El Gobierno nacional arranca una semana decisiva con el Presupuesto 2026 como eje y la necesidad de asegurar consensos para avanzar con las reformas laboral, tributaria y penal.
En la Casa Rosada, Javier Milei encabezará reuniones con su equipo económico y político para ajustar el proyecto que será enviado al Congreso. El desafío no es menor: con La Libertad Avanza arañando las 90 bancas en Diputados (en modo interbloque se acercaría al centenar) y una veintena de senadores propios, el oficialismo depende de acuerdos con bloques aliados y gobernadores para alcanzar mayorías simples y, en algunos casos, los dos tercios.
El ministro del Interior, Diego Santilli, será el encargado de tender puentes. Luego de reuniones que ha mantenido con Gustavo Sáenz, Osvaldo Jaldo, Marcelo Orrego, Martín Llaryora, Ignacio Torres, Raúl Jalil, Rogelio Frigerio, Alfredo Cornejo, Rolando Figueroa y Carlos Sadir, este lunes recibirá a Alberto Weretilneck (Río Negro), y continuará con una agenda federal que incluye temas fiscales, obras públicas y el paquete de reformas. Su misión: sumar voluntades en provincias para que sus legisladores acompañen las leyes clave.
A propósito de eso, en el caso del gobernador rionegrino, éste resultó muy afectado por la elección del 26 de octubre, ya que se quedó sin diputados y senadores, por lo que su poder negociador con el Gobierno nacional ha quedado muy resentido.
En paralelo, el asesor presidencial Santiago Caputo coordinará la estrategia política. Aunque sin agenda pública confirmada, se espera que participe en reuniones internas para definir cómo negociar en un Congreso fragmentado, donde el oficialismo busca armar interbloques con sectores del Pro y partidos dialoguistas.
El miércoles, Milei participará en un evento de Corporación América, reforzando su mensaje de apertura económica y previsibilidad para atraer inversiones, mientras negocia en el plano interno.
Con el peronismo reducido a 28 senadores y sin aliados sólidos, el Senado se presenta como un terreno menos hostil que en otras gestiones, pero aún complejo para aprobar reformas profundas. En Diputados, la clave será la ingeniería parlamentaria: sin interbloque con el Pro confirmado, cada voto cuenta.
El Presupuesto 2026 será la primera prueba de fuego para esta estrategia. Si el Gobierno logra aprobarlo sin sobresaltos, enviará una señal de gobernabilidad hacia adentro y hacia afuera.
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