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Vacas, sobreprecios y favores: el negociado con Venezuela que salpica a Taiana

El envío de vaquillonas Holando a Venezuela durante el kirchnerismo habría servido como pantalla para operaciones de blanqueo de dinero y desvío de fondos públicos.

El acuerdo comercial entre Argentina y Venezuela para exportar vaquillonas lecheras comenzó como una oportunidad de oro para los productores argentinos. Los primeros embarques, realizados con un fuerte respaldo político y mediático, fueron presentados como símbolo del “hermanamiento” entre ambos países. Incluso el entonces presidente Hugo Chávez presenció en persona el primer envío desde Dock Sud, junto a funcionarios argentinos.

Sin embargo, la investigación de Matías Longoni reveló que detrás de ese discurso de integración se escondía una red de negocios controlada por empresarios con conexiones directas con el kirchnerismo. La figura central del esquema fue el ruralista Ider Peretti, quien, junto a su esposa, la abogada Daniela Borgogno, monopolizó las operaciones de exportación a través de empresas consignatarias con sede en Córdoba y Santa Fe.

Operaciones millonarias con precios inflados

Entre 2006 y 2007, durante la gestión de Jorge Taiana como canciller, se concretaron al menos  cinco envíos de ganado hacia Venezuela, con un valor promedio de tres millones de dólares por operación. Los registros muestran que los precios facturados al gobierno chavista duplicaban e incluso triplicaban los valores de mercado argentino.

Mientras los productores locales recibían entre 400 y 800 dólares por vaca, las cotizaciones oficiales presentadas a Caracas alcanzaban los 1.960 dólares por animal sin incluir transporte, y hasta 2.660 dólares con flete marítimo. En el mismo presupuesto se ofrecían toros de pedigree a más de 6.000 dólares cada uno, cifras exorbitantes para la época.

Estos márgenes desproporcionados alimentaron las sospechas de sobrefacturación, blanqueo de capitales y retornos. Fuentes citadas en la investigación aseguraron que los intermediarios cobraban comisiones del 20% al 25% para permitir la participación en los envíos, un patrón que se repetía en otros convenios bilaterales de ese período.

La “embajada paralela” y las denuncias de corrupción

El negocio se interrumpió bruscamente en 2010, cuando el embajador argentino en Caracas, Eduardo Sadous, denunció la existencia de una “embajada paralela” que cobraba coimas por cada contrato comercial.  Si bien luego fue procesado por falso testimonio, sus declaraciones expusieron un sistema de corrupción en las operaciones bilaterales con el chavismo, que involucraba a funcionarios y empresarios argentinos.

El caso de las vaquillonas Holando se suma a otros escándalos que marcaron la relación económica entre Buenos Aires y Caracas, como la venta de  maquinaria agrícola y arroz. Todos compartían el mismo patrón: intermediarios favorecidos políticamente, sobreprecios millonarios y opacidad total en el flujo de fondos.

Un esquema que pudo servir para el lavado de dinero

Analistas consultados señalan que este tipo de operaciones, donde los valores de exportación se multiplican sin justificación comercial, suelen utilizarse como mecanismos de lavado de dinero. El pago desde organismos estatales extranjeros, la falta de trazabilidad financiera y la concentración de contratos en manos de allegados al poder refuerzan las sospechas.

La trama, reconstruida a partir de la investigación de Longoni,  muestra cómo un negocio agropecuario aparentemente legítimo pudo haber sido parte de una estructura más amplia de desvío de fondos públicos, en pleno auge de la alianza política entre Néstor Kirchner y Hugo Chávez.

Derechadiario.com