Un informe forense determinó que Ceferino Nadal murió asfixiado por la Policía de Tucumán. El hombre de 43 años gritaba que no podía respirar cuando un grupo de agentes lo redujo, con uno de ellos presionando con su rodilla sobre el cuello de Nadal. El grito de Nadal fue igual al de George Floyd, el caso que desató masivas movilizaciones en Estados contra la violencia policial.

En un primer momento, la versión policial buscó hacer pasar la muerte de Nadal como un infarto camino al hospital pero los resultados preliminares de la autopsia contrajeron esa versión, estableciendo que Nadal sufrió “asfixia de tipo mecánica”. “Sufrió en vida la comprensión violenta del cuello, lo que produjo la interrupción normal del aire a la vía aérea, y del flujo sanguíneo por un mecanismo isquémico, produciéndose asfixia de tipo mecánica”, indicaba este primer informe.

La fiscal del caso, Adriana Giannoni, ordenó un estudio complementario que estableció que Nadal murió tras sufrir una “falla miocárdica aguda, secundaria a compresión violenta cérvico torácica”. La autopsia señala “hemorragia en carótida y músculos pre vertebral, situación compatible con una compresión violenta de cuello”, según consignó Infobae.

El estudio complementario al Equipo Científico en Investigaciones Fiscales señala que hubo una compresión del cuello y tórax. Recientemente se incorporó a la causa a dos fotografías, una donde se ve a un agente con su rodilla sobre el cuello y otra donde otro policía ejerce presión sobre la columna. Nadal llegó al hospital Padilla con el esternón y cinco costillas fracturadas.

Giannoni resolvió una junta médica para el 13 de agosto para contrastar el informe preliminar, la versión del médico legal de la Policía y el estudio anatomopatológico. Por otro lado, citó para el 7 de agosto a declarar e en calidad de testigos a dos de los seis agentes que intervinieron en el hecho. Actualmente la causa no tiene imputados y los policías siguen en funciones.

Fue la Policía de Manzur

Desde un primer momento, la actitud del Gobierno de Juan Manzur fue realizar una defensa cerrada de los policías y demonizar a la víctima, como pasó con el caso de Facundo Ferreira. El ministro de Seguridad Claudio Maley declaró que el procedimiento fue “oportuno y correcto”.

Con sus declaraciones, Maley buscó inclinar a la opinión pública para justificar el crimen. También buscó ejercer presión para que no se presenten los testigos que habían señalado a los medios que Nadal gritó que no podía respirar hasta que murió y que se le negaba la asistencia ante su pedido.

El caso de Nadal ocurrió luego de la desaparición y el asesinato de Luis Espinoza, también a manos de la Policía provincial. Ambos casos muestran una vía libre para la brutalidad policial, amparada políticamente por el ministro Maley y el Gobierno de Manzur. Este envalentonamiento policial durante la cuarentena continuó arrojando casos en la provincia. Por eso es fundamental el reclamo de justicia por Ceferino Nadal y la exigencia de renuncia de Maley, garante de la brutalidad policial.

 

Fte Izquierda Diario

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