Uno de los primeros en adelantar el llamativo pasatiempo del jefe de Gabinete de la Nación, Santiago Cafiero, fue el periodista y escritor Ricardo Canaletti. En una entrevista sobre la situación de vulneración de derechos humanos en Formosa, Canaletti se refirió a las declaraciones de Cafiero, quien desconoció los casos de hacinamiento y maltrato a los habitantes de esa provincia en los centros sanitarios de aislamiento, y aseguró: “A Cafiero le diría que se vaya a limpiar los mocos”.

En las últimas jornadas, se viralizó con llamativa rapidez una serie de imágenes que muestran al jefe de Gabinete de Alberto Fernández en una actividad algo menos profesional de la que nos tiene acostumbrados. Tal vez por la ansiedad de su corta edad, quizás por el aburrimiento de un momento de soledad y espera, Santiago Cafiero aguarda sentado en un banco de madera junto a una pared mientras lee viejos mensajes en su celular. Impaciente, comienza a hurgar en su nariz en busca del tesoro tan preciado. El dedo se hace lugar en el orificio nasal hasta que, finalmente, lo encuentra. Se saca un moco, lo transforma en una bolita, lo analiza minuciosamente con un gesto de curiosidad que deja mucho librado a la imaginación y, finalmente, se lo devora con fruición.

En las redes sociales fue un boom. Comentarios, críticas despiadadas, chistes fáciles y hasta curiosos halagos se acumularon en las cuentas de Twitter y Facebook de Cafiero. Una de sus seguidoras más fieles, incluso, aseguró que “quiero gritarle al mundo que sigo profundamente enamorada de Santi Cafiero, pese a que en éste video lo veo sacarse un moco, hacerlo bolita y tirarlo al sopi”. El propio jefe de Gabinete lo leyó y contestó “se merecían mucho más”.

En el curioso mundo de la política, como en la vida, los motes y apodos terminan siendo elegidos por las razones más insólitas. Para Mauricio Macri, fue “el gato”. Para Eduardo Duhalde, “el cabezón”. Cristina Fernández de Kirchner tiene tantos que sería impensable nombrarlos a todos. Para el jefe de Gabinete, difícilmente sea el que soñó en sus noches de pubertad. No, no es “el estadista”, “el estratega” o “la mente brillante”, de ahora en más Santiago Cafiero será conocido, sencillamente, como “el comemocos”.

*Fuente: REALPOLITIK