Mientras todos los medios en Estados Unidos y en el resto del mundo están con el foco puesto en el tiroteo escolar en Uvalde, Texas, donde un latino con serios problemas mentales asesinó a 19 niños y 2 maestras, prácticamente nadie habla de lo que ocurrió el pasado miércoles en Charleston, West Virginia.

Según el reporte policial divulgado por la prensa local, una mujer que portaba un arma legalmente en su cintura, vio que un hombre afroamericanp empezó a disparar desde la calle contra un salón de fiestas donde estudiantes universitarios estaban celebrando su graduación, desenfundó el arma y lo abatió antes que pudiera matar a nadie.

El atentado fue frustrado por un ciudadano honesto y decente portando legalmente su arma en la cintura, como la Constitución lo permite. Una situación muy distinta a la de la escuela en Texas, donde por ley todas las personas allí dentro debían estar desarmadas.

Dennis Butler, el hombre que casi comete un atentado en West Virginia, fue asesinado instantes después de abrir fuego a decenas de personas que asistían a una fiesta de graduación en el complejo de apartamentos Vista View, en el salón de fiestas Renaissance Circle

No se reportaron heridos ni muertos de las personas que estaban en la fiesta gracias a la mujer que salvó la tarde. Dentro del salón de fiesta había casi 40 personas, y hasta que la policía pudiera haber llegado al lugar, Butler podría haber cometido una masacre sin precedentes.

En lugar de huir de la amenaza, se comprometió con la amenaza y salvó varias vidas anoche”, dijo el jefe de detectives del Departamento de Policía de Charleston, Tony Hazelett, sobre la mujer, que pidió que su nombre se mantuviera anónimo.

Dennis Butler, 37, pictured, was killed after being shot by a bystander when he opened fire on a crowd of people with an AR-15 style rifle
Dennis Butler, el hombre abatido que casi comete una masacre, había sido arrestado en múltiples ocasiones previamente.

De acuerdo al medio WCHSButler tenía un “amplio historial criminal” y “serios problemas mentales”. Según la descripción de los hechos, el hombre estacionó su auto frente al salón de fiesta, bajó de su baúl un rifle semitautomático AR-15, y apuntó contra la entrada.

La mujer, una transeúnte que estaba caminando por allí, vio lo que estaba pasando, le gritó para que se detuviera y al verlo abrir fuego, lo abatió con “múltiples” disparos. “Le doy crédito por estar alerta; lo vio salir, se enfrentó a la amenaza, lo detuvo, y salvó a la comunidad de una tragedia”, dijo Hazelett.

“Esta señora portaba un arma de fuego legal”, dijo Hazelett. “Una ciudadana respetuosa de la ley que detuvo la amenaza de que probablemente mataran a 20 o 30 personas. Ella enfrentó la amenaza y la detuvo. No huyó de la amenaza, la enfrentó. Previno un evento de víctimas masivas aquí en Charleston”

En West Virginia existe lo que se conoce como “portación constitucional”, que quiere decir que la Segunda Enmienda se interpreta en términos absolutos, y no hay absolutamente ninguna restricción a la compra, venta, tenencia y portación de armas para ciudadanos mayores a 18 años.

Este estado, que tiene incluso menos regulaciones a las armas que Texas, nunca ha tenido un tiroteo escolar en toda su historia. Este dato es importante de tener en cuenta cuando se debaten qué tipo de soluciones se pueden alcanzar desde el estado para enfrentar el problema real de tiroteos escolares en Estados Unidos.

Si lo que se quiere lograr es evitar que haya tiroteos escolares con altos números de muertes, no hay que mirar las leyes que tienen los estados donde más ocurren estos casos, como California, Florida, Nueva York o Texas, si no los estados donde nunca se registró ni un solo caso, como West Virginia o Montana.

Tal vez los factores que contribuyen a un tiroteo escolar no sean las regulaciones a las armas, especialmente dado que en el caso de Texas, el joven Salvador Ramos compró las armas de manera ilegal, sin pasar por el obligatorio chequeo de antecedentes y pagó con la tarjeta de crédito de su abuela.

Tal vez los factores culturales, sociales y de salud mental sean más importantes en la prevención de este tipo de delitos, que darle poder al Estado para vulnerar el derecho a la portación de armas.