Un jubilado de 72 años murió tras una feroz golpiza en Moreno. Lo atacaron para robarle la bicicleta. Un joven de 18 años está detenido.
Un jubilado de 72 años murió tras haber sufrido una violenta golpiza en un intento de robo en el barrio Cuartel V, en Moreno. La víctima, Mario Rueda, fue atacada el 28 de noviembre cuando volvía de visitar a su sobrina en bicicleta.
En la puerta de su casa fue sorprendido por un grupo de delincuentes, entre ellos un joven de 18 años identificado como Miguel Ángel Ozorio. Este último fue señalado por los investigadores como el autor de los golpes fatales.
Según reconstruyó Primer Plano Online, Mario se resistió al robo y Ozorio lo golpeó en la cabeza con un arma tumbera. Ese impacto resultó determinante. Después lo derribó y escapó en la bicicleta, mientras sus cómplices huyeron corriendo.
El ataque quedó registrado en cámaras de seguridad que permitieron reconstruir la secuencia y avanzar en la causa.
Fractura de cráneo, coma y cuatro paros cardíacos
Mario fue trasladado de urgencia y llegó al hospital en estado crítico. El cuadro fue devastador: fractura de cráneo con partes astilladas, exposición cerebral, intubación y coma farmacológico. Su familia contó que no era posible colocarle una prótesis debido a la gravedad de las lesiones.
Tras varios días internado, el jueves sufrió cuatro paros cardíacos consecutivos y murió en la Clínica La Torre. Ese mismo día, su familia no había podido visitarlo y recibió la noticia por teléfono. La fiscal Carina Saucedo, de la UFI Nº 2 de Moreno, ordenó la autopsia y continúa la investigación sobre Ozorio, que ya había cometido otros hechos delictivos en pocas horas.
Un sueño truncado: Mario quería terminar la escuela
A sus 72 años, Mario Rueda estaba cumpliendo un deseo personal: completar sus estudios. Asistía a la Escuela de Educación Primaria para Adultos 701 de José C. Paz, donde era muy querido por sus maestras y compañeros.
Su sobrina María Rosa lo recordó con dolor: “Se sentía muy bien yendo. Eran las 17.30 y ya se iba para allá: se llevaba el termo y el mate y siempre contaba que le encantaba estar con sus maestras y compañeros, que era su lugar de pertenencia.”
También relató el orgullo con el que Mario encaraba su aprendizaje: “Era analfabeto y ahí se distraía y aprendía. Además, recibía tanto cariño… Volvía de noche y nunca le pasó nada. Y lo mataron en la puerta de su casa al mediodía.”
La comunidad educativa lo despidió con enorme tristeza y reclamó justicia por un hombre que, a su edad, seguía apostando al estudio y a mejorar su vida.
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