El ministro elogió un artículo de Nouriel Roubini. El economista que anticipó la crisis financiera de 2008 destaca el programa de Javier Milei y propone un cambio en las bandas del dólar para darle más flexibilidad.
Las especulaciones sobre el futuro del esquema de administración del dólar continúan. El mercado pone en precios un cambio de régimen para el mediano plazo, pero el Gobierno asegura que no habrá modificaciones. En las últimas horas, el ministro Luis Caputo dejó una pista: recomendó un artículo de Nouriel Roubini que habla sobre Argentina.
El economista que anticipó la crisis financiera de 2008 descarta la dolarización y sugiere avanzar hacia bandas de flotación más amplias para el tipo de cambio. Federico Sturzenegger fue consultado por el asunto en un foro de negocios, pero esta vez eludió la respuesta.
El envión del triunfo electoral le da aire al Gobierno para enderezar algunos de los problemas que asfixiaron la economía en los últimos meses. Falta de liquidez, altas tasas de interés, desplome del crédito y parate en la actividad, son algunas de las consecuencias que se sucedieron ante un clima adverso en las expectativas que parece haber terminado.
Sin embargo, el mercado sigue poniendo en precios en la curva de pesos un cambio de régimen. El dólar permanece cerca el techo de la banda. La oferta de los exportadores, tal como anticipó este medio, estará ausente al menos hasta comienzos del año que viene. La demanda de cobertura cayó, pero las importaciones y el turismo se mantienen firmes. Si el Banco Central sale a comprar, ¿será bajo este esquema?
El Gobierno dice que las bandas no se tocan. Caputo afirmó antes del batacazo electoral que con un dólar a $1.500 se siente “cómodo”, pero en el mercado desconfían, tanto por las obvias razones de que nadie anticipa una devaluación como por los fundamentos del frente cambiario.
El sugestivo mensaje de Luis Caputo
“Vale la pena leer este oped de Nouriel Roubini”, escribió Caputo en su cuenta de X en referencia a un artículo que el economista estadounidense publicó en la plataforma Proyect Syndicate. La nota de opinión elogia la gestión de Javier Milei, asegura que el problema de Argentina “era de liquidez, no de solvencia” y destaca el potencial de las reformas radicales y la política fiscal.
Pero el artículo va más allá de las cuestiones superficiales y se mete a fondo en el debate actual: “Es cierto que el régimen cambiario deberá volverse más flexible con el tiempo”, dice el autor que destacó Caputo, pero advierte que “las propuestas de un cambio inmediato hacia un tipo de cambio completamente flotante o, en el otro extremo, una dolarización total, no tienen sentido”.
En esa línea asegura que “la primera opción podría generar excesiva volatilidad cambiaria, especialmente una vez que se eliminen los controles de capital, mientras que la segunda ni siquiera es factible, ya que Argentina no cuenta con reservas internacionales suficientes”. Y afirma: “Milei es un libertario declarado que puede haber coqueteado con la idea de una dolarización completa en el pasado, pero ahora reconoce que no es una opción viable”.
El dólar y el régimen posible
Para Roubini, “la mejor alternativa sería un régimen cambiario que permita fluctuaciones dentro de una banda amplia”. Sobre este punto, dice que los objetivos deberían estar basados en mantener el tipo de cambio efectivo nominal, junto con algún agregado monetario para anclar el crecimiento.
“Esto limitaría la volatilidad al tiempo que garantizaría que el valor de la moneda siga siendo competitivo y el balance externo positivo. Los flujos de capital que regresen y las nuevas inversiones extranjeras directas (IED) podrían utilizarse para reponer las reservas de divisas del país, evitando así una apreciación indeseada del peso”, remarca el texto.
Este martes, en un foro con empresarios, Sturzenegger fue consultado sobre la cuestión cambiaria, pero esta vez el ministro desregulador eligió no meterse en el terreno de Caputo. Pesan los aprendizajes del mes pasado, cuando en el mismo día que Milei visitaba a Donald Trump dijo que Argentina se encaminaba hacia una libre flotación.
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