Alberto Fernández recibe en su celular, su despacho en la Casa Rosada y su oficina en la quinta de Olivos decenas de informes técnicos -públicos y secretos- que describen la evolución científica de las vacunas contra el COVID-19 que se investigan y producen alrededor de mundo. El Presidente devora esos estudios académicos y después toma decisiones políticas para enfrentar una pandemia que ya cambió la historia del siglo XXI.

El 10 de diciembre pasado, a un año de gestión, Alberto Fernández anunció que se había firmado el acuerdo con Rusia para la provisión de 10.300.000 dosis de la vacuna Sputnik V. “Para sacarles la duda a todos, cuando la vacuna esté aquí, el primero que se va a dar la vacuna soy yo”, dijo el presidente para desalentar las versiones contra la creación del Kremlin.

Fue un movimiento de marketing político sin respaldo científico. Alberto Fernández no tenía un sólo documento remitido desde Moscú que le permitiera tomar ese riesgo sanitario sin eventuales daños a su salud personal.

Seis días más tarde de esa improvisada apuesta mediática, Vladimir Putin en su conferencia anual y la delegación oficial que recorre los laboratorios rusos, confirmaron que la vacuna Sputnik V no se puede aplicar aún a los mayores de 60 años.

El Presidente tiene 61 años.

Alberto Fernández, Santiago Cafiero y Cecilia Nicolini en Casa RosadaAlberto Fernández, Santiago Cafiero y Cecilia Nicolini en Casa Rosada

Cecilia Nicolini, consejera presidencial, y Carla Vizziotti, secretaria de Salud, encabezan la delegación oficial que está en Moscú para negociar el embarque a la Argentina de las primeras 300.000 dosis de Sputnik V. Nicolini y Vizziotti no se sorprendieron cuando Putin aclaró que no se había aplicado la vacuna: tienen la misma información que maneja el el jefe de Estado.

Esa información clave, actualizada por las múltiples reuniones que Nicolini y Vizziotti protagonizaron en Moscú, ya voló desde Rusia a Olivos para consumo propio de Alberto Fernández.

Los datos aportados recién por el Kremlin a la delegación argentina en Rusia se pueden sintetizar de la siguiente manera:

1. “Sputnik V fue aprobada para grupos con edades que van de 18 a 60 años”.

2. “Hay una investigación especial en curso que se enfoca en mayores de 60 años”.

3. “El laboratorio Gamaleya y el Ministerio de Salud están liderando esa investigación especial con pruebas con 100 voluntarios que son mayores de 60 años. Y se muestran buenos resultados preliminares”.

4. “Hay expectativas de completar esta investigación antes que concluya 2020 y sobre la base de sus conclusiones se podría autorizar la aplicación de la vacuna a los mayores de 60 años”.

5. “En este momento, la actual campaña de vacunación en Rusia está limitada a los grupos entre 18 y 60 años”.

6. “El estudio sobre los mayores de 60 años está yendo bien. Y el Ministerio de Salud de Rusia decidirá si se aplica la vacuna a este grupo en la tercera semana de diciembre”.

Con la información que llegó desde Moscú, el Gobierno ya tiene decidido que no aplicará la vacuna Sputnik V a los mayores de 60 años. Recién cuando sea autorizada por las autoridades rusas, el ANMAT y el Ministerio de Salud, Alberto Fernández utilizará la vacuna diseñada en el laboratorio Gamaleya.

Ahora se trata de una carrera contra el tiempo.

El Presidente privilegiaba a los trabajadores esenciales para aplicar la Sputnik V y a continuación desplegar un plan masivo de vacunación para todos los grupos de riesgo. Si las dosis rusas no se pueden usar con los mayores de 60 años hasta la aprobación del Ministerio de Salud de Rusia, ese programa sanitario ya está en problemas antes de haber iniciado.

Alberto Fernández depende de Putin. Hasta marzo no tendrá otra vacuna que la Sputnik V.

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