Será una señal desde lo gestual. Se tratará de la primera reunión del Gobierno con la Iglesia desde que Alberto Fernández anunció el envío al Congreso del proyecto de ley de legalización del aborto. Aunque no está previsto debatir sobre el proyecto de legalización de la ILE, la clara intención de la Casa Rosada será mostrar que el diálogo no está roto a pesar de las diferencias o que la idea es priorizar el intercambio institucional por encima de todo.
La Iglesia Católica convocó para mañana a las 10 a un encuentro ecuménico e interreligioso en la Catedral metropolitana para conmemorar el Dia de las Religiones que impone Naciones Unidas y el secretario de Culto del Gobierno, Guillermo Oliveri, ya confirmó su asistencia a un encuentro cerrado donde hay mucha expectativa y sobra la tensión generada por el proyecto del aborto.
Desde la Casa Rosada dijeron a Infobae que Alberto Fernández no preparó ningún mensaje en especial para que emita Oliveri en ese encuentro en la Catedral, aunque con su presencia la idea es dar una señal de distensión en medio de un clima crispado.
“Siempre dijimos que hay que hablar y mantener el diálogo institucional más allá de las diferencias que podamos tener con temas como el aborto. Ello no implicará cortar el diálogo”, aseguró un funcionario que estuvo el viernes en San Pedro con el Presidente, en el acto por el Día de la Soberanía.
En el encuentro de mañana en la Catedral, convocado bajo el lema “Religiones al servicio de la fraternidad en el mundo”, está contemplada la presencia de autoridades de diferentes cultos como los católicos, protestantes, evangélicos, judíos y otros. Se menciona como eje central del mensaje la encíclica del Papa Francisco Fratteli Tutti y una ceremonia breve, cerrada al público y con estrictos protocolos de sanidad.
Desde la cúpula de la Iglesia, cristalizada en el titular de la Conferencia Episcopal, monseñor Oscar Ojea, que es el convocante a la reunión, dijeron a Infobae que este encuentro ya estaba pautado desde hace dos meses, se tratará de una reflexión que harán los distintos credos, será un momento de oración y la invitación al Secretario de Culto forma parte de la formalidad de siempre.
De esta manera, desde la Iglesia Católica descartaron de plano que la reunión de mañana este atada al tema de coyuntura que despierta tensiones con el Gobierno como es el proyecto de legalización del aborto.
Sin embargo, desde el Gobierno destacaron que la presencia de Oliveri en ese encuentro en la Catedral implicará una señal inequívoca del Presidente de preservar el “diálogo institucional” con la cúpula religiosa para evitar un enfrentamiento de “celestes” y “verdes” que divida aún más a la sociedad.
Además, el encuentro en la Catedral se da justo cuando el Papa acaba de lanzar su último libro, “Soñemos juntos”, redactado en la cuarentena para reflexionar sobre cómo salir mejores de la pandemia y donde cuestiona duramente al aborto.
El Gobierno explica que la ley de legalización del aborto está al margen de cuestiones religiosas, y que su objetivo institucional es la “salud pública”. Así lo dejó marcado el mismo Alberto Fernández en su anuncio cuando sostuvo: “Mi convicción es que el Estado acompañe a todas las personas gestantes en su proyecto de maternidad, pero también es responsabilidad del Estado cuidar la vida y la salud de quienes deciden interrumpir su embarazo”.
Si bien el jefe de Estado no comunicó con antelación a los máximos referentes de la Iglesia católica o a los evangélicos que iba a anunciar el envío del proyecto de ley, y para muchos fue una sorpresa por el momento de pandemia que vive la Argentina, lo cierto es que también ordenó mantener una línea de diálogo con las autoridades eclesiásticas.
El tema se habló entre Alberto Fernández y el Papa en enero pasado cuando el presidente argentino visitó el Vaticano. Luego se mencionó abiertamente en una reunión que allí mantuvo el jefe de Estado con el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolín. En ambas reuniones Alberto Fernández dejó planteado que no iba a cortar las relaciones con la Iglesia por presentar un proyecto de ley de legalización del aborto que, entendía, se trata de un tema de salud pública.
De hecho, en la Casa Rosada destacaron que hubo varias señales de distensión hacia la cúpula eclesiástica resumidas en tres ejes: incorporar en el proyecto la objeción de conciencia, apuntalar los comedores escolares de las iglesias y habilitar a los funcionarios para participar de festividades eclesiásticas preparadas por las autoridades religiosas.
El artículo 10 del proyecto contempla la “objeción de conciencia”. Este era un pedido puntual de muchos sectores de la Iglesia relacionados con la salud. Al atender ese pedido concreto, el Gobierno redactó en ese párrafo de la iniciativa oficial que “el o la profesional de salud que deba intervenir de manera directa en la interrupción del embarazo tiene derecho a ejercer la objeción de conciencia”.
Ahora vendrán los tiempos de la gestualidad, las señales de distensión y los preparativos para el debate en el Congreso, donde los contrapuntos serán muy fuertes y las diferencias ya quedarán expuestas abiertamente
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