La incorporación de este gasoducto a la red troncal, además de evitar las importaciones invernales, suplirá al gas que venía de Bolivia, que ahora prácticamente se reducirá a un mínimo que ni siquiera podrá abastecer la demanda del NOA. Pero para reemplazarlo es necesario concretar las obras que reviertan el flujo hacia el norte, lo que significa una inversión de US$713 millones, que cuenta con financiación de un 75%. El resto, lamentablemente, deberá ser aportado nuevamente por el Tesoro. Esta obra está a punto de iniciarla el actual gobierno y deberá ser concluida sin dilaciones por el próximo. También falta construir y conseguir los fondos para la segunda parte del Neuba III, que le permitirá finalmente evacuar 44 MM3/d de gas de Vaca Muerta.

Ante la necesidad imperiosa de entregar gas natural Argentina Brasil en volúmenes que exceden la producción interna, el gobierno de Luis Arce está pidiendo ayuda al gobierno de Venezuela.

Para no tener que pagar multas por incumplimiento de contratos a los dos países vecinos, Bolivia pide ahora a la venezolana PDVSA que entregue gas natural licuado (GNL) a Argentina y Brasil, dicen fuentes de la industria petrolera.

Cuando el invierno arrecia, YPFB, la empresa estatal boliviana, y ante el descenso dramático de la producción de gas, ha ordenado que deje de operar la planta de urea por dos meses para poder incluir el gas que consume al gasoducto que va a la Argentina, según dijo el presidente de la empresa, Armin Dorgathen.

Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) también ha pedido a las industrias de su país que dejen de usar gas natural para producir electricidad, porque todo el volumen disponible debe ser insuflado en los gasoductos de exportación.

Lo único que va en contra de esa tendencia es la decisión del gobierno de Luis Arce de hacer funcionar las plantas termoeléctricas para vender electricidad a Argentina en un acuerdo con precio secreto pero que dio lugar a anuncios rimbombantes en compañía del presidente Alberto Fernández, en Tartagal, Salta.

El presidente de Bolivia Luis Arce (R) y el expresidente Evo Morales participan en una reunión de cocaleros de la Federación del Trópico de Cochabamba (FTC) de la región del Chapare, en apoyo a Arce, en Shinahota, Bolivia 11 de noviembre de 2021. REUTERS/ patricia pintoEl presidente de Bolivia Luis Arce (R) y el expresidente Evo Morales participan en una reunión de cocaleros de la Federación del Trópico de Cochabamba (FTC) de la región del Chapare, en apoyo a Arce, en Shinahota, Bolivia 11 de noviembre de 2021. REUTERS/ patricia pinto

La empresa argentina Enarsa pidió formalmente a Brasil que, por el invierno, le ceda una parte del gas natural boliviano que debe recibir, y que ya fue pagado, pero la caída de la producción boliviana pone en duda incluso esa posibilidad.

El gasoducto Neuba III, inapropiadamente rotulado Néstor Kirchner, es el tercer gran gasoducto que transporta gas desde los yacimientos neuquinos, más precisamente del megayacimiento Loma de la Lata, descubierto en los años 70, ahora en plena etapa de declinación. Afortunadamente, a partir de 2011 comienza la explotación de la “roca madre” que le dio origen, Vaca Muerta (VM), mediante la aplicación en nuestro país de la técnica de fractura hidráulica o fracking.

Las cantidades de petróleo y gas recuperable de este inesperado recurso energético, en función de factibilidades económicas y comerciales, son extraordinarias y exceden las necesidades de cualquier proyección de demanda local y regional para los próximos 40 años. El antecesor de este gasoducto, el Neuba II, se inauguró en 1988, también en tiempo récord y en ausencia de herramientas avanzadas de montaje como aquellas de las que se dispone ahora.

Hasta 2014, la producción boliviana de gas era de 62 millones m3/d pero ahora está en 40 millones, lo que pone en aprietos a YPFB, que debe enviar a Brasil 16 millones, a Argentina 14 millones y destinar 15 millones al mercado interno.

Los informes que manejan las empresas petroleras que operan los campos de gas de producción declinante dicen que las gestiones que hace Bolivia ante PDVSA serían para que esa empresa entregue GNL a Argentina y Brasil a cambio de no se sabe qué.

La hermandad del “socialismo del siglo XXI” de los regímenes de La Paz y Caracas podría hacer posible ese acuerdo, sobre todo después de la visita del canciller ruso, Serguei Lavrov, a Venezuela, y también del presidente iraní, Ebrahim Raisi.

En este caso, la militancia de los dos países en lo que en Bolivia se llama el “eje musulmán-comunista”, haría posible un acuerdo que probablemente sea saldado en yuanes chinos.

Hasta 2014, la producción boliviana de gas era de 62 millones m3/d pero ahora está en 40 millones, lo que pone en aprietos a YPFB, que debe enviar a Brasil 16 millones, a Argentina 14 millones y destinar 15 millones al mercado interno. EFE/Martín Alipaz/Archivo
Hasta 2014, la producción boliviana de gas era de 62 millones m3/d pero ahora está en 40 millones, lo que pone en aprietos a YPFB, que debe enviar a Brasil 16 millones, a Argentina 14 millones y destinar 15 millones al mercado interno. EFE/Martín Alipaz/Archivo

Enarsa de Argentina y Petrobrás de Brasil están esperando, a todo esto, que los gasoductos bolivianos sean declarados formalmente vacantes, cuando se hayan interrumpido los envíos a los dos países, para usarlos entre ellas.

La idea es que parte del gas natural del fabuloso yacimiento argentino de Vaca Muerta, en Neuquén, pase por los ductos bolivianos, hacia Brasil, además del que se enviaría por el gasoducto que pasaría por Uruguayana, y el que se envíe como GNL.

En ese caso, dice el experto boliviano Álvaro Ríos, Bolivia podría reclamar que, como parte del pago por el uso de sus gasoductos, quede algo del gas argentino para el consumo interno de los bolivianos, lo que sellaría el triste final de lo que en un momento se llamó la “Bolivia saudí”.

El exvicepresidente Álvaro García Linera, ahora en el limbo de las divisiones en el MAS, admitió que fue un error no haber alentado las inversiones petroleras que hubieran permitido reemplazar las reservas de gas que se destinaron a la exportación durante el gobierno de Evo Morales, y que generaron ingresos por 55.000 millones de dólares.

Con gesto irónico, el expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada, que fue derrocado en una revuelta de Morales en 2003, desde Estados Unidos dijo también que fue un error haber frenado las exploraciones petroleras, similares a las que él hizo posibles para que las reservas llegaran a superar los 40 millones de pies cúbicos, mientras que ahora están en 4 millones.

El vicepresidente de PDVSA, Juan Santana, y el presidente boliviano, Nicolás Maduro, y el presidente boliviano, Luis Arce, en el Palacio de Miraflores en Caracas el miércoles, 20 de abril de 2023 en Venezuela. REUTERS/Leonardo Fernández ViloriaEl vicepresidente de PDVSA, Juan Santana, y el presidente boliviano, Nicolás Maduro, y el presidente boliviano, Luis Arce, en el Palacio de Miraflores en Caracas el miércoles, 20 de abril de 2023 en Venezuela. REUTERS/Leonardo Fernández Viloria

El error fue haber llamado “nacionalización” del petróleo a un cambio en los términos de los contratos con las petroleras en 1 de mayo de 2006, y haber hecho una intensa propaganda ofensiva a esas empresas, que optaron por frenar sus inversiones.

Todo esto mientras Morales llama a Luis Arce presidente de un gobierno de narcotraficantes y corruptos, y anuncia para los próximos días una marcha en la que los militantes del MAS sellarán la salida de ese partido del gobierno actual.

Infobae , La Nación, SEPRIN