Dos meses antes del incidente de George Floyd, once oficiales de CHP inmovilizaron a Edward Bronstein en el suelo mientras gritaba y decía que no podía respirar. El forense dijo que murió de “intoxicación aguda por metanfetamina durante la restricción por parte de la policía”.

Tras perder el conocimiento, los policías siguen extrayéndole sangre hasta darse cuenta de que no tiene latidos ni respira. Once minutos después, intentan darle un masaje cardíaco sin éxito.

La familia de Bronstein presentó una demanda federal contra los oficiales alegando fuerza excesiva y una violación de los derechos civiles. Además, impugnó los resultados de la autopsia que afirman que el hombre murió a causa de una intoxicación aguda por metanfetamina durante el arresto. Informe que no estuvo disponible de inmediato.

Según sus familiares, a Bronstein le aterrorizaban las agujas y creen que por eso inicialmente se mostró reacio a acatar las ordenes de la CHP cuando intentaron tomarle una muestra de sangre.