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La UPA de Los Hornos reduce las guardias y deriva personal a trabajos militantes

La UPA Nro. 6 de Los Hornos enfrenta una nueva etapa de vaciamiento sanitario tras la decisión de su dirección de reducir drásticamente el personal de enfermería en las guardias para derivarlo a tareas territoriales con sesgo político, una medida que expone a pacientes y trabajadores.

La crisis que atraviesa la Unidad de Pronta Atención Nro. 6 de Los Hornos suma un nuevo capítulo de extrema gravedad. Según información aportada por fuentes internas de la institución, la dirección resolvió avanzar con una drástica reducción del personal de enfermería en las guardias de 24 horas, una medida que, de concretarse después del 25 de diciembre, impactará de lleno en la capacidad de respuesta sanitaria de una de las zonas más pobladas de La Plata.

De acuerdo a los testimonios recogidos, la conducción de la UPA dispuso que las guardias pasen de contar con cinco a seis enfermeros, como ocurre en la actualidad, a solo tres por turno completo de veinticuatro horas. El dato resulta particularmente alarmante si se tiene en cuenta que, en catorce de esas veinticuatro horas, se triagean entre noventa y cien pacientes por día, entre adultos y niños, sin contabilizar las emergencias que ingresan por fuera del circuito habitual. En ese contexto, el recorte no solo compromete las condiciones laborales del personal sino que, fundamentalmente, expone a pacientes y trabajadores a situaciones de riesgo asistencial.

Las fuentes consultadas coinciden en que la reducción de enfermeros no responde a una reestructuración sanitaria ni a criterios técnicos, sino a una decisión política. El objetivo sería trasladar de manera compulsiva a parte del personal de enfermería a tareas territoriales y salitas barrialesaún cuando muchos de esos trabajadores fueron designados específicamente para funciones de guardia, tanto bajo el régimen de la ley 10.471 como de la ley 10.430. No se trata, aclaran, de despidos formales, sino de un vaciamiento progresivo de la guardia mediante el desplazamiento forzado del recurso humano.

Una crisis que se profundiza

La medida se inscribe en una disputa más profunda sobre el perfil de la UPA de Los Hornos. La unidad nació como resultado de años de reclamo comunitario, impulsado por la Asamblea de los 100 mil Hornenses por un Hospital Público, y se consolidó como un dispositivo clave de atención de urgencias. Sin embargo, trabajadores denuncian que la actual dirección busca desarmar esa estructura asistencial para reconvertirla en una base de trabajo territorial con fuerte impronta políticaEn ese esquema, aseguran, el foco estaría puesto en barrios como la toma de Los Hornos, el ex club de Planeadores, el llamado barrio de los Paraguayos y Poblet, donde se despliegan actividades sanitarias con presencia de cartelería partidaria y militancia identificada con La Cámpora.

Según relatan desde adentro, la insistencia en profundizar ese modelo responde a una lógica de recomposición electoral tras derrotas locales, aún a costa de vaciar una unidad crítica de atención. “Quieren levantar votos donde los perdieron, aunque eso implique desarmar la guardia”, sintetiza una fuente con conocimiento directo de la situación.

La decisión habría sido impartida por el director de la UPA, Guillermo Ramos, quien ordenó avanzar con el recorte y los traslados a Rita Vallejos, responsable del área de DocenciaLa orden se dio luego de la renuncia de la coordinadora de Enfermería, quien dejó el cargo con el respaldo explícito del equipo a su cargo, tras denunciar un contexto persistente de hostigamiento interno. Según las fuentes, la dirección no logró imponer a una persona de su confianza para ese rol, situación que se repite en otros sectores donde se intentan desplazar coordinaciones elegidas históricamente por consenso entre los trabajadores.

Este nuevo conflicto no aparece aislado. Por el contrario, se suma a un extenso cúmulo de denuncias que ya sacudieron a la UPA 6 de Los Hornos y que fueron oportunamente publicadas por este medio. Concursos presuntamente direccionados, cargos inexistentes dentro de la estructura formal, uso político del personal, persecuciones laborales, sanciones disciplinarias como represalia, cierre de áreas críticas y un deterioro edilicio que pone en riesgo la seguridad de pacientes y trabajadores forman parte de un cuadro que, lejos de corregirse, parece profundizarse.

En ese marco, el recorte de enfermería en las guardias aparece como un paso más en un proceso de vaciamiento sanitario. Trabajadores advierten que reducir el personal en un servicio que ya opera al límite puede derivar en demoras graves en la atención, errores evitables y un aumento del riesgo clínico, especialmente en horarios nocturnos y picos de demanda.

Mientras tanto, el personal asegura que continúa organizándose para presentar proyectos internos y defender la estructura asistencial de la UPA, aunque prefiere mantener esas discusiones en reserva a la espera de que la dirección formalice las medidas anunciadas. El temor a nuevas represalias sigue presente.

La situación vuelve a colocar bajo la lupa al ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, que conduce Nicolás Kreplak. Los trabajadores reclaman una intervención urgente que frene el desmantelamiento de la guardia, revise las decisiones de la dirección local y garantice que la UPA 6 de Los Hornos cumpla la función para la cual fue creada: brindar atención de urgencias segura, continua y de calidad a miles de vecinos. En palabras de un trabajador, “la UPA no puede convertirse en una unidad política a costa de la salud pública”.

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