Servicio Privado de Información

Leernos tiene sus privilegios

Una manito de pintura y mucha ironía: cómo entregó Castello su despacho a Mayra Mendoza

El diputado libertario Guillermo Castello dejó su oficina en la Legislatura bonaerense con un gesto que no pasó desapercibido: la pintó de violeta antes de entregársela a la flamante legisladora camporista Mayra Mendoza.

Las mudanzas en la Legislatura suelen ser trámites burocráticos, pero Guillermo Castello decidió convertir la suya en un mensaje político. El diputado de La Libertad Avanza contó en redes que las autoridades le pidieron dejar su despacho “en buenas condiciones” porque sería ocupado por Mayra Mendoza, recién llegada al recinto por Unión por la Patria.

“Aprovechamos el finde largo para darle una manito de pintura. ¿Quedó bien?”, escribió en X, acompañando la frase con fotos del lugar renovado. El detalle: las paredes lucían un intenso color violeta, en alusión al color de La Libertad Avanza, claro está.

Castello se definió como “un buen vecino” y calificó la acción como “una picardía”, pero la ocurrencia no tardó en generar reacciones. Entre sus seguidores, el gesto fue celebrado como una provocación ingeniosa; desde el kirchnerismo, lo leyeron como una falta de respeto. Algunos medios lo interpretaron como una estrategia calculada para mantener visibilidad, que en definitiva fue lo que fue.

El episodio no sorprende en alguien que ha hecho de la confrontación su marca personal. Castello, abogado marplatense nacido en 1966, pasó por Recrear, la Coalición Cívica y Cambiemos antes de desembarcar en el universo libertario. En 2021 llegó a la Legislatura como referente de Avanza Libertad, el partido de José Luis Espert: luego armó su propio bloque y finalmente se alineó con La Libertad Avanza.

Su historial incluye proyectos que levantaron polvareda: intentó derogar la Ley de Paridad de Género, denunció las candidaturas testimoniales como “fraude” y defendió la boleta única como solución a lo que llama “crisis terminal” de representación. También protagonizó choques ideológicos fuertes: en 2024, Unión por la Patria pidió su expulsión tras calificar a Rodolfo Walsh como “terrorista asesino” en un homenaje.

En lo interno, tampoco esquivó tensiones: amagó con dejar el bloque libertario por diferencias con sus pares y se acercó al Pro en la alianza que lideró Patricia Bullrich.

La oficina violeta es, en definitiva, una postal del estilo Castello: irónico, mediático y dispuesto a incomodar. En tiempos donde la política bonaerense se debate entre acuerdos y rupturas, el gesto confirma que el legislador no pierde oportunidad para marcar territorio, aunque sea con brocha y rodillo.

Parlamentario.com