Muy interesante la nota de Bonelli

Los “lobos “ de Wall Street informaron este jueves que es inminente un acuerdo por la deuda y que la Argentina estaba dispuesta a ampliar su propuesta de pago. Los voceros de Manhattan afirmaron que el convenio se haría de la siguiente forma: ambos contendientes cederían una parte del reclamo. Así se firmaría la “pipa de la paz” entre Alberto Fernández y el poderoso jefe de BlackRock, Larry Fink. Los “tiburones” de Manhattan informaron que todo está avanzado y que podría haber un anuncio la semana próxima. Según esta versión, el acuerdo se ubicaría en un valor presente de 54,9 {688a8ce96c256f08401d8e2f5c8db48dc2792b622bdd2a5bb1e6509fa5d7b8e2}. Argentina aumentaría su propuesta de pago en 1,5 {688a8ce96c256f08401d8e2f5c8db48dc2792b622bdd2a5bb1e6509fa5d7b8e2} y los bonistas bajarían su exigencia otro 1.5 {688a8ce96c256f08401d8e2f5c8db48dc2792b622bdd2a5bb1e6509fa5d7b8e2}

La versión hizo que este jueves volvieran a volar los bonos y acciones de Argentina. En una mala jornada financiera internacional, subieron las acciones hasta el 7{688a8ce96c256f08401d8e2f5c8db48dc2792b622bdd2a5bb1e6509fa5d7b8e2} y bajó el riesgo país. Pero la información provocó en el mismo día un terremoto en la Casa Rosada y un fuerte cruce de acusaciones mutuas con los “lobos “ de Wall Street.

Alberto –en la intimidad de su equipo- calificó directamente de “mentirosos” a los bonistas y los “lobos” acusaron a Guzmán de obstruir el acuerdo. La reacción del Presidente fue en respuesta a Jennifer O’Neill, la negociadora de Blackrock, quien comunicó a los fondos acreedores que los avances se hicieron a través de diálogos con colaboradores directos del Presidente.

Se menciona a un economista experto en deuda, a un político clave del Frente de Todos y a un secretario de Estado.

Alberto Fernández pidió urgente un informe a Martín Guzmán. El ministro fue concreto: dijo que era una operación política desesperada para torcer la decisión argentina de no pagar un dólar adicional a los bonistas. Guzmán sostiene que el equipo de Larry Fink construyó una versión del acuerdo que poco tiene que ver con la realidad de la negociación.

El Gobierno denuncia a la jefa de negociadores O’Neill y Gerardo Rodríguez, porque ambos habrían engañado el lunes pasado a los otros fondos de inversión para endurecer las posiciones.

 

El Palacio de Hacienda dice que BlackRock inventó en Wall Street la supuesta negociación “paralela” con Alberto para aglutinar a todos los comités de acreedores. Esa unión de bonistas fue un inesperado golpe para Argentina.

La dupla O’Neill-Rodríguez -a su vez– contragolpeó: acusan a Guzmán (y a su mentor Joseph Stiglitz) de ser el único escollo para cerrar un acuerdo de mutua conveniencia. Así lo afirman: “Ambos contaminaron el proceso”.

Pero el ataque de los “lobos” al ministro tiene el efecto contrario: en la interna kirchnerista lo fortalece a Guzmán. La prueba fue la propia Cristina: emitió esta semana un tuit en apoyo a Guzmán.

Alberto, al mediodía de este jueves, ordenó desactivar las versiones del inminente acuerdo. El Presidente dijo en Olivos: “No se toca un centavo la oferta”. La bronca de Alberto obedece también al fracaso que tuvo la estrategia oficial de su gobierno de dividir a los acreedores.

El lunes, los “Tres Comité de Acreedores” sellaron una unidad y complicaron toda la negociación con la Argentina. En otras palabras: ahora tienen el poder de bloquear la propuesta argentina. También acordaron una cláusula letal: ninguno puede actuar por sí mismo y todos se van a mover en bloque con Argentina.

El fuerte cortocircuito del jueves entre los “lobos” de Wall Street y la Quinta de Olivos refleja que se transita un pico de tensión en la negociación. En la UIA y Adeba dicen que es el pico propio antes del cierre final. Las dos entidades esperan un inminente desenlace: dicen que sería absurdo que Argentina entre en default por una diferencia de sólo 3 dólares en la propuesta. Equivale a 2.200 millones de dólares en los próximos 4 años.

En otras palabras: todos opinan que se viven los últimos tironeos de la clave negociación externa.

También comprenden que Alberto debe sobreactuar, porque es necesaria una buena presentación política del convenio.

Ya se conoce que la negociación legal está cerrada y que fue el abogado Andrés de la Cruz, del buffet Clery & Gottlieb, quien acordó las cláusulas finales.También trascendió un dato político clave: Cristina apoya el cierre inmediato del convenio. La vicepresidenta le habría comunicado su decisión a Alberto: la voluntad de acelerar el cierre. Apoya los últimos escarceos y propicia que la Casa Rosada no renuncie a un relato épico. Cristina -en su gestión- fue una generosa pagadora internacional con los leoninos acuerdos de YPF y el -hasta ahora oculto– con el Club de París.

La vicepresidenta intervino y bloqueó una propuesta que tenía la aprobación de la Jefatura de Gabinete. Santiago Cafiero​ le dio vía libre a la emisión de billetes de 5.000 pesos. Pero Cristina frenó la decisión con el obsoleto argumento de que esos billetes de alta denominación generan “expectativa inflacionaria”.

Ahora, para cumplir con su deseo, el Estado va a gastar una fortuna en dólares para importar billetes de 1.000 pesos. Según la absurda teoría kirchnerista, el problema no es la inflación, sino los billetes que la representan.

Los criterios económicos del “cristinismo” son caducos y eso se reflejó en el Senado, donde maneja todo Cristina: la bancada peronista frustró un intento de corregir las graves falencias y hacer un mejor proyecto de teletrabajo.

El senador Daniel Lovera escuchó los argumentos de la UIA e IDEA, pero al final les dijo: “Compartimos las falencias que puntualizan, pero no haremos ningún cambio”. Habrían seguido instrucciones de Hugo Yasky y el ala dura del kirchnerismo.

 

La vicepresidente tiene una única obsesión política: su delicada y complicada situación judicial. Máximo Kirchner la acompaña en esa cruzada, pero no comparte que Cristina le marque la cancha públicamente a Alberto. Esa inesperada “grieta ” política se comenta entre los hombres de negocios. Los voceros de la familia desmienten las diferencias. Pero los dirigentes dicen que Máximo piensa más como Néstor que como Cristina.

Los hombres de negocios consideran clave el acuerdo externo. Así lo manifestaron en la trascendente reunión de la CGT y AEA. El encuentro fue armado por la dupla Héctor Daer-Gerardo Martínez y por Jaime Campos. No fue ajena la Iglesia y Gustavo Béliz habría bendecido la videoconferencia.

La cúpula gremial repetirá la reunión con la UIA y las Pymes. A los empresarios y sindicalistas no los une el amor, sino el espanto: coinciden en que hay que lograr el mayor consenso posible, para aplicar un plan que enfrente el “tsunami” económico. Rechazan la grieta que proponen Cristina y Mauricio Macri.

También, que hay que bloquear ideas estatistas del cristinismo. La ofensiva contra Edesur no tiene el aval de Alberto y la fogonean solo los intendentes del Conurbano. Béliz -contra la opinión de Cristina– quiere armar una base de sustentación política.

Los informes secretos anuncian tensiones sociales en el Conurbano y una creciente ola de inseguridad. Por eso la tensión con Sergio Berni​. La cuestión multiplicó las reuniones y las internas. Máximo convocó a Berni hace unas jornadas. El ministro tuvo que tragar saliva: lo recibió acompañado de Cristian Ritondo y pidió que escuche la experiencia del ministro de seguridad de Vidal.