El gobernador Axel Kicillof mantiene dos frentes abiertos en su gestión al mando de la provincia de Buenos Aires, una crisis de deuda que pareciera tener como destino final a un nuevo default, y la pandemia de coronavirus, que llevó a la economía bonaerense a uno de los mayores parates de su historia.

En este escenario de decisiones estratégicas, discursos pensados de antemano con la ya gastada “superioridad moral kirchnerista” como columna vertebral y el malabarismo entre cuarentena y flexibilización, Kicillof impuso una única política para todos sus ministros: austeridad.

Al menos de la puerta para afuera.

Desde el comienzo mismo de su gestión existieron organismos díscolos, reacios a seguir sus recetas. La Agencia de Recaudación de la provincia de Buenos Aires, que conduce su amigo personal Cristian Girard, saltó a la luz en reiteradas ocasiones por gastos desmesurados en conceptos tales como café, té, cucharitas o incluso la limpieza de oficinas que nadie usa.

En esta ocasión, el que dio la nota fue el propio Carlos Bianco, jefe de Gabinete, mano derecha y alter ego del gobernador Kicillof, quien lanzó la contratación directa 32-0054-CDI20, que propone el gasto de 4.986.750 pesos en pecheras para promocionar programas del gobierno bonaerense.

En este caso, se tratará del programa Bonaerenses Solidarios y Solidarias, que propone organizar el esfuerzo solidario de la población a la hora de brindar ayuda a quienes más lo necesiten en el marco de la pandemia. Resulta al menos llamativo que, con el objetivo de ayudar a quienes sufren el flagelo del COVID-19, el gobernador Axel Kicillof decida gastar en pecheras que autoreferencien su gestión el mismo dinero que saldría comprar, por ejemplo, unos catorce respiradores artificiales nuevos. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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