La orden llegó desde el Instituto Patria y la justicia adicta obedeció. Cristina quiere a la dirigente opositora presa.

En un breve escrito, el juez subrogante de Dolores, Martín Bava, ordenó que se le informe todas las reuniones que mantuvo la ex Ministra de Seguridad durante la gestión macrista, Patricia Bullrich, desde diciembre del 2015 al último día en el que ejerció funciones. Bullrich no está procesado, ni siquiera imputada en la causa Dolores, en la que se investiga al supuesto abogado Marcelo Sebastián D´alessio.

La Cámara Federal de Mar del Plata volteó gran parte de la investigación de su antecesor, Alejo Ramos Padilla pero su reemplazante, Bava, va por la misma línea. Necesita conectar a D´alessio con el gobierno de Mauricio Macri. Caída la hipótesis de que trabajaba para el fiscal Carlos Stornelli -la Cámara entendió que no existió extorsión por parte del fiscal al «chacarero» Pedro Etchebest-, fueron por la pata política de Elisa Carrió pero faltaron pruebas. No hay vínculos entre las denuncias presentadas por los diputados «lilitos» y D´alessio. El audio que difundió el juez Ramos Padilla ante los diputados kirchneristas que le celebraron la ocurrencia, no es prueba de nada para la Cámara Federal. Allí un desesperado D´alesssio le explicaba a Paula Oliveto Lago que le habían hecho una cama. Tampoco pudo calentar la justicia militancia, la vinculación entre el abogado y los servicios de inteligencia de Macri.

Pero Bullrich sigue creciendo en las encuestas y su arremetida contra el negociado de las vacunas en la Argentina le molestó y mucho al Instituto Patria. Cristina ordenó ir por ella.

Es de público conocimiento que D´alessio sí aparece en una foto cercano a Bullrich en sus primeros días como Ministra de Seguridad. De eso se agarrará el juez subrogante. Llama la atención que la movida fue anticipada por el periodista militante que más pauta recibió durante estos años, Roberto Navarro. ¿Lawfare al Palo?

Si el desprevenido lector no conoce qué pasó realmente, publico un extracto de mi libro «Érase una vez en Argentina» donde reconstruí los hechos sucedidos entre la ex ministra y el procesado D´alessio. El aporte de todos los protagonistas y las fuentes consultadas reflejan lo que sucedió en aquellos días. Mientras tanto, se viene una gran operación y campaña de humo de cara a unas elecciones en las que Bullrich seguramente se presentará como diputada nacional por Juntos por el Cambio en Capital Federal:

Erase una vez en Argentina

Coqueteo con la Ministra

Me vino a pedir laburo como experto en narcotráfico.

A los 20 minutos nos dimos cuenta que era un chanta

Patricia Bullrich, ex ministra de Seguridad de la Nación, al autor.

Junio del año 2020.

Enemistado con sus ex socios kirchneristas en ENARSA, D´alessio juró cumplir con su venganza si cambiaban los tiempos políticos. Atrás había quedado su negocio personal de truchas en Neuquén con Marcelo Mallo –las distintas versiones de la historia se contradicen en quien traicionó a quien- y ya no se presentaba, ante sus amigos, como “el Fariña de Insfrán”. El falso abogado consumía los programas de denuncias periodísticas, como los de Jorge Lanata y Luis Majul, y se obsesionaba con las historias de corrupción, los arrepentidos y los lujos del poder. La cámara oculta al ex de Karina Jelinek le resultó excitante. El mundo de los autos del TC Mouras, las bellas mujeres, el desparpajo ante las cámaras de programas de cable de quinta categoría, lo obnubilaron. Afianzó una relación con su mecánico, el ex corredor Claudio Bisceglia y con su abogado: Claudio Fogar. Fogar había defendido a Sebastián García Bolster, acusado de haber participado en la construcción del túnel en el rio del Banco Río Acassuso en el año 2006. Mientras tanto, el falso abogado  se nutría de historias como las que le contaba su abogado y de libros sobre narcotráfico. El futuro estaba a la vuelta de la esquina…

Una de las primeras detenciones rimbombantes del gobierno de Cambiemos fue la del ex referente político de Quilmes y líder de Hinchadas Unidas Argentinas, Marcelo Mallo. “Lo entregó Marcelo D´alessio” relatan amigos en común. De hecho fue el que lo convenció de que se presentase a la justicia, investigado por el doble crimen de Unicenter. Después de estar prófugo, a Mallo lo llevaron a la Superintendencia de Investigaciones Federales, a pocas cuadras del taller mecánico de Bisceglia en Villa Lugano. D´alessio estuvo presente en aquel momento. Apareció ante las cámaras de televisión del canal Crónica, cerca de la ministra Patricia Bullrich, a la que se arrimó para presentarse como el hijo del consultor político, Eduardo D´alessio, y pedirle su teléfono personal. Según testigos de ese encuentro, el diálogo confirmaría que era la primera vez que conversaban. D´alessio intentó generar temas de conversación con la ministra hablándole de sus prestigiosos parientes en la justicia y en el mundo de la política. Bullrich, en cambio, no recuerda el contenido de esa charla más allá de que se presentó como uno de los abogados de Mallo. Le insistiría para tener un mano a mano con ella. Lo consiguió. Le presentó un “Master Plan” de seguridad que, según la versión de su familia, no prosperó pues estaba repleto de inconsistencias, datos sacados de internet y la ministra lo consideró un “desquiciado”. Bullrich recuerda que fue el consultor Andrés D´alessio, quien le pidió, encarecidamente, que recibiese a su hijo que estaba estudiando sobre el tráfico de estupefacientes, que era un entendido en la materia y que estaba buscando trabajo. Jamás se habló de una pertenencia a algún tipo de servicio de inteligencia, mucho menos, de la DEA. Bullrich lo recibió acompañada del director de Lucha contra el Narcotráfico, Martín Verrier. La entrevista duró poco más de 20 minutos. Verrier quedó sorprendido cuando D´alessio explicó por qué la Argentina era el máximo productor de cocaína en el planeta. “Es un charlatán” le dijo sin eufemismos a Bullrich. No lo vieron más. La ex ministra niega que D´alessio hubiese estado contratado bajo su cargo ni que haya estado presente en la Patagonia durante la investigación del caso Maldonado. No era el único que aseguraba estar contratado por el área de Seguridad: Allan Bogado también lo hizo y, según Bullrich, fue denunciado por tráfico de influencias.

En enero de 2016, ante la justicia, Mallo declaró que había contratado a dos abogados, uno de ellos de apellido D´alessio, que lo único que hizo fue recibir cheques de Gago, que se encontraba en un proyecto de cría de truchas en Piedra del Águila, camino a Bariloche, con un amigo de Daniel Sorzini. Pero D´alessio no podía firmar ningún papel pues no tenía el título habilitante. Claudio Fogar y José Eduardo Novello se encargaron del papeleo. Meses después, una reconocida fiscal de Comodoro Py, recibió una visita inesperada. La secretaria de la fiscal, apodada “maléfica” le avisó que un abogado de apellido D´alessio quería verla. La incuestionable fiscal, dio el visto bueno y el “abogado” ingresó intempestivamente en su despacho:

– Doctora. Buenas Tardes. Soy Marcelo D´alessio. Defiendo a Mallo y necesito que lo libere lo antes posible.

– Disculpeme Doctor pero no es el proceder habitual –le respondió la fiscal-. En mis escritos están las razones por las que su defendido debe continuar detenido pero, ¿usted es su abogado? Porque ya me vino a ver otro letrado que figura oficialmente y… no es usted.

– Eh mire Doctora. No quiero apelar a su nombre pero si quiere hablo, ya mismo, con Pato –retrucó Marcelo D´alessio.

– ¿Con qué Pato? ¿Pato Donald? Mire Doctor, hable con quién quiera.

– Bueno, bueno, pero usted debe saber que esto lo manejó directamente con el ministerio y también tengo llegada a la DEA y a la embajada de los Estados Unidos –dijo, sin ponerse colorado, el “letrado” sin que lograse incomodar a la avezada fiscal.

– Señor, no me está gustando su tonito. Si tengo algo que hablar con la Embajada, con la DEA o con el Papa, tengo otros interlocutores. Buenas Tardes –concluyó la fiscal que estaba curtida en abogados amenazantes y capeadores profesionales. Sólo una vez había sentido el temor del poder y era por una persona mucho más conocida en la Argentina que este abogado que acababa de conocer.

La anécdota llegó a oídos de otro abogado, conocido de las partes, que la rememoró a este periodista cuando detuvieron al falso abogado de Marcelo Mallo. Aducía que lo había “infiltrado” para conocer su organización. Así explicaba sus vínculos societarios y comerciales con el detenido Mallo. El mismo argumento utilizó conmigo, un año después, cuando me pidió que me encontrara con él, a través de un tal Roli, que resultó ser Rolando Barreiro. Fue la única vez que ingresé a su casa en el country Saint Thomas, en agosto del 2017, acompañado por mi pequeño hijo. Al llegar a la recepción no sabía por quién preguntar. Barreiro había leído una investigación que había publicado en Infobae sobre el nuevo novio de la amante de Lázaro Báez que estaba viviendo como un nuevo rico. Se trataba del ex chofer de Turismo Carretera, Claudio Bisceglia, amigo de D´alessio. Obviamente, ese dato, lo desconocía pues, no sabía quién era ese tal “D´alessio”. En la charla que se extendió por más de hora y media, el “abogado” me hizo el mismo cuento que a la fiscal: “Estoy infiltrándome en el mundo de Báez para conocer su fortuna real por orden de la DEA y la Embajada. Si querés hablo directo con Daniel Hadad, yo soy muy amigo de Marito Montoto, es más, soy uno de los que financió a Bergoglio para que fuese elegido Papa”. Su real inquietud era conocer quién era mi fuente de información. Me prometió una nota con el involucrado Bisceglia que no cumplió. “Te lo siento a Bisceglia y te cuenta todo, se la está cogiendo a la amante de Báez pero para conocer el movimiento de guita negra, es hombre mío” remató. Obviamente, él tampoco consiguió de mí lo que quería: El nombre de mi fuente. Parecía una persona que conocía el negocio del narcotráfico pero, cuando me mencionó que él había logrado la liberación de Leonardo Fariña, descreí de sus historias. Comprendí que estaba fabulando. Esa semana le pregunté a Fariña si conocía su nombre. El ex valijero no tenía idea sobre quién le estaba hablando. Durante la charla, en la que tomé un jugo de naranja exprimida, bajo la atenta mirada de un Barreiro que parecía el “che pibe” de D´alessio, el “letrado” chapeó con sus contactos en el ambiente periodístico: Graña, Fantino y Santoro. Estaba ansioso por conocer a “Lilita”: “Tengo mucha buena info”. Hasta ese momento, no había logrado concretar ese esperado encuentro.

El gobierno nacional era otro. D´alessio sabía que debía reinventarse y lavar su imagen vinculada con el kirchnerismo. Mauricio Macri había designado al frente de la Secretaría de Energía a Juan José Aranguren. De él dependía ENARSA. D´alessio intentó reingresar. Duró unas horas. Sus ex compinches le acercaron una carpeta con sus antecedentes al flamante funcionario macrista. Por ese lado, no podía entrar. Tenía que seguir intentando. Si lo había logrado Fariña, quien estaba a punto de arrepentirse y hundir a sus antiguos socios, ¿por qué no podía hacerlo él?

A mediados de 2016, los D´alessio se juntaron. Hacía meses que, muchos de sus miembros, no sabían nada de “la oveja negra”. Uno de los protagonistas de la velada conversó con el falso abogado y lo notó más mitómano que nunca: “Soy agente especial de la DEA, Coordinador Regional, estoy trabajando para la embajada de Estados Unidos y para el gobierno de Macri”, le confesó mirando de reojo a sus costados. El familiar no pudo evitar la risa. La opinión pública devoraba imágenes televisadas de revoleo de bolsos de la corrupción, ametralladoras entre conventos y monjitas, champagne en financieras y ex poderosos llevados con cascos en sus cabezas. Fue la inspiración del nuevo D´alessio que estaba por nacer…

D´alessio solía mostrar la credencial de la DEA a sus amigos. Uno de ellos recuerda que “no podía creer lo “trucho” que era todo, era tan berreta que tenía el precio pegado en el dorso. Cuando se lo hice notar, me contestó que se trataba de un chip implantado por los Estados Unidos en la credencial”. El amigo dio por terminada la conversación y comenzó a alejarse de él por un largo período.

El supuesto abogado no se daría por vencido. Tenía que llegar a la televisión. En el año 2010, había creado Criseg SRL, sobre la calle Montevideo 666. Se trataba de una empresa de seguridad que no había llegado a ninguna parte. Soñaba con investigadores privados inspirado en los personajes de Agatha Christie. Como Parker Pyne aunque con el chamuyo bien argentino. Un detective canchero, capaz de todo. Lo tenían que conocer en todo el país. Consumía la serie de Netflix  “BlackList” que “le voló la cabeza”. Tal era su fanatismo que trucaba la foto de James Spader –actor protagónico que interpretaba a Raymond Reddington- por una suya. Incluso imitaba su forma de vestir, con los chalecos característicos de Reddington, y algunos de sus gestos. El ficcional Raymond Reddington, era un millonario excéntrico y uno de los criminales más buscados de los Estados Unidos. En el primer capítulo se rinde en la sede del FBI para ofrecerles una lista de los terroristas más buscados por Estados Unidos, algunos de ellos, desconocidos por la inteligencia norteamericana. A lo largo de la trama, Reddington coopera con el bien, traiciona a los malhechores haciendo un perverso juego en el que vuelve dependiente al FBI sin dejar de hacer sus negocios personales. Cuando se estrenó la serie en la Argentina, D´alessio sintió una atracción inmediata por Reddington: Sus objetivos serían acomodarse con el gobierno de Cambiemos, ofrecer su lista negra del kirchnerismo a las nuevas autoridades pero sin dejar de hacer sus “cositas”.

Algo similar hizo con un actor de películas de acción que la adulteró para vender una historia de agente encubierto en Medio Oriente. Esa foto se la mostró al fiscal Carlos Stornelli cuando le contó uno de sus “operativos en Afganistán” y sus “desembarcos en Irák” por orden de la DEA y la embajada de Estados Unidos. El diálogo fue bizarro:

– ¿Ves esto? – le preguntó D´alessio al fiscal que acaba de conocer, luego de mostrarle una foto trucada desde su computadora personal.

– Eh…

– Es un tiro- le dijo el “abogado” sin darle tiempo a Stornelli en responder mientras le señaba un maxilar superior de su dentadura abriendo su boca, de par en par.

– Lo que te habrá dolido –respondió un escéptico Stornelli sorprendido por la velocidad en que su interlocutor relata historias incomprobables de su pasado.

– Fue en Afganistán- remató mientras se levantaba los labios-. Todo esto está reconstruido.

Un año atrás, había sumado a su pequeño grupo de colaboradores a un ex agente de la SIDE, Rolando Barreiro. Lo utilizaba para trámites personales vendiéndose como una especie de investigador privado y experto en narcotráfico. En una entrevista con este periodista, D´alessio recuerda que contrató a Rolando Barreiro “cuando se quedó sin laburo en la SIDE. Es el papá de una compañerita de mi hija. Le doy laburo pagándole por día, después le conseguí ser gerente de seguridad del country en el que soy Presidente. Ese tipo me daba, a veces, análisis y cosas que no puedo acceder sin ser agente”.

– ¿Lo hacía a través del fiscal Bidone?

– De Bidone. Después me enteré que estaba atrás Bidone. No sé qué curro tenían entre ellos.

Rolando Barreiro había ingresado a la SIDE en el año 2002, durante la gestión de Miguel Ángel Toma, y se retiró en mayo de 2016, gestión de Gustavo Arribas, el ex representante de jugadores de fútbol y amigo del Presidente Macri. Había trabajado en el área de Contrainteligencia, donde Rodolfo Tailhade, era subdirector. Tailhade es uno de los grandes protagonistas del operativo “Puf”.

Trece años atrás, Tailhade era el abogado defensor de Lucila Frend, sospechosa de haber matado a su amiga Solange Grabenheimer en el año 2007 en el PH que ambas compartían en la localidad de Florida. Su defendida se salvó por un pelo de la condena. Un año después, los peritos de la Asesoría Pericial de La Plata informaron que la prueba encontrada en la escena del crimen tenía un ADN incompleto y no coincidía con el patrón genético de Lucila ni con el de Solange. Acompañado por Sergio Pizarro Posse, Tailhade obtuvo su primera gran victoria judicial. Al igual que con Alberto Nisman, la justicia no pudo acreditar la hora exacta en que habían asesinado a Solange. Tampoco pudieron confirmar cómo había sido la mecánica del crimen. Nadie pudo explicar por qué, Lucila ingresó a la cuenta de mail de Solange tras su muerte. Tailhade descartó que su defendida había buscado borrar alguna prueba sino que eso demostraba la gran confianza que existía entre las amigas. Como con la dudosa muerte del fiscal Nisman, la defensa de Lucila Frend se centró en desviar la atención de la investigación. Presentaron nombres de sospechosos que iban desde el dueño del PH y su hijo, ambos con antecedentes violentos y hasta psiquiátricos, los albañiles de la obra de al lado del PH, acreedores descontentos con el padre de Solange que se dedicaba al negocio de los vidrios polarizados de autos en la calle Warnes, un remisero que mandaba mensajes intimidantes o la mucama del novio de Solange con la que había tenido una fuerte discusión, meses atrás.

Seis años después, el abogado camporista, escaló posiciones en la Inspección General de Justicia donde sucedió a Norberto Brener. Allí fue el autor del “cepo informativo” que le costó la cabeza a la directora del organismo, Silvina Martínez. Con él regresó el estilo de Ricardo Nissen que, a su vez, reapareció por Paseo Colón 285. Sin conocimiento de sociedades comerciales, cobró notoriedad por dos resoluciones del año 2012 que clausuraba el acceso a la información sobre sociedades comerciales: Sueños Compartidos, Ciccone, Austral Construcciones y hoteles de Cristina.

En los años noventa, había debutado como meritorio en el juzgado penal de Alberto Baños, el magistrado que tuvo la causa del robo de las manos de Juan Domingo Perón. Más tarde, ingresó en el selecto estudio de Pizarro Posse y García Santillán. Lo hizo por 14 años y conoció a empresarios vinculados con las privatizadas de Menem. Recién ingresó a la política partidaria en el año 2008. Organizó Abogados por la Justicia Social (AJUS) introducido por Mariano Recalde. AJUS fue una organización de abogados que utilizaba el derecho como herramienta para consolidar “una patria libre, justa y soberana”. “Me sentí convocado por este proyecto porque la política volvió a ser una herramienta de transformación, donde millones de argentinos volvieron a estar socialmente incluidos a través de la generación de puestos de trabajo y los chicos vuelven a poder pensar su futuro, con la Asignación Universal por Hijo que les permite estudiar, con las netbooks y con un sistema educativo en el que el Estado invierte más del 6{688a8ce96c256f08401d8e2f5c8db48dc2792b622bdd2a5bb1e6509fa5d7b8e2} del PBI” decía el abogado. Cuando asumió Julian Alvarez como secretario de Justicia, lo llevó al Ministerio como asesor en materia criminal. Hacía dos años que militaba en política. El 3 de diciembre del 2007 crearon Taiser SA. con Sergio Angel Pizarro Posse –abogado domiciliado en Lavalle 1447 Piso 5to junto con su hermano Gustavo, un  productor agropecuario de Río Negro, Choele Choel.

Volvamos a D´alessio.

Conocer a Daniel Santoro, su padrino mediático, cambió todo en la vida de D´alessio. Aumentó su narcisismo y, sus fabulaciones, se multiplicaron. Sus hermanos y padres empezaron a distanciarse cuando empezó a visitar los programas de televisión. Son dos las versiones acerca de cómo conoció a Santoro, una de las plumas más destacadas del diario Clarín. Santoro dijo, ante el juez Ramos Padilla, que se lo había presentado la colega Virginia Messi. La periodista de policiales salió raudamente a desmentirlo. Otra versión señala que fue el fiscal Bidone quien los presentó. La relación entre “la fuente” y el periodista fluyó rápidamente. Santoro no estaba en su mejor momento personal y D´alessio supo aprovechar esa debilidad del autor de best sellers editoriales como “La ruta del dinero K”. Pasaban tardes enteras en el departamento del periodista en el que apagaban sus celulares y se distanciaban del mundo entero. A Santoro, D´alessio le resultaba un personaje entrañable que podía hablarle de espionaje ruso, tecnología de punta, relaciones internacionales y de narcotráfico. Pero “la fuente” resultó ser un embustero. Su propia secretaria, Julieta Ciarmiello, declaró ante Ramos Padilla que su jefe “se basaba todo el último tiempo con el tema del narcotráfico, estaba muy embalado con el tema narcotráfico, que quería averiguar, que yo le busque en internet, que fíjate si encontrás algo en internet que me pueda ayudar ¿Cuánto se incautó en el país en este mes? Bueno, yo lo sacaba de internet, de lo que iba viendo de las notas y capaz le armaba un Word y se lo pasaba o se lo imprimía y se lo llevaba”.

Lo sorprendente es que D´alessio haya engañado a tantos célebres periodistas y políticos durante un año y medio sobre sus análisis en seguridad y narcotráfico cuando, simplemente, recolectaba datos de Internet. Ni siquiera él. Lo hacía su secretaria de 20 años que había dejado su puesto como camarera en “Nies”, en Plaza Canning, seducida por la propuesta de un comensal respetado por todos en la zona por sus relaciones con el mundo empresarial, judicial y político. “Quiero que vengas a trabajar con nosotros, yo voy a trasladar el estudio jurídico en la oficina justo arriba del restaurant” le dijo D´alessio delante de su esposa. “Bueno, no sé” le respondió la joven. “Yo no entendía nada, nunca había trabajado de nada administrativo” explicó Ciarmiello, cuatro años después de su contratación ante el “abogado” más buscado de Canning.

Santoro le abrió las puertas de América TV. En ese canal conoció al conductor Alejandro Fantino quien le habría pedido ciertos trabajos personales después de que Natacha Jaitt se sentara a cenar con Mirtha Legrand y atragantase a Gustavo Grabia y Mercedes Ninci mientras denunciaba por pedofilia a dirigentes sociales como Gustavo Vera, periodistas como Carlos Pagni y al citado Fantino. Los vinculaba con la causa judicial que investigaba la prostitución de menores en el club Independiente dirigido por Hugo Moyano. El pedido de Fantino derivó en la famosa “carpeta” que tenía D´alessio sobre Jaitt en su casa en el Saint Thomas descubierta cuando fue allanado en febrero de 2019. En octubre de 2018, Fantino entrevistó a Eduardo Valdés en su programa “Animales Sueltos”. El conductor le escribió al dirigente cercano al Papa Francisco comentándole su sueño de entrevistar a Cristina Fernández de Kirchner. Valdés organizó un encuentro amigable en el departamento de Recoleta de la ex Presidenta, el mismo en el que Oscar Centeno, según su declaración como imputado colaborador y sus cuadernos, que descendían bolsos repletos de dinero para los Kirchner. El encuentro entre el conductor televisivo y la líder política se produjo el 1 de noviembre de 2018 durante cuatro largas horas en el que se habló de todo. Fantino sintió empatía por Cristina Kirchner ante las supuestas difamaciones. “Te entiendo, me pasó lo mismo cuando invitaron a Natacha Jaitt a lo de Mirtha” le dijo Fantino a Cristina según le confesó Valdés a Carlos Pagni. Nadie reconocerá el contenido exacto de esa reunión pero tres fuentes coinciden en que, al conductor boquense, le sugirieron que apartase de su ciclo a dos periodistas que incomodaban a la Señora: Gerardo “Tato” Young y Daniel Santoro. El primero se fue en los primeros días de diciembre de ese año y se despidió por Twitter. El año anterior ya se había alejado Eduardo Feinmann, otro de los integrantes de la lista negra de La Cámpora. El hecho ocurrió luego de una feroz pelea con Romina Manguel, la periodista especializada en judiciales y preferida de Fantino en la mesa. Daniel Santoro tenía los días contados. Unos meses después, el escándalo D´alessio y sus vínculos con el detenido supuesto abogado, lo eyectaron de la mesa periodística.

Pero D´alessio tenía más relaciones con periodistas. En América 24, mantuvo un estrecho vínculo con el panelista y abogado penalista, Gabriel Iezzi, con el que compartía hasta un grupo de WhatsApp. Pero la relación de mayor confianza la construyó con el periodista Rolando Graña, aún más cercana que con Santoro. La justicia no tuvo interés en profundizar en esa relación. El abogado de Federico Elaskar, viejo conocido de Graña, José Manuel Ubeira, tuvo mucho que ver en su protección mediática merced a sus vínculos con el canal C5N. La relación entre el periodista y el letrado creció desde la época en que le acercó una entrevista exclusiva con el financista Elaskar, protagonista de la ruta del dinero K, en la que el impulsivo ex dueño de La Rosadita se desdijo de sus dichos en el programa PPT de Jorge Lanata. El financista, no lo habría hecho gratis. La relación entre Ubeira y Graña se confirmó cuando el secretario del juez de Dolores, Gustavo Puppo, dejó constancia, en el sistema informático, que le había avisado a Ubeira que Graña debía presentarse a declarar como testigo el 12 de abril de 2019. Esa foja del expediente incomodó a muchos. A través de Bidone, D´alessio también conoció a Rodrigo Alegre, periodista estrella de TN, canal en el que también fue invitado, en una ocasión, en el programa conducido por Nicolás Wiñazki. Santoro le abrió la puerta del juzgado más deseado durante el año 2018: El de Claudio Bonadio y lo recomendó al fiscal Carlos Stornelli, los símbolos de la justicia argentina por su investigación en la causa de los Cuadernos del ex chofer de Roberto Baratta, Oscar Centeno. Era la causa más inesperada y temida por el kirchnerismo. Bonadio y Stornelli se habían animado a investigar a los personajes claves de la matriz de corrupción kirchnerista como Julio de Vido, sus secretarios, el financista histórico de los Kirchner como Ernesto Clarens y los empresarios más poderosos del país.

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