La Fiscalía General de San Isidro emitió un comunicado con la versión sobre los últimos minutos con vida de Diego Maradona, quien murió en el mediodía del miércoles a los 60 años. En el mismo, informa que tomó conocimiento de la muerte de Maradona a las 13.20 y en consecuencia el Fiscal General de San Isidro, Doctor John Broyad, dispuso la creación de un grupo de trabajo, conformado por los agentes fiscales Patricio Ferrari, Cosme Iribarren.

El escrito subraya que, de los testimonios recogidos, surge que la última persona que lo vio con vida fue su sobrino el día martes 24, a las 23 horas. Se trata de Johny Espósito, hijo de Betty, hermana del astro, y de la Morsa Espósito. A su vez, el comunicado confirma que en el día miércoles se encontraban en la propiedad del barrio privado de Tigre el propio Espósito, su asistente (Maxi Pomargo), un empleado contratado para su seguridad física, una enfermera y una cocinera.

Y que llegaron después, a las 11.30, el psicólogo y la psiquiatra personales del Diez, parte del equipo interdisciplinario que encabeza Leopoldo Luque, quienes ingresaron en primer término a la habitación. Que intentaron hablar con Maradona, pero no respondió, aparentemente dormido. Convocados los otros integrantes del entorno presentes, lo intentaron despertar y allí, al no notar signos vitales en el entrenador de Gimnasia, requirieron la presencia de los profesionales para que le realizaran maniobras de RCP, que resultaron infructuosas.

La versión oficial tiene algunas contradicciones respecto a lo que dejó trascender su entorno sobre los últimos minutos con vida de Maradona. Según pudo averiguar Infobae, la enfermera (que tiene su habitación junto a la del astro) había referido que lo había escuchado a Diego levantarse, tomar sus pastillas y volver a acostarse al encontrarse “cansado”. A partir de allí, los detalles confluyen. Los que fueron llegando a la casa prefirieron no despertarlo hasta el arribo del psicólogo y el psiquiatra, quienes tenían sesión pactada con la estrella del fútbol argentino y detectan la escena alarmante.

“Solicitan la presencia de ambulancias de distintas prestadoras y en ese interregno piden un médico en la guardia, concurriendo un médico cirujano vecino del barrio. Éste arriba y prosigue con maniobras de reanimación. Luego llegan las ambulancias a cargo del médico clínico de la prestadora médica. Prosigue con las maniobras; aplica ampollas de adrenalina y atropina, constatando finalmente el deceso del causante”, agrega el parte de la Fiscalía.

La investigación determinará la hora de muerte de Maradona, que echará luz a esta dicotomía. Por lo pronto, la autopsia preliminar determinó que sufrió una “insuficiencia cardíaca aguda, en un paciente con una miocardiopatía dilatada, insuficiencia cardíaca congestiva crónica, que generó edema agudo de pulmón”.

Diego había ido operado el 3 de noviembre de un hematoma subdural en el hemisferio izquierdo en la Clínica Olivos. Durante el postoperatorio le detectaron un cuadro de abstinencia, asociado al consumo de alcohol mezclado con las pastillas que tomaba para conciliar el sueño y por sus problemas de ansiedad. Por eso, a pesar de su deseo de abandonar el centro médico, lo convencieron para que permaneciera ocho días hasta recibir el alta, que se concretó ocho días después, con la anuencia de la familia y con la condición de que residiera en zona Norte, cerca de sus hijas Dalma y Gianinna, para que pudiera estar controlado y con sus afectos cobijándolo.

El último fin de semana le habían quitado los puntos de sutura en la cabeza, donde había tenido el drenaje. Y había recibido el alta definitiva, aunque para su regreso al banco de suplentes de Gimnasia faltaban varios pasos. Su equipo médico contemplaba la chance de que volviera a trabajar en un plazo determinado para que recuperara su rutina, pero antes se preparaba una reunión de su familia completa para delimitar el paso a paso. El Lobo platense disputó cuatro encuentros por el campeonato y Diego –que sólo había estado presente en el debut del equipo ante Patronato, y se marchó antes del pitazo inicial– estuvo al tanto de sus resultados y rendimiento. De hecho, observó por TV el empate 0-0 en Paraná del último domingo.

No lo notaban bien de ánimo, después de unos primeros días entusiasmado con su rehabilitación, para recuperar su rutina. Y su vida se apagó en el mediodía del miércoles.

Diarioveloz

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