La provincia impulsa una nueva Ley de Acuicultura que termina con la prohibición vigente y promueve inversión y empleo.
Tierra del Fuego dio un giro significativo en su política productiva. Avanzó con una nueva Ley de Acuicultura que pone fin a la prohibición absoluta de la cría de salmones para producción comercial, vigente desde 2021.
La iniciativa, impulsada por sectores alineados con La Libertad Avanza, reabre una actividad estratégica con alto potencial económico, generación de empleo e ingreso de divisas.
El nuevo marco normativo marca un cambio de paradigma. Deja atrás un enfoque prohibicionista y avanza hacia un esquema de regulación moderna, que permite producir cuidando el ambiente pero sin bloquear el desarrollo.
Qué establece la nueva Ley de Acuicultura
El proyecto regula de manera integral la actividad acuícola en la provincia. En concreto, mantiene la prohibición de producir salmónidos en el Canal de Beagle, pero habilita la actividad en el resto del territorio fueguino, tanto en el mar como en tierra.
Esta delimitación se complementa con la Ley 1461, que declaró a la Península Mitre como “área natural protegida”, excluyendo allí cualquier desarrollo industrial. Si bien aquellas regulaciones aún no pudieron ser derogadas, con la nueva normativa la producción se concentraría principalmente en el norte de la isla, en zonas aptas para la actividad.
El esquema combina reglas claras, previsibilidad jurídica y algo de control estatal, aunque con un marco un poco más laxo y sin caer en prohibiciones generales que desalientan la inversión.
Una oportunidad económica comprobada
La experiencia internacional demuestra el potencial de la salmonicultura como motor de desarrollo. Chile es el ejemplo más cercano y claro: en 2024, el salmón fue su segundo producto de exportación.
El país alcanzó ventas por más de US$ 6.300 millones y más de un millón de toneladas comercializadas de salmón, según datos oficiales del Ministerio de Hacienda chileno.
Desde el Ejecutivo provincial sostienen que el nuevo marco normativo busca aprovechar la experiencia internacional. De esta forma se establecerían estándares productivos y ambientales desde el inicio de la actividad.
Además, la ley no se limita al salmón: incluye otras producciones como trucha, mejillones, algas, erizo y centolla, diversificando la matriz productiva de la provincia.
Empleo privado e inversión genuina
Uno de los ejes centrales de la nueva normativa es la generación de empleo formal. Las estimaciones oficiales indican que la salmonicultura podría crear entre 4.000 y 4.500 puestos de trabajo directos, en una provincia que necesita ampliar su base productiva más allá del empleo público.
La inversión proyectada ronda entreUS$ 350 y 400 millones, íntegramente del sector privado, con impacto positivo en logística, infraestructura, servicios y exportaciones.
El avance de esta ley refleja un cambio de clima político en Tierra del Fuego y en el país. La nueva etapa prioriza el desarrollo, la producción y el trabajo. Dejando atrás el veto ideológico impulsado durante años por sectores ambientalistas que bloquearon proyectos estratégicos.
Con reglas claras y control, la acuicultura vuelve a ser una oportunidad concreta para que la provincia crezca, genere empleo y se integre al comercio internacional.
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