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A continuación, la desgrabación de sus principales conceptos:

  • La Argentina no deja de sorprender. Ayer amanecimos con un Presidente de la Nación que dijo: “Lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito”. Como si la palabra “mérito” fuera un activo de Juntos por el Cambio, jugando con la idea de meritocracia como concepto y dándole a lo que supo ser un orgullo nacional una connotación devenida en grieta.
  • La Real Academia Española dice que mérito es “la acción o conducta que hace una persona digna de un premio o alabanza”. ¿Por qué no queremos el mérito en la República Argentina? ¿Será porque el mérito de Lázaro Báez es estar ahora en su casa, habiéndose convertido en un empresario bancario que se quedó con infinidad de contratos estatales y llegó a tener $2750 millones y casi el 10{688a8ce96c256f08401d8e2f5c8db48dc2792b622bdd2a5bb1e6509fa5d7b8e2} del territorio de la provincia de Santa Cruz? Porque el mérito ahí no fue el esfuerzo, sino que fueron los acuerdos y los contratos públicos. Una escalera al éxito en el país del “dólar demérito”.
  • Alberto Fernández dijo también que “el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”. Una frase del inolvidable economista Tomás Bulat es tal vez la mejor respuesta a esa afirmación: “Cuando se nace pobre, estudiar es el mayor acto de rebeldía contra el sistema. El saber rompe las cadenas de esclavitud”, aseveró Bulat con su inteligencia certera.
  • ¿Será por eso que en nuestro país se abren los casinos y se cierran las escuelas? ¿Será por eso que hay protocolos en todo el mundo para empezar a volver de a poco a la educación, donde los más pobres son los que la necesitan y no lo más ricos que todavía la tienen? Esa brecha puede reducirse, pero es imprescindible la decisión política para lograrlo.
  • Paradójicamente, el Presidente de la Nación sumó después de estas dos afirmaciones un tono supuestamente conciliador: “No pienso en contra de nadie”.
  • En un contexto de un país que está cada vez más signado por una división, por una grieta cimentada desde lo más alto del poder en la que se asegura que existen “argentinos de bien” y los que no son tanto. Un país en el cual el mérito debería ser un valor. Un país en el cual la educación debería ser un valor y ni qué hablar de la palabra.
  • ¿Cómo puede ser que el Ministro de Trabajo diga en la cara de todos los argentinos: “Yo no veo una situación particular de la Argentina que provoque la salida de las empresas, sino que son decisiones empresariales”? No son palabras de un analista o panelista de televisión, son palabras del ministro Claudio Moroni.
  • ¿Será que en el país del demérito está bien no decir la verdad? ¿Acaso no saben que la salida de Latam, que dejó a 1650 familias en la calle, tocó varias veces la puerta del mismo ministerio que ahora se entera de esto y le pidió reglas equivalentes a las de su competencia? ¿Habrán olvidado que después de rechazarle a Latam un pedido de rebaja de salarios a sus empleados le dieron a Aerolíneas Argentinas el aval que a su rival le habían denegado?
  • ¿Será por eso que en el país del demérito quien lidera el gremio del sector aerocomercial es juez y parte dentro del sector y nunca quiso que haya competencia?
  • ¿Será en el país del demérito donde Falabella se va y alegan que eso es bueno para proteger al pequeño comerciante? ¿Dicen que es una decisión empresarial casual? Saben que estaban trabadas las importaciones y que había vuelto la discrecionalidad para una empresa que tiene en las importaciones un activo clave y que había que levantar el teléfono de aquellos actores relevantes en el mundo del lobby para lograr destrabarlo. Y que también vuelve a aparecer algo que ya vivimos en la Argentina y es: “a vos sí te dejo importar y a vos no”, y que en el mundo textil, de la indumentaria, de la moda, todos saben que no es lo mismo frenar siete meses como hacía un exsecretario porque pasaba la temporada y llegaba la ropa de invierno en verano.
  • ¿Se sorprenden que se vaya Falabella? ¿Se sorprenden que se queden en otras economías de América Latina, donde va a caer igual o un poquito menos la economía que en la Argentina, pero donde la estabilidad y el marco jurídico tienen cierta previsibilidad?
  • ¿Por qué se van las empresas? Se van porque ven el ranking de competitividad, y hablo de un problema estructural, sistémico del país, porque el último dato del IMD es de 2019 y ubica a la Argentina en el puesto 62 en términos de competitividad de 63 países que se habían mostrado. Es un problema estructural que tiene nuevas causas, pero que lejos están de revertirse.
  • ¿Será en el país del demérito donde un día un ministro dice una cosa y al día siguiente se hace otra? ¿Donde un día buscás el archivo de hace tres meses de un funcionario de hoy y decía todo lo contrario de lo que está llevando adelante? ¿Será por eso que hoy, si vos tenés la capacidad de ahorro y de comprar dólares te van a cobrar un tributo adicional y a cuenta? El impuesto PAIS en nueve meses recaudó 89 mil millones de pesos. Ahora, con esta medida, buscan aumentar aún más la presión tributaria.
  • ¿Qué es lo que viene en esta economía del demérito? Viene un cepo cada vez más grande con una probabilidad de éxito muy baja, porque cada vez que el cepo se amplía, lo que se restringe es la llegada de dólares, no solo la salida. Cada vez que no hay oferta de dólares en la clase media argentina, lo que pasa es que se guardan debajo del colchón, en una caja fuerte o salen del sistema. Y, como decía correctamente el ministro de Economía, “aumentar el cepo es aguantar la economía”, es ponerle un dique de contención que siempre encuentra un espacio para resquebrajarse y filtrar el agua.
  • Lo que viene es que se van a cruzar los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) de miles de cuentas, se van a cruzar las declaraciones, respecto de propiedades en Uruguay, porque se ve la cantidad de argentinos que están pidiendo su ciudadanía uruguaya y eso cae mal al poder local. Es cierto, es un segmento medio o alto, pero hay un ritmo creciente y sostenido.
  • Mientras tanto, va a aumentar la presión tributaria en un país en el cual la recaudación, la letra chica del presupuesto que se envió este martes, tiene un aumento de recaudación por encima del crecimiento del país. ¿Cómo la van a aumentar? Fiscalizando algunas compañías que tienen sede en el exterior y también otras que hicieron planificación tributaria, según datos de la AFIP, de manera incorrecta. A Uruguay ya lo están mirando con más atención.
  • Si cambian las reglas del juego y ponen arbitrajes como los que hubo durante la gestión de Cristina Kirchner, siempre entran grietas. Pero no las de 47 a 41, sino grietas de discrecionalidad donde los amigos del poder tienen la ventaja de acceder a los productos y dólares que necesitan. Si eso es transparente, no hay discrecionalidad. Si no hay discrecionalidad, hay menos propensión a la corrupción.
  • ¿Quién va a traer dólares a un país que limita el acceso a los dólares? Si no te van a dejar tenerlos, ¿para qué vas a traerlos al país? ¿Quién va a poner dólares en el mercado inmobiliario? Eso se intentó pesificar de hecho durante la gestión de Cristina y durante el lapso en que Axel Kicillof estuvo al frente de Economía, y no se logró con imposición porque la cultura argentina tiene en su memoria que se eliminaron trece ceros de nuestra moneda y que no tenés moneda, tenés un papel.
  • Las medidas que se tomaron ayer son directamente anacrónicas. La historia muestra cómo termina. ¿Tenía otra salida el gobierno nacional? Sí, había otras: tratar de aumentar la oferta, la inversión, dar previsibilidad; tratar de buscar, en un contexto de grieta, unificar, no castigar al que le va bien y tratar de premiarlo, incentivar un marco jurídico estable, decir que la Argentina va a honrar sus deudas con los que les prestaron la plata. Decir, como hizo bien Guzmán, que no había que ir a un default. Postergar tres años los pagos no es la solución. ¿Quién viene después? ¿O acaso no somos los mismos argentinos los que vamos a seguir viviendo, gane Macri, Cristina, el norte o el sur? Puede haber tres años de aire para el gobierno actual, pero el que viene después, ¿a qué va a jugar? Al eterno péndulo.
  • La prohibición y restricción como medidas solo sirven como placebos de corto plazo. Como la doble indemnización, la prohibición de despidos, ¿dónde terminan? Siempre en el mismo punto de partida. A que Falabella, por ejemplo, en lugar de reducir cierra los locales. Es más fácil. Y no digan que no les avisaron, que todo es lo mismo, que son decisiones empresariales, porque eso, señor Presidente, no tiene ningún mérito.

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