Mientras a los medios argentinos les encanta hablar de la “cultura violenta” de los Estados Unidos, a la cual le adjudican causas completamente delirantes como la libre portación de armas o los videojuegos, poco hablan de un caso que parece de una película de Hollywood que pasó en el barrio porteño de Villa Luro.

Carlos Alberto Cáceres, un delincuente buscado por una serie de robos en la Ciudad de Buenos Aires, se intentó escapar de la policía robando un micro escolar y abriendo fuego contra los uniformados, en una huida cinematográfica que si hubiera pasado en Estados Unidos sería la principal noticia de todos los medios, tanto en Argentina como en el resto del mundo.

Cáceres se subió a un micro escolar estacionado, encañonó al dueño del vehículo, lo obligó a bajarse y se dio a la fuga manejando el vehículo. No se sabe si Cáceres quería solamente robar el micro o si era un medio de transporte para escaparse de la policía.

El hecho ocurrió en la esquina de las calles Zelada y Mozart del barrio porteño de Villa Luro. Damián, el dueño del micro, avisó al 911 y lo persiguió por su cuenta a bordo del auto de un amigo.

Respondiendo a la llamada de 911, la Policía de la Ciudad observó a través del Centro de Monitoreo que el micro robado iba por la avenida General Paz en dirección a la provincia de Buenos Aires. 

Personal de la Comisaría Vecinal 8C y agentes de la unidad de Despliegue de Intervenciones Rápidas y Servicios Especiales (DIRySE) comenzaron la persecución.

Cáceres inmediatamente abrió fuego contra los policías mientras manejaba el micro. Después se supo que el criminal tenía armas de fuego obtenidas ilegalmente. En la persecución, chocó varios autos e hirió a decenas de porteños.

En la fuga a los tiros, agarró por Camino Negro, y ya en la provincia de Buenos Aires, intervino la Policía Bonaerense. Vecinos de las distintas localidades de la zona sur del conurbano grabaron el paso del micro escolar por cada una de las calles y las imágenes se viralizaron. La fuga continuó por Camino de Cintura, donde el ladrón volvió a chocar con otra gran cantidad de autos.

La persecución terminó en la localidad de Luis Guillón, en Esteban Echeverría, luego de que perdiera el control del micro, a raíz de que los policías le seguían disparando a los neumáticos y al motor del colectivo robado.

En total, embistió 21 vehículos: 16 autos particulares, una ambulancia y cuatro patrulleros. Además, destruyó completamente la parte delantera del micro escolar e hirió a decenas de personas.

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