Los ciudadanos renovaron su confianza en Milei para hacer a la Argentina grande otra vez.
La Libertad Avanza, el partido de Javier Milei, obtuvo el domingo por la noche una victoria aplastante en las elecciones legislativas parciales de la Argentina, al conseguir cerca del 41% de los escaños de los 127 puestos en disputa (el Parlamento argentino se renueva por mitades cada dos años).
Al igual que en las elecciones de noviembre de 2023, la gran mayoría de la prensa y de los analistas políticos había pronosticado una derrota. ¡Sin embargo, volvimos a ganar!
Estas elecciones eran cruciales. El programa de Javier Milei se basa en tres pilares: la defensa de la vida, de la libertad y de la propiedad. Busca devolverles a los argentinos lo que les fue confiscado por una casta político-mediática que gobernó el país durante décadas.
Para reducir el peso del Estado sobre los hombros de los ciudadanos, el presidente Milei estableció una regla de oro marcada por el sentido común: el Estado no debe gastar más de los recursos de los que dispone.
Los déficits son los impuestos del mañana. La palabra “déficit” ha sido desterrada para siempre del vocabulario político argentino. Gracias a su trabajo desde 2023, y por primera vez en 123 años, la Argentina se unió al club muy selecto de los pocos países que presentan superávit fiscal.
Durante sus dos años de gobierno, Javier Milei pulverizó la inflación, que cayó del 270% a menos del 25%; redujo el gasto público en un 30 %, devolviendo de manera duradera poder adquisitivo a los argentinos.
Sacó a 1,7 millones de niños de la pobreza: la tasa, que era del 53% de la población, hoy se redujo al 29%. La deuda pública también disminuye: representaba el 88% del PIB y cayó más de 10 puntos en dos años, situándose en torno al 78%. La inseguridad retrocedió. Fruto de todas estas medidas, el crecimiento económico se eleva al 5,5% en 2025 y se estima entre 4,5% y 5% para el año próximo.
Hay que comprender, para valorar este balance en su justa medida, que todo esto se logró con solo 6 senadores sobre 72 y apenas una cuarentena de diputados sobre los 257 que componen la Cámara Baja, es decir, con menos del 10% de las fuerzas vivas del Parlamento.
Para contrarrestar la excelente gestión de Javier Milei, los kirchneristas y sus aliados encontraron en los últimos meses una estratagema: utilizar el Parlamento, donde eran mayoría, para aprobar leyes que obligaran al Estado a aumentar el gasto público, con el fin de devolver a la Argentina al déficit.
Javier Milei, elegido con más del 56% de los votos, se encontró así rehén de la casta política aún presente en el Congreso, que, en contra de la voluntad popular, aprobaba leyes con el único propósito de obstaculizar su programa de gobierno.
La Constitución argentina otorga al presidente un derecho de veto sobre las leyes adoptadas por el Parlamento. Sin embargo, el Parlamento puede anular ese veto si vuelve a votar la ley con una mayoría de dos tercios. En el paroxismo de su violencia política, los kirchneristas y otros partidos de izquierda forzaron la aprobación de leyes gastos-fiscales e inútiles, bloqueadas luego por Milei.
El objetivo de estas elecciones de medio mandato era otorgar al presidente una mayoría suficiente para que dispusiera de las herramientas parlamentarias necesarias para aplicar una segunda ola de reformas estructurales que la Argentina necesita con urgencia. Y el objetivo se cumplió.
Con 101 diputados de La Libertad Avanza, sin contar otras fuerzas con las que podrían formarse alianzas, Javier Milei puede ahora avanzar con serenidad durante los dos años restantes de su mandato, sin que la oposición sistemática del kirchnerismo deshaga aquello para lo cual los argentinos lo eligieron.
Lo que estaba en juego ayer eran dos visiones distintas e irreconciliables de país. Los argentinos tenían una elección clara: o bien el regreso al populismo de izquierda que, con su carga impositiva y su redistribución socialista, llevó al país a la ruina y a la miseria, o bien continuar la reconstrucción emprendida hace dos años.
La decisión de los argentinos fue contundente: eligieron la libertad y la confianza. Los argentinos revalidaron el proyecto encarnado por Milei, rechazando al kirchnerismo, aliado del narco-Estado venezolano y de todas las dictaduras de izquierda.
Es un giro histórico para nuestro país. El kirchnerismo ha sido rechazado por la mayoría de los argentinos, que comprendieron que sus maniobras parlamentarias solo buscaban impedir la aplicación de las reformas. Las próximas reformas se centrarán especialmente en la fiscalidad, para reducir los impuestos, y en la flexibilidad laboral, para permitir que la Argentina crezca y que los argentinos vean aumentar su poder adquisitivo.
Dos factores clave contribuyeron a la victoria. Por un lado, la implementación por Milei de un nuevo sistema electoral garante de la democracia. Para erradicar el relleno de urnas y la desaparición de boletas, ya no hay tantas papeletas como candidatos, sino una sola hoja que reúne todos los nombres. Los electores marcan su elección en este boletín certificado, lo que impide el fraude electoral.
Por otro lado, la batalla cultural llevada a cabo incansablemente por Milei también dio sus frutos. Hizo comprender a los argentinos que, para crecer, hay que restablecer la cultura del esfuerzo; que la corrupción no es la solución; que es mejor decir la verdad, aunque sea amarga, y aceptarla, que vivir en una mentira confortable.
Que es imposible borrar en apenas dos años las consecuencias de décadas de decadencia y declive, pero que es posible comenzar a tomar el camino correcto para salir del pantano del populismo y del socialismo. Y que, con el esfuerzo y el trabajo de todos, es posible, aunque la tarea sea colosal, levantar un país.
Para dirigir estos trabajos de Hércules, los argentinos renovaron ayer su confianza en Javier Milei. No cabe duda de que, con un líder así, la Argentina volverá a ser próspera y mostrará el camino de la libertad no solo a los argentinos, sino al mundo entero.
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