante The Point Marbella y del centro comercial Funny Beach.
Marano, a quien los miembros del grupo narco llaman “El Jefe”, es administrador único de la sociedad Pasión Tango SRL, que de acuerdo a la investigación, es utilizada en España para el blanqueo de dinero. Bajo esa firma es titular de dos restaurantes de nombre Tango, uno en Marbella y otro en Madrid.
El procesamiento alcanzó a Gabriel Fuentes, a Mohammed El Arsi Klaloussi (de nacionalidad española), Héctor Adrián Goñi, Marcelo Fabián Castillo, Marcelo Fabián Ciarlando Veliz y Sebastián Merino.
El argentino es el primo de Gabriel Fuentes, a quien se le encontraron más de 650 kilos de droga en el armario y el lavadero de su casa de un country Cannig. Fue detenido en España por narcotráfico en 2020, pero gozaba de libertad condicional.
Por último, el juez trabó un embargo de 37 millones de pesos al primo del empresario gastronómico y a Castillo. El resto de la banda fue embargado por 12 millones. En el caso de Merino cumplirá la medida bajo arresto domiciliario.
La investigación, a cargo de Gendarmería y Prefectura, comenzó con un anónimo en Necochea y creció con la última declaración de Diego “Dolarín” Guastini, el contador y lavador de dinero narco asesinado el 28 de octubre de 2018, luego de atestiguar como arrepentido contra las mayores organizaciones criminales de la Argentina.
El velero “Quovadis” y la declaración de “Dolarín”
El hallazgo de más de una tonelada y media en el velero “QuoVadis” que iba a partir rumbo a España, desde Escobar, fue el desenlace de una historia que comenzó cuatro años atrás con un anónimo que alertó a las autoridades sobre un posible envío de un importante envío de cocaína por vía marítima a ese país, detallaron fuentes de la causa a TN.
“Están preparando un cargamento con 2 mil kilos de cocaína que saldrán desde Tigre hacia Marbella. Saldrán con lanchas hasta alta mar, y allí viajarán en barco hasta España”, dijo en julio de 2018 una persona que no se identificó a la operadora que lo atendió en el 134.
El 1 de octubre de 2018 fue la primera vez que “Dolarín” habló del grupo liderado por Gustavo Diego Marano Fuentes, volvió a declarar sobre el tema un año más tarde, en octubre de 2019. Días más tarde fue asesinado por sicarios en Quilmes.
La historia de Dolarín, el financista que dio la pista del velero narco y que fue asesinado
El hallazgo de más de una tonelada y media en el velero “QuoVadis” que iba a partir rumbo a España, desde Escobar, fue el desenlace de una historia que comenzó cuatro años atrás con un anónimo que alertó a las autoridades sobre un posible envío de un importante envío de cocaína por vía marítima a ese país.
Por la droga del velero cayó un empresario -identificado como G.F.- con muy buen pasar económico que además guardaba 600 kilos de cocaína en su casa de un country de Canning. El juego se le terminó con lo que se llamó “Operativo Atlantis”.
“Están preparando un cargamento con 2 mil kilos de cocaína que saldrán desde Tigre hacia Marbella. Saldrán con lanchas hasta alta mar, y allí viajarán en barco hasta España”, dijo en julio de 2018 una persona que no se identificó a la operadora que lo atendió en el 134.
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Se trata de una línea que el Ministerio de Seguridad de la Nación había dispuesto para denuncias vinculadas a crímenes complejos, como el narcotráfico, y que sirvió para el mismo fin para dar cuenta de incumplimientos de la cuarentena más estricta, establecida por la pandemia.
En su momento, la información anónima motivó la apertura de una investigación en la Fiscalía Federal de Necochea. La causa progresó, pero los investigadores temieron que se filtren datos que puedan perjudicar esos avances.
La existencia de otro proceso, que involucraba a las mismas personas y cursaba en la Procunar (Procuraduría de Narcocriminalidad), dio el aire para que el expediente continúe su curso. Fueron los datos que brindó a los fiscales el contador Diego Xavier “Dolarín” Guastini, lavador y financista narco.
El 1 de octubre de 2018 fue la primera vez que “Dolarín” habló del grupo liderado por Gustavo Diego Marano Fuentes, preso en España desde 2020 por narcotráfico. Lo siguiente es lo que reveló a la Justicia. TN mantiene algunos nombres en reserva para preservar la investigación, que continúa.
“Tiene una agencia de autos y armó una estructura muy grande”
“xxx es el administrador, es el pibe correcto. Ahora tiene una agencia de autos y estaría viviendo en Nordelta, teniendo al jefe de seguridad como amigo. Asimismo, trabaja con otros dos pibes que hacen trabajos muy grandes, de nombre Diego Marano y xxx, los de los veleros. xxx armó una estructura muy grande, me imagino que en base a disponibilidad económica. Anda muy fuerte, tiene un scrap, tiene la habilitación del CESVI para las bajas de los autos, casas de repuestos y en Tigre tiene una propiedad muy grande, que es ahí donde compactan los vehículos, y creo que por ahí están haciendo algo”.
Fue todo lo que dijo en aquella oportunidad. Pero volvió a declarar sobre el tema un año más tarde, el 18 de octubre de 2019.
“Ellos camuflaban la droga en veleros”
“Marano y su socio se dedicaban al tema de armar veleros, de camuflar la droga en veleros, que los mandaban con su tripulación a Europa y que han tenido unos cuantos aciertos. XXX si sé que es una persona vinculada al tema de los siniestros y a comprar las bajas de las compañías de seguro, al desguace, al desarmadero y a la venta de repuestos. Sé que tenía un desarmadero muy grande en la zona de Tigre y que ahora lo tiene en la zona de General Rodríguez, sé que tiene movimientos muy importantes, que es uno de los pocos que consiguieron la habilitación para compactar, sé que se estaba expandiendo la zona de Salta, que quería abrir una sucursal o que abrió una sucursal que la iba a manejar el hermano”.
“Dolarín” Guastini no pudo ampliar la información: fue asesinado por sicarios diez días después, el 28 de octubre, en Quilmes. Los investigadores llegaron a barajar la hipótesis de que el crimen pudo estar ligado al caso, pero no pueden comprobarlo.
Sucede que los testimonios de “Dolarín” salpicaron a las poderosas organizaciones narco que operan en la Argentina, como el clan Loza y la banda liderada por el peruano Carlos Sein Atachahua Espinoza. Tenía, por lo tanto, muchos frentes abiertos.
Curioso es que el testigo colaborador no habló, en causas en las que intervino la fiscalía que conduce Diego Iglesias, para protegerse. Dio información porque era provechoso para su situación procesal. Se vio acorralado con dos causas en su contra, principalmente, con aquella que daba cuenta de su rol protagonista en una organización dedicada al tráfico de divisas, producto del narcotráfico, a través de mulas.
Al parecer, “Dolarín” Guastini le temía más a la cárcel que a la muerte.
Aunque fueron pocos los datos que dio sobre la banda de los veleros, lo que dijo resultó clave para desbaratar la estructura casi tres años después.
Los nombres que dio el financista comenzaron a ser monitoreados desde su primera declaración. Una escucha, en la que los involucrados hablaban de “800″, registrada en las últimas semanas y los movimientos náuticos que comenzaron a realizar de forma simultánea, empujaron a la intensificación de los seguimientos.
Ese trabajo de campo de Prefectura y Gendarmería, que incluyó agentes encubiertos e intervenciones telefónicas, fueron determinantes para el éxito del “Operativo Atlantis”.
Cocaína en el placard, un jefe preso en España y el velero “QuoVadis”
En abril de 2020, la Policía Nacional de España ejecutó un importante operativo antinarco en Málaga. Ese día, encontraron en un departamento de San Pedro Alcántara una gran cantidad de cocaína almacenada en el interior de bolsas herméticas y sacos de arpillera aún húmedos, lo que indicaba que la droga acababa de ser introducida en España por vía marítima.
En total, los agentes españoles incautaron una tonelada y media de cocaína. También detuvieron a cinco personas que “custodiaban” el cargamento. Entre ellos, al empresario argentino Gustavo Diego Marano Fuentes que, al igual que sus cómplices, fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número 3 de Marbella.
Ahora Marano también aparece implicado en el envío frustrado de más de una tonelada y media de cocaína que tenían como destino el país en el que se encuentra recluido. En la causa, que aún continúa abierta con medidas de pruebas, interviene la fiscal Cecilia Incardona y Patricia Cisnero de la Procunar.
Entre los organizadores de la maniobra figura su primo, Gabriel Fuentes, también empresario vinculado a la venta de autopartes. En su casa de un country de Canning, los agentes encontraron gran parte del cargamento en un vestidor y el lavadero.
El velero “QuoVadis”, secuestrado por orden del juez federal Luis Armella, estaba preparado para atravesar el océano con la droga, aunque los investigadores estiman que, en el pasado, habrían hecho escala en el puerto de Santos, en Brasil, para pasar el cargamento a un barco de mayores proporciones.
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