Patricia Bullrich destrabó la negociación y evitó una ruptura en el Senado.
El Gobierno nacional avanzará este jueves con la firma del dictamen de la reforma laboral en el Senado, aunque su tratamiento en el recinto quedó programado para febrero. La decisión fue acordada entre el oficialismo de La Libertad Avanza y sectores de la oposición dialoguista, en un escenario de alta tensión política que estuvo al borde del quiebre durante la jornada.
La confirmación llegó de boca de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien expuso la situación durante el plenario de las comisiones de Trabajo y de Presupuesto y Hacienda de la Cámara alta. Allí quedó claro que el oficialismo optó por una estrategia de responsabilidad política: asegurar el dictamen, ordenar la discusión y evitar un tratamiento exprés que pusiera en riesgo la convivencia parlamentaria.
En contraste, lo que sí avanzará de inmediato será el Presupuesto 2026, junto con la ley de inocencia fiscal. Ambas iniciativas se despacharían este viernes 26 de diciembre, en el cierre del período extraordinario convocado por el Ejecutivo, consolidando el núcleo del programa económico del Gobierno.
Durante el mediodía, Bullrich debió trasladarse de urgencia a la Casa Rosada y, tras su regreso, encabezó una cumbre clave en el bloque de la UCR. Allí se logró encauzar el diálogo, acordar la firma del dictamen con modificaciones y establecer un plazo de enero y principios de febrero para pulir el texto final.
La jugada permitió descomprimir el clima político y preservar la mayoría necesaria para avanzar. En las comisiones involucradas, La Libertad Avanza cuenta con cinco senadores propios y necesita sumar al menos cuatro voluntades del bloque dialoguista para alcanzar la mitad más uno. En ese esquema, el kirchnerismo volvió a optar por la obstrucción: no designó representantes formales en las comisiones y amenaza con judicializar el proceso, una estrategia que busca trabar reformas estructurales sin asumir costos políticos.
Lejos de los gritos y el bloqueo, el Gobierno eligió un camino distinto: ordenar, negociar y sostener la agenda de reformas que la Argentina necesita para salir del estancamiento. La reforma laboral sigue en marcha y el mensaje es claro: habrá cambios, con reglas claras, consenso y conducción política.
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