Esto son partes de la clausulas secretas que impuso el acuerdo con el FMI que negocio el gobierno . Detrás de esto hay una guerra sobre la pelea de e hegemonía del dólar. Esto es no usar ni monedas rusas, de la india o de China. La guerra con Ucrania oculta muchos perfiles , este es uno . La Argentina podría comprar en rublos la energía necesaria para abastecer, pero también esta prohibido. Por otro lado la central atómica Atucha III también esta detenida, porque las inversiones con China son en esa moneda.

En el contrato se desataca la incorporación de un de participación nacional en todo el proceso, en tanto se garantiza la transferencia tecnológica. Sobre el financiamiento se detalla que se trata de un crédito por el del total presupuestado, desembolsos periódicos, parte en dólares y parte en renmibis ( yuan), que serán canalizados por un consorcio de bancos del gigante asiático encabezados por el comercial ICBC. El  crédito contempla un período de gracia hasta la puesta en marcha del reactor, con lo cual el pago quedaría cubierto por la venta de energía.

Sin embargo la cuestión del financiamiento choca contra algunos limitantes. Por un lado, “una cláusula del acuerdo con el FMI que impide explícitamente relaciones comerciales bilaterales en monedas propias”

Al respecto transcribimos una muy interesante nota de Marcia Dell’Oca referido a las nuevas monedas y cómo la Argentina es solo un engranaje que termina perjudicando . Considerando además que hay tres barcos tanques con Gasoil en la entrada de Buenos Aires de Cammesa que no los esta usando … Y que algo se podría hacer …

Esta semana el rublo recuperó su valor previo a la invasión de Ucrania. La gestión del Banco Central ruso y las exigencias de pagar el gas en rublos resucitaron la demanda de la moneda rusa al tiempo que Vladimir Putin busca alternativas para consolidar un bloque de intercambio monetario con India y China independiente del dólar.

Para algunos esto es un paso acelerado hacia una consolidación de un nuevo orden mundial en el que China y el renmimbi (yuan) le cuestionen el poderío internacional a Estados Unidos y el dólar, que se ve amenazado por la elevada inflación como reserva universal de valor. Nuevo orden mundial incipiente que le sirve de escudo a Rusia para mitigar las sanciones de Occidente y darle batalla al euro y al dólar.

Y si no es un nuevo orden, es al menos un “nuevo desorden”, como llamó Martin Wolf, el editor del Financial Times, a esta nueva configuración de multipolaridad de bloques económicos con dos centros gravitacionales: “el renminbi chino puede ser un adversario del dólar estadunidense, sin sustituirlo”. 

Sistema del que, según el analista, “pueden emerger dos sistemas monetarios, uno occidental y otro chino, operando en formas diferentes y con traslapes inconfortables”.

China acumula más de dos décadas de avances consistentes mediante swaps cambiarios, que ya suman más de 700.000 millones de dólares, para filtrarse en las reservas internacionales de países históricamente bajo la égida de Estados Unidos y en las cuentas corrientes con inversiones en infraestructura mediante la ruta de la Seda.

Lo cierto es que desde la salida del Bretton Woods fueron más los años con alta inflación que sin ella y eso no amenazó la hegemonía del dólar, pero también es cierto que ningún otro país tuvo intención de disputarle ese rol. Ni siquiera China tuvo interés en una apreciación de su moneda que pudiera competirle a Estados Unidos. La competitividad del renminbi era la punta de lanza de una campaña exportadora -en un principio sin productividad ni calidad- para garantizarse una nueva posición geopolítica como proveedor indiscutido de Occidente.

Ahora, en cambio, China acumula más de dos décadas de avances consistentes mediante swaps cambiarios para filtrarse en las reservas internacionales de países históricamente bajo la égida de Estados Unidos (que ya suman más de 700.000 millones de dólares) y en las cuentas corrientes con inversiones en infraestructura mediante la ruta de la Seda; y, por sobre todo, en sus prioridades geopolíticas de balanza comercial. 

No en vano, por ejemplo, es el principal socio comercial de cada país del Mercosur. Y desde 2016 también logró que su moneda fuera aceptada dentro de la canasta que define el valor de los Derechos Especiales de Giro del FMI.

“Coincido con Wolf en que viene una etapa de cierto desorden monetario. Pero de ahí a que se abandone el dólar, no veo por qué. Ni China ni Rusia tienen solidez financiera ni capacidad de pasar a ser centros del comercio mundial y de las finanzas internacionales. Europa misma tiene a Frankfurt y a Londres, pero ni el euro ni la libra desplazan al dólar en el mundo. Imaginar al rublo o al yuan como reserva de valor suena a voluntarismo sin base empírica. Al menos en el corto plazo”, dijo a LPO el economista y profesor de la Universidad del Salvador, Héctor Rubini.

Se viene una etapa de cierto desorden monetario. Pero no veo que se abandone el dólar. Ni China ni Rusia tienen solidez financiera ni capacidad de pasar a ser centros del comercio mundial y de las finanzas internacionales. Imaginar al rublo o al yuan como reserva de valor suena a voluntarismo sin base empírica. Al menos en el corto plazo.

Cabe recordar que la primera oleada de sanciones económicas contra Rusia no hizo mella. Putin no solo resolvió invadir Ucrania mientras Rusia tenía la presidencia rotativa del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, sino que lo hizo asegurándose de tener las reservas internacionales suficientes como para poder seguir honrando la deuda pública y garantizando el nivel de importaciones. Y además, lo hizo luego de asegurarse cierto apoyo estratégico de Xi Jinping. Un blindaje contra las sanciones económicas previsibles de parte de Europa y Estados Unidos.

Recién la segunda oleada de sanciones -que fueron de más difícil adopción de parte de Europa-   golpeó al rublo. El bloqueo de cuentas de rusos en el resto de Europa y la exclusión del sistema Swift de todos los bancos rusos complicaron la confianza de los nacionales en el extranjero sobre el valor del rublo. Rápidamente el rublo perdió de su valor y quedó cotizando prácticamente a la par del peso argentino. Y siguió cayendo. La respuesta de Putin fue inmediata: cierre de la bolsa de valores para no reflejar la caída en los activos rusos, control de capitales para cerrar la salida de divisas y una orden concreta para la presidenta del Banco Central, Elvira Nabiullina: tomar todas las medidas monetarias para rescatar al rublo del derrumbe.

Pese a la negativa de Nabiullina -que se tradujo en una renuncia rechazada por el mismo Putin- la política del Banco Central ruso fue contundente: más que duplicó la tasa de interés hasta el y rompió con la libre conversión mediante un cepo cambiario estricto por al menos medio año para cortar con la demanda de dólares tras la sangría de los primeros días. Así, consiguió una rápida apreciación del rublo, pero a costa de una política contractiva que, se pronostica, le constará una profunda recesión a la economía rusa, algo que Nabiullina siempre evitó.

Sobre esto, se sumó el requisito de Putin para que los commodities energéticos rusos, en particular el gas que alimenta más de la mitad del consumo alemán, sean pagados en rublos y no en euros ni en dólares. Esto llevó a una triangulación del flujo de liquidación de divisas mediante el renmimbi y la rupia: China e India pasaron a ser socios financieros, además de comerciales, estratégicos para Rusia.

Desde allí, surgió la iniciativa para conformar un nuevo bloque con el resto de los países excluidos de la órbita de los Estados Unidos, entre ellos, Irán. Y también Arabia Saudita que está dispuesta a tomar a la moneda china como divisa en lugar del dólar.

Una tercera oleada de sanciones de Occidente, simultánea a la segunda aunque no coordinada desde la diplomacia, fue tal vez la más simbólica y dolorosa en el corto plazo para la población rusa fronteras adentro: multinacionales con casas matrices occidentales decidieron una a una levantar sus operaciones en Rusia. Desde bancos y cadenas de comidas rápidas hasta marcas de ropa, Uber e Ikea suspendieron sus operaciones en el país con consecuencias inmediatas sobre el empleo y la forma de vida. A esto se sumó la negativa de varios proveedores a abastecer de servicios externos al país, adelantándose a los pedidos del canciller alemán de privar de insumos industriales a la manufactura rusa.

Recuperar el rublo a costa de hundir la economía en una recesión rompe con la lógica de tener una moneda propia, que es la de poder absorber shocks externos con una herramienta de amortiguación tal que preserve lo más que se pueda el nivel de actividad y de bienestar de una economía. 

No obstante, recuperar el rublo a costa de hundir la economía en una recesión, rompe con la lógica de tener una moneda propia, que es la de poder absorber shocks externos con una herramienta de amortiguación tal que preserve lo más que se pueda el nivel de actividad y de bienestar de una economía. Casi como el principio de seguridad ante impactos de las carrocerías modernas: que, en lugar de armatostes resistentes que transmitan toda la fuerza del choque al interior de la cabina, persiguen que el exterior del vehículo se deforme y absorba la mayor parte del impacto con tal de mantener a salvo a los ocupantes.

Esta irracionalidad de Putin tuvo recientemente una interpretación curiosa de parte del economista Paul Krugman. Para él, el rublo es un estandarte muy visible de difícil manipulación (siempre habrá un tipo de cambio “libre” que refleje la verdadera tasa de cambio) y Putin no puede darse el lujo de ceder ese estandarte ante la opinión pública mundial y darle razones a Occidente para creer que sus sanciones le están doliendo a la economía rusa. En cambio, Putin siempre va a poder falsificar las estadísticas públicas y negar que haya recesión o subestimar la pobreza y el desempleo derivados de la violenta suba de la tasa de interés que implementó Nabiullina. Publicado en la Politica On Line

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