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Agost Carreño profundiza su aislamiento político en Córdoba tras desafiar al PRO y al electorado

El diputado volvió a judicializar su expulsión, tras haberse presentado con lista propia y romper con su base electoral

Por tercera vez en menos de un año, el PRO Córdoba quedó envuelto en la crisis interna que generó Oscar Agost Carreño.El diputado decidió nuevamente llevar el conflicto a la Justicia, tras desconocer la conducción partidaria y forzar una fractura en pleno año electoral. Su estrategia repite el mismo libreto: victimizarse mientras busca mantener una estructura partidaria que ya no lo representa.

Un camino opuesto al necesita la Argentina

Carreño fue electo con el sello del PRO, pero sus acciones posteriores se alejaron por completo del mandato que le dio el electorado. En lugar de acompañar un proyecto de renovación política afín al cambio de rumbo impulsado por el gobierno de Javier Milei, eligió moverse con la lógica de la vieja política. Su candidatura por fuera del espacio oficial fue una maniobra que terminó beneficiando al kirchnerismo.

En las legislativas del 26 de octubre, Agost Carreño decidió competir con una lista propia del PRO, desoyendo al electorado que lo llevó al Congreso.  Su jugada buscó ser funcional al kirchnerismo y actuar en contra del proyecto liberal que impulsa Javier Milei.  Subestimó al votante cordobés, pero el resultado fue claro: la ciudadanía respaldó masivamente a Gonzalo Roca, candidato libertario.

Judicializar lo político, un hábito reincidente

Tras la intervención partidaria dispuesta por el Consejo Nacional, Agost Carreño volvió a presentarse ante la Justicia para intentar conservar el control del sello. No es la primera vez que lo hace: cada vez que pierde apoyo interno, recurre a tribunales en busca de sostener su posición. Su conducta judicialista retrasa cualquier posibilidad de reconstrucción partidaria y profundiza el desgaste institucional.

En sus declaraciones, el diputado insiste en que se trata de una persecución política, pero evita explicar por qué desconoció la decisión de los órganos del PRO. La realidad muestra que no hubo persecución, sino una reacción natural frente a quien vació de contenido al partido. Su retórica de “defensa de los afiliados” contrasta con su decisión de presentarse por fuera del espacio que dice representar.

El electorado, el verdadero traicionado

Agost Carreño dice buscar “recuperar la democracia interna”, pero en los hechos traicionó la voluntad de quienes lo eligieron. Su distanciamiento no responde a diferencias ideológicas, sino a una estrategia de supervivencia personal.  El resultado fue el aislamiento político y la pérdida de confianza de quienes apostaron por una renovación real.

Mientras la dirigencia nacional intenta ordenar al PRO en todo el país, Córdoba quedó como el ejemplo más claro de lo que ocurre cuando prima el interés individual sobre el colectivo. El caso Carreño deja al descubierto una conducta funcional al statu quo que el propio partido nació para combatir.

Derechadiario.com