Sergio Urribarri, el embajador argentino en Israel, armó una fiesta clandestina en una discoteca en torno a un festejo por el casamiento de un pariente de Concordia. Se ignora de dónde salieron los fondos del banquete pero indignó en las redes sociales que el funcionario diplomático estuviera amontonado y sin barbijos teniendo en cuenta el esfuerzo que se le pide a los ciudadanos argentinos.

Se aguarda algún llamado de atención de parte del canciller Felipe Solá, dado que si bien Israel vive una “nueva normalidad ” con la mayoría de su población vacunada, Urribarri ha dado muestras de poco tacto a nivel imagen.

Encima, se escucha que bromea y dice: “Mañana todos con Covid”. 

 

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